"La Llegada": ciencia ficción espiritual

viernes, 11 de noviembre de 2016 · 22:38
MONTERREY, NL (apro).- La Llegada (Arrival) es una maravillosa experiencia que combina, en un grado artístico superior, la ciencia ficción alienígena con la espiritual. El francés Denis Villeneuve consigue avanzar muchos pasos hacia adelante en las historias sobre extraterrestres que llegan a la Tierra. En esta ocasión mezcla, conmovedoramente, las extrañas introspecciones de una experta lingüista (Amy Adams) que tiene el don de los idiomas, con sus angustias por saberse responsable del futuro de la humanidad. La experiencia de La Llegada se vive en varios planos emocionales y narrativos. En un manejo magistral de los tiempos, la adaptación de la novela de Ted Chiang incorpora reiterativas anacronías, hacia adelante y hacia atrás, que se van ensamblando suavemente con los eventos del presente. Las prolepsis van adquiriendo sentido en la mente confundida de la sigilosa traductora, que enfrenta la abrumadora responsabilidad de descifrar mensajes de personas venidas de una galaxia desconocida. El título obvio remite a la llegada de naves espaciales que quedan suspendidas sobre la superficie de la tierra. La amenaza es inminente y el discurso de la xenofobia resurge. La intolerancia impera en una civilización comprimida en su pequeño entorno planetario. Villeneuve opta por dramatizar el avistamiento. Hay imágenes perturbadoras de seres extraños y exhibiciones asombrosas de una tecnología súper avanzada. Pero, afortunadamente, no hay disparos láser ni persecuciones. La violencia está en el aire, pero sólo como un recurso de política distorsionada por la ignorancia y la cerrazón. Es discreta y poco espectacular, la interpretación del contacto con extraterrestres, esperado durante milenios. El arte es minimalista. Las naves son de formas elementales y su interior, también. Pero lo realmente interesante es la lucha de humanistas por imponer la ciencia sobre los misiles. El futuro de la humanidad depende de la comunicación. La desesperación de los líderes del globo hace urgente conocer las intenciones de los recién llegados y el tiempo se agota. Steve Spielberg hizo en Encuentros cercanos del tercer Tipo (Close encounters of the third kind) su propia lectura sobre el contacto de los mundos. La comunicación era también indispensable, para vencer los miedos mutuos Aquella visión era amable y luminosa. Esta es sombría y lúgubre. El suspenso es permanente. Los esfuerzos por contener la amenaza se concentran en establecer un diálogo que parece imposible, entre seres venidos de algún sitio impreciso del universo, con los que no existe nada en común. Sin embargo, acá entre terrícolas, la conexión también se corta, pese a que están conectados por una lengua común. La ciencia sucumbe a las armas y a la estupidez. Parece que no hay salida. El colapso es inminente. La catástrofe se avecina. Pero en una jornada caótica, en la que se alistan los proyectiles, existe aún la esperanza de un alma iluminada. El desenlace es una soberbia pieza climática en la que ser un ser humano, en el momento culminante de la desesperación de toda la raza, sublima todos sus potenciales para alcanzar un punto de inspiración sobrenatural, un toque de misticismo, un aliento divino para encontrar una posible solución a la debacle. Pero tal vez no alcance el tiempo. La Llegada es una enorme producción, lo mismo por su propósito narrativo, y por la grandeza de su aportación cinematográfica. Es de las mejores cintas de la presente década.

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