Promueve la Ibero el recorrido 'La visita de las siete casas… siete cantinas históricas”

lunes, 18 de enero de 2016 · 16:03
MÉXICO, DF (apro).- La Universidad Iberoamericana promueve el recorrido: “La visita de las siete casas… siete cantinas históricas” en el Centro Histórico de esta ciudad para recuperar el gusto por esos espacios “vivos” que han languidecido ante el predominio de la televisión y los bares con pantallas y música a todo volumen. La idea, impulsada a través del Programa Historia Viva del Departamento de Historia de la Ibero, pretende recuperar la figura de la cantina como centro de discusión política y cultural ya que actualmente están “en peligro de extinción. El recorrido se llevará a cabo el próximo 30 de enero, será abierto a todo público y dirigido Luis Arturo García Dávalos, académico del Departamento de Historia de la Ibero, quien llevará a los interesados a conocer siete cantinas históricas en un recorrido de aproximadamente tres horas. Se visitarán siete de las cantinas más significativas del Centro Histórico:
  •  La Ópera (1876): Ubicada en 5 de mayo y Filomeno Mata, a donde acudía Porfirio Díaz. Está ambientada con mobiliario traído de Barcelona, y “fue el lugar donde don Porfirio le enseñó a México a usar los cubiertos”, decía Salvador Novo. Décadas después fue frecuentada por escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis.
  •  El Gallo de Oro (1874): Segunda cantina de México, fue el centro de reunión de la bohemia romántica. Personajes como José Martí, Filomeno Mata, Salvador Díaz Mirón y otros personajes departían en este sitio. En su época de oro fue el punto de reunión para decenas de banqueros.
  •  La Faena (1954): Catedral del toro, fue creada por la Asociación de Novilleros y se encuentra adornada con trajes de los grandes toreros de la primera mitad del siglo XX. Antes fue un salón del Hotel Mancera, uno de los más elegantes el siglo XIX.
  •  La Vaquita (1925): Cuna del comunismo mexicano, en la planta alta albergaba las oficinas del Partido Comunista. En sus mesas se editaba el periódico El Machete, y en esta cantina trabajó como mesero Mario Moreno Cantinflas.
  •  La India (1919): Templo del nacionalismo revolucionario desde 1919 fue punto de encuentro para revolucionarios, en la década de los 40 se volvió un segundo hogar para los exiliados cubanos.
  •  Bar Mancera (1940): Ubicado en lo que a finales del siglo XVIII fue el Palacio de los Marqueses de Selva Nevada, posteriormente se convirtió en parte del lujoso Hotel Mancera, que cerró sus puertas en 1979.
  •  La Bota (2005): En este barroco y ecléctico establecimiento se busca dar continuidad a las cantinas de la época de oro.
El poeta Salvador Novo, señaló el académico de la Ibero, describía a las cantinas como “templos de dos puertas” y relató que surgieron tras la invasión estadunidense, cuando las tabernas-vinaterías españolas se convirtieron en algo más parecido al saloon norteamericano o al cantuccio italiano. La cantina, apuntó, se volvió el “templo sagrado de la masculinidad” desde tiempos de Porfirio Díaz y hasta el sexenio del presidente José López Portillo, aunque su época de oro fue la posrevolucionaria. Durante el terremoto del 85 las cantinas sufrieron un primer golpe, sobre todo los establecimientos más antiguos, ubicados en el entonces barrio universitario, refirió el académico de la Ibero. “Mucha gente cree que son lugares viejos y para adultos mayores, pero cada uno tiene su personalidad, además de ser parte de la historia reciente de México”, indicó García Dávalos, quien aseguró que gran parte de la cultura y política mexicana se construyó en cantinas, muchas de ellas históricas. Además, dijo, es un lugar para compartir ideas, sentimientos y vivencias. La diferencia de la cantina mexicana es que en ella se habla de política y negocios, además de ser centro de la construcción del discurso cultural, subrayó.

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