Presentan libro sobre el periodismo de Elena Garro
MÉXICO, D.F., (apro).- La investigadora Patricia Rosas Lopátegui presentó la segunda edición ampliada de ‘El asesinato de Elena Garro, periodismo a través de una perspectiva biográfica’ (2015), con motivo del décimo séptimo aniversario luctuoso de la escritora, que se cumple este sábado.
Con la extensa recopilación, la investigadora de la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos) permite conocer la obra entera de Garro y adentrarse en torno de su polémica figura.
La presentación del libro se realizó la noche de ayer en el Centro Cultural Elena Garro, localizado en la delegación Coyoacán, con la participación de la autora y los periodistas Jesús Alejo Santiago, de Radio Educación y Milenio; Judith Amador Tello, de Proceso, y Víctor Manuel Torres, editor de la sección cultural de Excélsior.
Editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, con prólogo de la narradora María Luisa ‘La China’ Mendoza, el nuevo volumen de Rosas Lopátegui reúne en 1090 páginas más de tres décadas del trabajo periodístico de la autora de ‘Los recuerdos del porvenir’ (1963), con reportajes, semblanzas, entrevistas, artículos de opinión y ensayos, además del trabajo biográfico para comprender mejor a una Elena Garro relegada en su momento, pero reivindicada por su trayectoria en las letras.
Durante su alocución, Alejo Santiago consideró a la dramaturga nacida en Puebla el 12 de diciembre de 1916, como la escritora mexicana más importante del siglo XX.
“Hay muchos pasajes en la historia de la escritora que son recuperadas en ‘El asesinato de Elena Garro, periodismo a través de una perspectiva biográfica, en particular su relación con Octavio Paz y en especial su pasaje con la intelectualidad a raíz de la matanza de Tlatelolco de 1968, donde se le acusó de espía del gobierno y se vio condenada a salir al exilio alrededor de dos décadas. Muchas partes poco iluminadas donde Lopátegui nos permite ver con luz esa historia”.
Prosiguió: “Elena Garro fue una mujer que transitó sola en un universo un tanto adverso, aunque habría que preguntarse hasta qué punto esa soledad fue más bien buscada. Elena Garro es considerada una de las escritoras más importantes del siglo XX, si no es que es la más importante, lo mismo por tirios que por troyanos, eso no podemos olvidarlo. Un personaje no sólo lleno de contradicciones, como todos los seres humanos, lleno de enigmas, misterios, dudas, y por eso uno de esos seres que despierta interés con el tiempo. En una entrevista en ‘Diorama de la cultura’ de 1965, Carlos Landeros le preguntó: ‘¿Por qué no te tomas más en serio como escritora?’, a lo que Elena Garró respondió: ‘Carlos, siempre fui coqueta, no soy yo la que me debo tomar en serio, sino ustedes, mis millones de lectores’”.
En su oportunidad, la periodista Judith Amador Tello destacó que el “vastísimo” trabajo periodístico que Rosas Lopátegui recopiló es una nueva ventana para que otros investigadores aborden el trabajo de la novelista, dramaturga y periodista.
“Los temas que tocan el libro son diversos, como la guerra fría y los intelectuales bajo el espionaje de la CIA; Elena Garro en el Informe Warren (1963-1964), donde se habla de un encuentro de Garro con Lee Harvey Oswald, el asesino oficial de John F. Kennedy, abordado por el reportero de Proceso Jorge Carrasco, lo mismo que la breve plática de otra reportera de la revista, Columba Vértiz, y una reseña del crítico literario Jorge Munguía Espitia. El libro permite conocer más sobre su relación con el político priista Carlos A. Madrazo Becerra, y los relatos, semblanzas o las entrevistas que hizo con Frida Kahlo o Isabela Corona, que son más un artículo de opinión, y en el caso de la actriz hasta se da la oportunidad de denunciar la falta de un verdadero teatro mexicano.
