Exposición 'El cuerpo como campo de subversión” abre la FILO 2016 en Oaxaca

viernes, 11 de noviembre de 2016 · 18:39
OAXACA, Oax. (apro).- Con la inauguración de la exposición “El cuerpo como campo de subversión” arranca hoy la 36 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO 2016), en donde Chile es el país invitado de honor. La exposición, que será inaugurada en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, contará con la presencia de los reconocidos artistas chilenos Paz Errázuriz, Mauricio Toro Goya, Zaida González, Andrés Durán, Nicolás Rupcich y Andrés Figueroa, quienes forman parte de "El cuerpo como campo de subversión”, bajo la curaduría de Andrea Jösch. La edición 36 de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) tiene programadas más de 300 actividades, entre talleres, presentaciones de libros, conciertos, funciones de teatro, entre otras, cuyo eje rector es la memoria. La fotógrafa, académica, investigadora de la Facultad de Arte de la Universidad Finis Terrae y destacada curadora de fotografía contemporánea de Chile, Andrea Jösch, manifestó que esta muestra forma parte del Proyecto de Cooperación Cultural Chile-México, con el objetivo de fortalecer vínculos entre ambos países, propiciar el cruce e intercambio cultural y generar instancias de difusión y circulación de los artistas y sus obras. En rueda de prensa, la curadora chilena lamentó el triunfo del magnate estadunidense Donald Trump, ya que eso confirma que existe una “democracia de la visualidad”, donde los ciudadanos en realidad votan a través de la mirada y no por la razón. “Y eso hace que la fotografía tenga un rol más relevante en el mundo. Creo que todavía somos unos analfabetas de la mirada, y que la educación y la formación, a través de la imagen, es más importante”. Respecto de esta exposición sobre el cuerpo, destaca una serie de fotografías de travestis de los años 86-87, así como de un marginalizado por su condición sexual en una dictadura feroz con Augusto Pinochet. La chilena de nacimiento y mexicana de corazón resaltó que la exposición tiene como idea primordial entender la fotografía como un lenguaje demasiado relevante que muchas veces no se toma en cuenta. Y es que “hemos estado en los últimos 150 años con ciertos tipos de imágenes, mismas que después se enseñan a niños en el colegio y que son imágenes prejuiciosas y estandarizadas”. Jösch plantea una reflexión en torno a la representación del cuerpo como sistema de poder, a través de la obra de artistas chilenos interesados en el problema de la imagen. “La intención es poner en tensión la relación del individuo invisibilizado, con la sobreproducción de representación en la cual estamos inmersos. El problema es visto desde la dislocación entre imagen, mediación y construcción simbólica a través de la borrosidad social de lo corpóreo”, puntualizó. También explicó que tres series retratan al sujeto marginalizado; Paz Errázuriz, con la serie La manzana de Adán (1989), retrata a travestis que explotan su sexualidad como forma de sobrevivir a la negación social, intentando construir una comunidad libre, en medio de una dictadura militar represiva y violenta. Mientras que Andrés Figueroa retrata en su serie Tiradores (2013-2015) a personas provenientes de la periferia social, que con su fuerza física arrastran carros que contienen los puestos y la mercadería de las ferias libres. Un retrato de la condición humana en tiempos en donde aquello nos recuerda lo frágil de nuestro sistema social y económico. A su vez Zaida González, en su insistencia sobre el retrato de género, propone en Ni lágrimas ni culpa (2011-2016), imágenes cargadas de citas sobre la cotidianeidad de la espera y del desamparo, pero también sobre el cuerpo como rebelión frente a la norma y el prejuicio visual. Estos trabajos tensionan la condición del cuerpo normado, construyendo mapas humanos cargados de bordes y marginalidades que nos permiten mirar un poco más acá, para ingresar al territorio de lo humano. Andrés Durán habla de otros cuerpos, en Monumento editado (2014-2016), los de la estatuaria republicana que se inserta dentro de la ciudad contemporánea y que conllevan simbolismos tan grandilocuentes como el de nación o patriotismo. Héroes consumados que son alterados para transformarse en esculturas críticas del sistema, tanto de la historia como de la memoria, una maniobra frente a las representaciones construidas por los vencedores. Esta reflexión la atraviesa también Nicolás Rupcich en el vídeo “ML” (2011), borrando toda información de la sala donde está emplazada la Mona Lisa, en el Museo de Louvre, dejando a la vista un centenar de turistas atiborrados que fotografían o graban a través de diversos dispositivos móviles la pintura. Así, la experiencia de la contemplación ha variado a tal extremo, que hoy está mediada por la capacidad óptica de los dispositivos, perdiéndose la capacidad del asombro o de la relación con la corporalidad de las cosas. En Tod der Sonne (2015), el público ingresa a un tiempo otro, el de la corporalidad de la mirada, dejando paso a la reflexión en torno al tiempo de las imágenes y al espacio de las transmutaciones. Y Mauricio Toro Goya reflexiona sobre el caos, el mestizaje, la parodia y el simulacro. Una constante y persistente contradicción de nuestros pueblos, que ejercen su autonomía y su transculturización sin tapujos, mientras que la frontera la ponen otros, aquellos que imponen un mundo sin densidad. El cabello de la Virgen (2015) es un cortometraje donde las dimensiones de la vida y la muerte proponen una rebelión poética entre el mestizaje cultural y la hibridez corporal. En ella se considera que la representación de los cuerpos ha sido narrada insistentemente por los que ejercen el poder, penetrando en nuestras vidas de forma violenta e insistente, ya sea a través de los medios de comunicaciones, las narraciones históricas oficiales o las aulas escolares, convirtiendo a los sujetos en sistemas de especulación corporal. La subversión de la mirada que proponen estos artistas permite abrir un espacio de reflexión sobre la condición humana y la memoria social. En la conferencia de prensa estuvieron Adriana Chávez, directora del CFMAB; Daniel Brena, director del Centro de las Artes de San Agustín; Vania Reséndiz, presidenta del Fondo Ventura, y Guillermo Quijas, director de la Feria Internacional del Libro Oaxaca, quien reconoció que este proyecto se realizó en año y medio de trabajo con el apoyo de la directora de la Galería Chile Arte, Alejandra Araya Hernández.

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