Las letras de las canciones de Dylan

miércoles, 19 de octubre de 2016 · 10:29
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una de las primeras canciones de protesta escritas por Bob Dylan en 1963 es “The Death of Emmett Till” (La muerte de Emmett Till), también conocida como “La balada de Emmett Till”, exhortación para denunciar procesos amañados y atrocidades raciales en Estados Unidos. Desde 1880 y hasta la década de los sesenta del siglo pasado, la segregación contra los negros se mantuvo en la mayoría de los estados norteamericanos a través de las no escritas “leyes Jim Crow” --llamadas así por el personaje de color en los antiguos espectáculos minstrel shows--, las cuales consideraban legal castigar a miembros de otra raza que intentaran cualquier asociación con gente blanca. Ofrecemos esta lírica en traducción al castellano, así como otras dos piezas de canciones de Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2016.
“La balada de Emmett Till” Sucedió no hace mucho tiempo en Mississippi Cuando un chico de la ciudad de Chicago llegó a una senda sureña. Esta es la espantosa tragedia que aún recuerdo muy bien, el color de su piel era negro y su nombre era Emmett Till. Unos tipos lo arrastraron hasta un establo y ahí lo molieron a palos. Dijeron tener cierto motivo, pero no recuerdo cuál. Lo torturaron y le hicieron cosas tan malignas como para repetirlas. Gritos escandalosos salían del granero y afuera en la calle sonaban carcajadas. Entonces revolcaron su cuerpo hacia un precipicio, en medio de una roja lluvia ensangrentada y lo arrojaron a las vastas aguas para acallar sus dolorosos alaridos. La razón por la que lo mataron allí y estoy seguro no es mentira, Fue simplemente por el gusto de asesinarlo y contemplar cuán lentamente moría. Para que Estados Unidos frenase la alharaca del proceso, dos hermanos confesaron haber despachado al pobre Emmett Till. Pero entre los jueces había algunos hombres quienes asistieron a los hermanos en el horripilante crimen. Y así este juicio resultó una burla, aunque a nadie pareció importarle. Leí los diarios matutinos, mas no aguanté ver a los dos hermanos descendiendo por las escaleras de los tribunales. Y es que el jurado los declaró inocentes y esos hermanos salieron libres. En tanto que el cuerpo de Emmett navega por la espuma del mar sureño de Jim Crow. Si no puedes externar tu opinión en contra de esta clase de cosas, un crimen que es tan injusto, tus ojos se llenarán con la tierra de los muertos, tu mente se hallará repleta de cenizas. Tus brazos y piernas merecen estar entre grilletes y cadenas, y los fluidos de tu sangre no deben circular, ¡ya que permites que esta raza humana caiga inconcebiblemente tan bajo! Esta canción es sólo una señal de advertencia a tu prójimo respecto de este tipo de ondas que acontecen hoy bajo las ropas fantasmales del Ku Klux Klan. Pero si nosotros todos, gente, pensáramos de forma similar, si diéramos todo lo que podemos dar, convertiríamos este inmenso país nuestro en un lugar más grandioso para vivir.
“Lay Lady Lay” Recuéstate, dama, recuéstate, acuéstate en mi camastro de metal. Recuéstate, dama, recuéstate, acuéstate en mi camastro de metal. Los colores que traigas en tu mente te los mostraré y verás cómo brillan. Recuéstate, dama, recuéstate, acuéstate en mi camastro de metal. Quédate, dama, quédate, quédate con tu hombre un rato. Hasta que rompa la alborada, permíteme ver cómo haces que él sonría. Sus ropas están cochinas y sus manos, limpias. Y tú eres la mejor cosa que él jamás haya visto. Quédate, dama, quédate, quédate con tu hombre un rato. ¿Para qué esperar más a que el mundo comience, si también puedes tener tu pastel y comértelo? ¿Por qué esperar a quien has de amar, cuando él está parado frente a ti? Recuéstate, dama, recuéstate, acuéstate en mi camastro de metal. Quédate, nena, quédate, quédate mientras la noche está por venir. Añoro verte al iluminarse el día, anhelo alcanzarte en la noche. Recuéstate, dama, recuéstate, acuéstate mientras la noche está por venir.?
(“Recuéstate, dama, recuéstate”, del disco Nashville Skyline, de 1969.)
When I Paint My Masterpiece” ¡Ay!, las calles de Roma están llenas de canto rodado, hay huellas ancestrales por doquier. Casi podrías sentir que estás viendo doble, postrado una gélida noche oscura ante las Escaleras de España. Tengo prisa para ir a mi habitación del hotel, donde conseguí una cita con la nieta de Botticelli. Ella juró que ahí estará conmigo puntual, cuando pinte mi obra maestra. ¡Ah, cuántas horas pasé dentro del Coliseo, perreando a las leonas y perdiendo el tiempo! ¡Apenas y pude pararme ante tantos reyes poderosos de la selva para verlos, ni cabe duda que fue una larga cuesta arriba! Las ruedas del ferrocarril avanzan por mis recuerdos, mientras yo corro persiguiendo a unas pavitas salvajes. Algún día todo ha de ser terso como una rapsodia, cuando pinte mi obra maestra. Navegando el mundo en una góndola sucia, ¡Oh, para volver a la tierra de la Coca-Cola! Dejé Roma y aterricé en Bruselas, en un avión tan pero tan papalote que casi me hizo chillar. Clérigos en uniforme y nenas ejercitando músculos, el mundo entero merodeaba para verme llegar. Los reporteros chupeteaban chayotes, y tuvieron que ser contenidos por hordas de policías. Alguna vez todo tendrá que ser distinto, cuando pinte mi obra maestra.
(“Cuando pinte mi obra maestra”, del álbum New Morning, 1963. Versiones de Roberto Ponce.)

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