Sing: ¡Ven y canta!: tu sueño posible  

viernes, 23 de diciembre de 2016 · 20:34
MONTERREY (apro).- Un entusiasta koala, propietario de un teatro, enfrenta problemas financieros para evitar que el banco lo embargue. En su desesperación, convoca a un concurso de aficionados y reúne a un grupo heterogéneo de aspirantes a artistas que buscan alcanzar la fama. Las audiciones, como se espera, no saldrán de acuerdo al plan, pero el visionario marsupial, no se detendrá hasta conseguir su propósito de crear un musical. Aunque tenga que sobreponerse al peor de los desastres. Sing: ¡Ven y canta! (Sing) reúne a un soberbio casting de voces Matthew McConaughey, Reese Whiterspoon, Scarlett Johansson, Seth MacFarlane y John C. Reilly quienes, en contraste con su gigantesca reputación, representan, todos, personajes apocados, tímidos, protagonistas improbables. La historia es un musical de cuño tradicional. Pasa por todos los clichés de la conocidísima anécdota del empresario que hará lo imposible por conservar su local. Y, claro, recurre a las locuras como recurso último para salvar el sitio que le da la vida, identidad y pertenencia. Illumination, el estudio de animación de la Universal, entrega una producción con una segura dirección, que tiene un ritmo sostenido y con una audaz edición, con emocionantes escenas de acción y persecuciones. Gareth Jennings, que escribe la historia y la codirige con Christophe Lourdelet, consigue crear una atmósfera enternecedora en una aventura cotidiana, de corte familiar y sin seres humanos, que gustará a chicos y grandes. El koala es un ser sencillo y noble que cree en la fuerza de la voluntad. Nada puede derrotar su optimismo. Auxiliado por una torpe asistente consigue aglomerar, bajo el teatro, a otros soñadores. No lo sabe, pero en su experimento de reallity show, se aproxima a su ruina. Por un error, ha conseguido convocar, en su teatro de esplendor pasado, a un concurso de talentos con una bolsa abultadísima. Sin embargo, decide no detenerse, porque tiene fe en la vida, en el mundo que lo rodea. Los convocados son seres venidos de ninguna parte. Una cerdita, ama de casa, adoradora del canto, vive asfixiada por la agotadora tarea de atender a una veintena de crías, que le demandan atención, vestido y alimento, tres veces al día. Su esposo llega agotado del trabajo y se duerme de inmediato. Pese a todo, da el paso al frente. Cree que puede ser intérprete y hace una improbable pareja con otro cerdo, un gay inconsciente de su aspecto poco favorecido con leotardos de lentejuela. Nade le importa más que derrochar confianza y mucho cariño. Hay una elefanta de voz privilegiada, pero aterrorizada por el escenario. Un ratón malandrín de finos modales y con tesitura angelical. Un gorila que rechaza seguir los pasos delictivos de su padre y busca encausar su enorme sensibilidad en la convocatoria. Sing es, al final, una lección sobre el talento que guarda cualquiera. Aun en el anonimato existen quienes gozan de dones extraordinarios y viven su propio drama íntimo, por darlo a conocer al mundo. Es cuestión de que un koala generoso les dé la oportunidad de oro. Es una conmovedora comedia, con un gran soundtrack, repleto de melodías conocidas, presentadas aquí con arreglos novedosos y encantadores. Zootopia aportó una reflexión sobre la tolerancia, en medio de un emocionante thriller. Sing es mucho más sencilla, con una fábula sobre el talento que todos llevan dentro. Y, definitivamente, es mucho mejor que Minions.

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