Ceprodac: experimentación escénica

martes, 22 de noviembre de 2016 · 20:48
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- ¿Quién se ha imaginado como autor de una coreografía de danza contemporánea? Si existe alguien en este país, hay buenas noticias: Ese deseo se cumple en el contexto de la Conferencia Coreográfica Interactiva, El pensamiento del artista, que Eleno Guzmán impartió junto al Ceprodac (Centro de Producción de Danza Contemporánea) en el nuevo plantel de la UAM-Cuajimalpa, donde se estudia para ser abogado, diseñador, humanista o ingeniero. La conferencia se realizó en el piso 4 del plantel, un espacio de recreación universitaria en el que se encuentran mesas de ping-pong y vista panorámica a la urbe capitalina. El director ejecutivo de la compañía pidió a los estudiantes una idea libre para que el elenco, integrado por Tzitzi Benavides, Guillermo Magallón, Ernesto Peart y Rebeca Portillo, realizara in situ una coreografía. Jennie Jiménez, alumna de la carrera de diseño, fue quien aportó el concepto inmediatamente. El conjunto de bailarines, entonces, construyó una secuencia de movimientos que marcaban planos diferentes y superficies distintas como una exploración abstracta de trazos en el espacio sin narrativa, basados en la idea “diseño”. Minutos antes de esta escenificación, Eleno Guzmán había propiciado el acercamiento entre bailarines y universitarios al presentar públicamente al equipo artístico del Ceprodac, que en esta ocasión era visitante en el plantel por la coordinación de Lydia Margules –hecho poco común, pues habitualmente los espectadores asisten a los foros donde el Ceprodac se presenta. La conferencia –experimentación escénica que combina coreografía y pedagogía– se inició con una intención clara para los estudiantes: saber qué es la danza contemporánea. Tal cuestión epistemológica fue ambiciosa pero importante, dado que plantearla y construir el significado colectivamente durante la conferencia, contrarresta el desconocimiento sobre esta disciplina artística, posible factor de la ausencia de la sociedad como su público interlocutor. Eleno Guzmán, exbailarín de danza contemporánea y exsubdirector de Artes Escénicas del Centro de las Artes de San Luis Potosí, como conferencista performático, era vital. Él articulaba, dinámicamente, momentos diferenciados y complementarios de la experiencia coreo-pedagógica. Es decir, lo mismo explicaba la teoría semiótica de Peirce –de la cual es especialista– que enseñaba la representativa coreografía The Nelken Line, de Pina Bausch, para que los estudiantes bailaran la teoría, pues en dicha danza están simbolizadas las estaciones del año con gestos del cuerpo. El momento climático de la conferencia fue el juego performático After Talk, en el que bailarines y estudiantes dialogaban sobre una obra coreográfica que no existía materialmente, pero sí en su imaginario colectivo. Así, artistas y público improvisaban la conversación, como si la coreografía imaginada tuviera sentido para ambos, diluyendo la figura del autor. La conferencia concluyó con una danza que usaba literalmente las mesas de ping-pong como ambiente de un encuentro amoroso entre dos cuerpos y con un nuevo significado de danza contemporánea para los asistentes: “La danza contemporánea nos conecta” (Jennie Jiménez). Esta experimentación escénica aportó contexto y formato al vincular un campo artístico con otro de diferente naturaleza, donde la relación entre bailarín y espectador es un intercambio. Y logró, además, público nuevo para la danza contemporánea.­

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