Libro sobre asalto al cuartel de Madera "hermana" a víctimas de la violencia

martes, 22 de septiembre de 2015 · 22:12
CHIHUAHUA, Chih. (apro).- En un encuentro entre sobrevivientes y descendientes de guerrilleros y activistas de Chihuahua y Guerrero, entidades hermanadas por luchas sociales, se presentó el libro Del asalto al cuartel de Madera a la reparación del daño a víctimas de la violencia, de Evangelina Sánchez, Gil Arturo Ferrer, Claudia E.G. Rangel, Rafael Aréstegui y Judith Solís. El libro fue presentado por uno de los autores, el maestro Gil Arturo Ferrer, así como Alicia de los Ríos –hija de Alicia Merino, víctima de desaparición forzada, detenida el 5 de enero de 1978– y Laura Gaytán, familiar de cuatro protagonistas del asalto al cuartel de Madera el 23 de septiembre de 1965. “Hoy como ayer, nos siguen faltando nuestros familiares insumisos, comprometidos. Hoy nos siguen faltando 43 jóvenes normalistas guerrerenses”, dijo la chihuahuense De los Ríos Merino. En su intervención, recordó que “la dolorosa lucha social” de las décadas de los años 60 y 70 hermanó a los familiares, principalmente a mujeres que continuaron la lucha desde la clandestinidad. “Nos encontramos a las viudas, a los huérfanos, a los proscritos, a las señaladas, a los que no ganaron, a las que vencieron tejiendo redes fraternales de solidaridad, cariño, de sobrevivencia, de esperanza de memoria”, dijo. La mujer recordó a las víctimas y a los sobrevivientes, así como a otros hombres y mujeres que hace 50 años observaron el mundo que les tocó vivir y no lo quisieron de esa manera. “La mecánica de horror contrainsurgente trajo nuevas formas de organización en defensa de los detenidos y desaparecidos, en la cual las mujeres fueron y siguen siendo en la mayoría de los casos, protagonistas”. Continúo: “El libro refuerza una línea de investigación no suficientemente explorada, la unión de dos tradiciones  posrevolucionaria y campesina, que resurgieron en uno de los momentos más álgidos de la ‘guerra fría’, liderados por jóvenes maestros rurales y comunistas, tanto en la serranía de Chihuahua como en la sierra de Atoyac, Guerrero”. En 1969, en ese estado inició el modelo de desaparición forzada como mecanismo para sembrar pánico y el duelo entre las organizaciones insurgentes, así como en las comunidades y familias, acusó la activista. Laura Gaytán, expresa política, opinó que Madera 65 se entrelaza con circunstancias locales, nacionales e internacionales, cuando había una polarización del mundo en dos grandes bloques: los países cercanos a la URSS con una visión de sociedad y los países capitalistas. “Además (Madera 65) es el reflejo de la continuidad de reclamos de los campesinos de la Revolución Mexicana que surgió en los 60 y los 70, porque con el reparto de tierra los campesinos fueron desposeídos y a expensas de los terratenientes como los Vallina con Bosques de Chihuahua y el latifundio de la familia Herts”, ejemplificó. La activista destacó la historia de mujeres guerrerenses que fueron reprimidas de manera genocida, sólo por ser familiares, amigas o compañeras de combatientes de Lucio Cabañas. Es necesario, dijo, rescatarlas luego de que han sido invisibilizadas de la historia mexicana. “Sólo han sido tomadas como agentes secundarias a la sombra de caudillos”, agregó. Sobre la reparación del daño de las víctimas de la ‘guerra sucia’ y víctimas del pasado, Gaytán recordó que el Estado mexicano ha sido sancionado por la represión de la década de los 70, con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso Rosendo Radilla. Por ese caso, piden indemnizar a 265 víctimas, entre ellas la viuda de José Luis Martínez y Laura Gaytán. Sin embargo, dijo, el Estado mexicano sólo ha atendido la reparación del daño económico. “Es una ofensa para las familias, la reparación económica es bienvenida siempre y cuando sea atendido el resto de los puntos de la recomendación, que digan dónde están nuestros desaparecidos, un juicio justo, quién los desapareció, entre los que se encuentran (Luis) Echeverría y López Portillo”. Recibir el dinero, asentó, sería un acto de deslealtad a principios de los mismos guerrilleros y un acto de ingratitud hacia las mujeres que han reclamado más de 40 años la presencia de sus hijos y esposos. Durante la presentación del libro Del asalto al cuartel de Madera a la reparación del daño a víctimas de la violencia, Gil Arturo Ferrer recordó anécdotas que vivió con los protagonistas de las guerrillas de Chihuahua y Guerrero. Entre el público asistente estaba Pablo Cabañas Barrientos, hermano de Lucio, quien evidenció que varios familiares de los líderes de luchas que trascendieron en el país, viven en la miseria. Los asistentes pidieron hacer presentes a las mujeres como Judith Reyes, quien acompañó el movimiento guerrillero con sus canciones, entre otras mujeres pilares en aquella lucha. El periodista Francisco Javier Pizarro calificó la obra como la aportación sustantiva de un conocimiento profundo del asalto al cuartel de Madera, que fue un parteaguas en la historia de México.

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