Scott Yoo y su proyecto para la Filarmónica

jueves, 10 de marzo de 2016 · 17:43
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El nuevo director artístico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), Scott Yoo –“yu” en español–, habla de su proyecto de trabajo –que comenzará en abril– y de cómo éste lo hizo merecedor de la designación. Violinista desde los tres años y actual director del Festival Mozart en San Luis Obispo, California; del Medellín Festicámara, programa camerístico para jóvenes ejecutantes; y del Colorado College Music Festival, fue elegido “tras un proceso de selección inédito” por delante de Srba Dinic y Enrique Barrios (extitular de dicha agrupación), según dio a conocer la Secretaría de Cultura el pasado 18 de febrero en un comunicado. Ahí se explicó que los integrantes de la agrupación participaron de manera activa durante todo el proceso mediante una serie de votaciones, donde se eligieron once aspirantes, posteriormente invitados a la Temporada Otoño 2015 y sometidos a revisión de un consejo asesor coordinado por el compositor Mario Lavista, e integrado por Gabriela Ortiz, Marcela Rodríguez, Jorge Torres Sáenz, Horacio Franco, Arón Bitrán e Ignacio Toscano. Luego de los conciertos, los músicos seleccionaron a Yoo, Dinic y Barrios, quienes presentaron proyectos y luego se entrevistaron con Eduardo Vázquez Martín, secretario de cultura capitalino, y en acuerdo con Miguel Ángel Mancera se eligió al músico de origen japonés nacionalizado estadunidense desde los siete años. Vía telefónica desde California, Yoo cuenta en inglés, en un tono agradable y relajado, el por qué venir a México: “Me hablaron por primera vez en verano y dije que sí, primero porque la Filarmónica es una gran orquesta, segundo porque tiene una trayectoria muy larga con décadas de excelencia y estabilidad musical, y finalmente porque aunque no conozco a mucha gente de la ella… gran parte de la gente a la que quiero vive en México, pero no son necesariamente músicos.” A casi 38 años de haberse fundado, la OFCM es considerada una de las agrupaciones más importantes de nuestro país y Latinoamérica. Su director artístico fundador fue Fernando Lozano, a quien siguió Enrique Bátiz, Luis Herrera de la Fuente, Jorge Mester, Enrique Barrios, y José Areán, quien renunció en junio pasado tras cuatro años al frente y en medio de discordancia con los músicos del conjunto. Sobre el idioma, el estadunidense, quien está próximo a cumplir 45 años, comenta que se encuentra trabajando con un tutor de español, y que durante su estadía en el país también tendrá uno, pues llegará tentativamente esta semana para un primer encuentro con los músicos de la OFCM, y definir detalles ligados al primer concierto de presentación en abril. “Desde hace unas semanas he estudiado sobre la música de México, he estado escuchando de todo, entre ello el trabajo de los compositores Mario Lavista y Gabriela Ortiz, que me llaman mucho la atención.” –¿Tiene algún compositor favorito? –Mi favorito es el que estoy tocando ese día. Hoy es Johannes Brahms, por ejemplo –dice refiriéndose a una intervención en el Festival Mozaic Wintermezzo, en Arroyo Grande, California, del 26 de febrero. –¿Hay algún repertorio ya definido para el primer concierto? –Tengo una lista de muchas posibilidades, pero estoy en un proceso de comparación respecto a lo que se ha tocado en los últimos tres años, porque no quiero repetir, quiero que le ofrezcamos algo nuevo a la gente, aunque entre el posible repertorio final hay piezas de Robert Schuman, George Sibelius, Mario Lavista, Arturo Márquez y Silvestre Revueltas. Lo importante es elegir la mejor combinación. Sobre el proyecto de trabajo que presentó a la Secretaría de Cultura, comenta en rasgos generales: “Presenté un proyecto que está dirigido no sólo a la Sala Silvestre Revueltas (del centro Cultural Ollin Yoliztli, hasta ahora sede de la Filarmónica) sino que abraza a toda la ciudad, que busca salir y llegar a la comunidad, invitando a conductores huéspedes y solistas extranjeros y nacionales para que haya una sólida presencia a nivel internacional. “Otro de los temas del proyecto es iniciar un programa de entrenamiento para jóvenes directores, porque creo que hay una muy buena generación lista para eso, y eventualmente un programa de música de cámara. El programa juvenil lo realicé en Medellín, Colombia, hace unos años y creo que tomará un par de años desarrollarlo aquí, pero estoy seguro que va a funcionar… Tengo que aprender cómo opera la OFCM, ver sus condiciones, una vez en sintonía sucederán cosas maravillosas.” Al cuestionar a Yoo sobre su lugar al frente de la OFCM en lugar de un mexicano, explica: “Soy un respetuoso de los procesos en los que se designa a un director, y hubo un proceso en mi caso, y estoy abierto a invitar a otros directores y músicos que, creo, le dará mucha apertura a los músicos para que conozcan también distintas formas de trabajo.” –¿Cómo va a manejar los tiempos para dirigir a la OFCM, el festival en California, a la juvenil de Medellín en Colombia y el Colorado Music College Festival? –Tendré mucho cuidado, pero hay 56 semanas en el año y hay tiempo para eso, pasaré por lo menos medio año en México, aunque esto es un trabajo de 365 días del año, trabajaré lo más que pueda cuidando no enfermarme. –Qué les dirá el primer día que se encuentre con los músicos de la agrupación? –Que estoy muy feliz, que siempre daré lo mejor como director, y que estoy abierto a resolver cualquier duda, casi será así con esas mismas palabras. Scott Yoo ha aparecido en los escenarios como conductor y solista con las orquestas de San Francisco, Utah, Phoenix y Dallas; como músico de cámara con Bargemusic, Boston Chamber Music Society, la Sociedad de Música de Cámara del Lincoln Center y el Festival de Música de Cámara de Seattle, de Estados Unidos. En Europa ha dirigido la City of London Sinfonia, la Britten Sinfonia, el Ensamble Orquestal de París, la Odense Symphony Orchestra y la Sinfónica Nacional de Estonia. En las últimas temporadas, debutó con la Orquesta Yomiuri Nippon de Tokio y en el Carnegie Hall de Nueva York, con la Orquesta de Cámara de St. Paul.

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