Uno de los grandes méritos de Rosas Lopátegui al darse a la tarea de buscar, investigar y reunir todo cronológicamente en este material hemerográfico, añadió Amador, “es que ya les hizo la mitad del trabajo a muchos investigadores que podrán abordarla desde otras ópticas: Garro y su relación con Carlos A. Madrazo; Garro y el teatro; Garro y las causas sociales; Garro y la Revolución mexicana; Garro y el lío con el Ballet Folclórico de Amalia Hernández por la filmación de ‘De noche vienes’, que acabó por distanciarlas; Garro y la persecución policiaca; Garro en el destierro y, por qué no, Garro en su paranoia de la que ha hablado Elena Poniatowska, o Garro y su relación con Octavio Paz, el casi intocable Octavio Paz, el ególatra, el machista dominante que ella retrata y que nos acerca a un personaje más humanizado del que presentaron hace un año en sus múltiples homenajes (con motivo del centenario de su natalicio), y que aun cuando Ricardo Cayuela dijo que presentarían a un Paz menos acartonado, reconoció que acabaron por elevarlo más en el pedestal.”
La periodista de Proceso también comentó sobre los pasajes del libro que más le llamaron la atención y los reportajes que Garro escribió al ingresar al Centro de Observación para el Tribunal de Menores y luego en la Casa de Orientación para mujeres en Coyoacán, y que sin duda resultan un trabajo interesante en el volumen.
Por su parte, Víctor Manuel Torres recordó el movimiento de 1968, que la propia Garro tildó de fallido, y calificó a la escritora de intelectual cosmopolita, pero sobre todo una mujer adelantada a su época, con ideas deslumbrantes que no sólo incomodaron a los del poder en turno, sino más allá.
“En cada página de este libro aparece incandescente una figura tan compleja como íntegra: Elena Garro. Este libro es finalmente un lacerado y espléndido alegato a favor de una escritora a partir de la definición puntual de todos sus contornos, sus recovecos y todos sus tiempos.”
Al tomar la palabra, Rosas Lopátegui (Tuxpan, Veracruz, 1954), profesora de literatura mexicana e hispanoamericana en la Universidad de Nuevo México y autora de otros dos libros sobre la escritora –‘Yo solo soy memoria’, biografía visual de Elena Garro, y ‘Testimonios sobre Elena Garro’, biografía exclusiva y autorizada por la propia Garro–, señaló que esos dos volúmenes, junto con ‘El asesinato de Elena Garro, periodismo a través de una perspectiva biográfica’, hacen una especie de trilogía.
“Si esta segunda edición aumentada salió muy voluminosa se debe a que intenta reflejar el carácter multidimensional de la autora, pues al mismo tiempo que se desempeñaba como periodista, en defensa de la igualdad genérica, la reforma agraria, la justicia social, ella como dramaturga, novelista, cuentista y guionista, también era fuente de noticias periodísticas. Entonces, en un intento por reproducir su versatilidad y su palabra combativa, el lector tiene frente a él a la periodista de acción y simultáneamente a la creadora con su ingenio impar, y a los reporteros que escribieron sobre su activismo y aportaciones a las letras en lengua español.
“El lector se encuentra frente al periodismo de Elena Garro, y el periodismo en torno a ella, Elena en acción y Elena en la mira. La voz subversiva y valiente de una intelectual que no se amedrentó ante el poder”.
Antes de concluir el evento se realizó una ronda de preguntas, entre las cuales destacó la de un joven. ¿Se puede reivindicar Elena Garro?, preguntó. Rosas Lopátegui respondió: “Sí, sí, sí, de eso se trata, por eso salieron más de mil páginas, porque en el primer volumen no pude contar todo… son muchos aspectos y muchas cosas, y si pudiera sintetizarlo de alguna manera, sería --y esto está vigente-- que la leyenda negra en torno a Elena Garro fue construida desde el poder. Era una figura que molestaba al sistema, una mujer que también tenemos que ubicar en la época de la década de los 50 y 60, donde escribir y publicar en contra de la dictadura del PRI y los terratenientes era tener un gran valor, y lo más irónico era que desde el poder se le acusó de instigadora del movimiento estudiantil del 68, cuando ella no creía en el movimiento estudiantil. Hay muchos mitos que son difíciles de reconstruir, porque el poder tiene muchas herramientas. Fueron muchos factores”.
Lopátegui continuó: “A Elena se le asesinó con el silenciamiento, el descrédito, la descalificación. La trataron de loca, de soplona, donde también los intelectuales siguieron ese juego sucio, no sé si por temor o miedo. Seis días después del famoso ‘halconazo’ (junio de 1971), Octavio Paz, en un texto que publicó en ‘Excélsior’, avala y defiende la política de Luis Echeverría y dice que está creando la democracia en México y que hay que creer en él. Carlos Fuentes se dedicó a avalar la política de Echeverría, y así hay muchos mitos.”