Sixto Valencia Burgos y su inmortal Memín Pinguín

lunes, 27 de abril de 2015 · 23:10
MÉXICO, D.F. (apro).- Para rendir homenaje al personaje Memín Pinguín, de la historietista Yolanda Vargas Dulché (1926-1999) y el dibujante Sixto Valencia Burgos, el gobierno de Vicente Fox emitió en junio de 2005 una serie conmemorativa con cinco timbres postales con la imagen del famoso “negrito”. Con ello provocó un auténtico revuelo nacional e internacional. Aquí porque en torno al Palacio Postal, construido por Adamo Boari en la calle de Tacuba esquina con Eje Central, se volcó una incontenible multitud de gente para comprar las planillas, ya fuera para coleccionarlas o, con visión de inversionista, revenderlas posteriormente (hoy se cotizan en diferentes precios que van de los 145 pesos una tira con los cinco, a los 1500, una planilla con diez con el sello del Servicio Postal Mexicano, en el cual está plasmada la cara del famoso personaje). A nivel internacional podría decirse que la emisión postal estuvo a punto de causar un conflicto diplomático. La Casa Blanca y el líder afroestadunidense Jesse Jackson protestaron entonces al considerarlo una afrenta y se convirtieron así, sin quererlo, en los mejores publicistas del personaje creado por Vargas Dulché en 1945, y al cual su Grupo Editorial Vid describe así: “Un negrito simpático y dicharachero, de baja estatura, que gracias a su buen humor y a su particular forma de ver el mundo conquista el corazón de sus compañeros.” El revuelo estuvo precedido por un dislate de Fox, quien semanas antes declaró que los mexicanos hacen en Estados Unidos el trabajo “que ni los negros quieren”. La historia se cuenta en el reportaje Un negrito en la casa blanca”, de esta reportera, publicado en el semanario Proceso en julio de 2005, donde también se recuerda el número de la historieta donde Memín es discriminado al llegar a Texas a una competencia de futbol. El autor de la más difundida imagen de Memín, Valencia Burgos, falleció el pasado jueves 23 de abril en la Ciudad de México a los 81 años de edad. Si bien no fue su “padre” como se difundió en algunos medios ese día, pues los primeros dibujos fueron hechos por Alberto Cabrera en la revista Pepín, la caricatura creada por Valencia desde 1963 es la más conocida. Según información del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), la historieta llegó a vender un millón y medio de ejemplares semanalmente. Una cifra enorme para un país que --se dice-- “no lee”, si bien algunos puristas remarcarán la diferencia entre leer el libro de un “reconocido e ilustre literato” de las “plañideras” historias y aventuras de Memín y sus amigos Ernestillo, Carlangas y Ricardo. Ya bien dice el historiador de la historieta Juan Manuel Aurrecoechea en la presentación del Catálogo de la historieta mexicana del siglo XX, escrito en 1999, que este género “se ha desarrollado en medio del silencio, y de no ser por unos cuantos y escandalizados vituperios tan generales como poco informados hasta hace unos cuantos años no se hablaba en público del cómic mexicano”. Ha sido el tiempo el que ha llevado a reconocer las trayectorias y quehacer artístico de creadores como Gabriel Vargas, autor de La familia Burrón, de quien se celebra este año el centenario de su natalicio; Andrés Audiffred, de quien se presentó recientemente una exposición en el Museo del Estanquillo; y el propio Sixto Valencia, quien obtuvo en 2014 el premio La Catrina en el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Nacido en Villa de Tezontepec, Hidalgo, el 28 de marzo de 1934, Sixto Valencia Burgos fue el creador de varios personajes. Su historia y obra se reúne en el libro Sixto Valencia. Una vida entre viñetas, de Luis Gantus y Melina Gatto, publicada por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, en el cual se destaca su papel como artífica del “boom de la historieta en México”, su colección de revistas y su lucha en pro de la defensa de los derechos de autor de sus colegas, señala el Conaculta. Valencia Burgos luchó por sus propios derechos contra la editorial Vid, para que le reconocieran lo que como dibujante de Memín Pinguín le correspondía. Dijo en 2010 a un medio hidalguense (www.criteriohidalgo.com/notas.asp?id=26285): “Los editores no me quieren reconocer el derecho de autor que me corresponde, aun cuando eso es lo que me mueve, es mi seguridad, es mi manera de trabajar y por ello se debería de respetar, pero no quieren. Siempre salen con que no pueden darme derecho de autor, ni regalías porque están en números rojos.” No negó entonces que la historia del personaje fue creación de Vargas Dulché, “pero desde 1963 yo he hecho el dibujo. Ellos alegan que fue un trabajo por encargo y eso anula toda clase de derechos, pero yo registré el dibujo, la obra artística en 1982. Quiero que lo reconozcan y un porcentaje”. Fue justa su demanda. Y aunque su nombre pueda llegar a olvidarse; Sixto Valencia Burgos ya es inmortal con Memín.  

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