La inmigración judía en el Festival del Centro Histórico

miércoles, 23 de marzo de 2016 · 18:20
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Mónica Unikel es una mujer judía contemporánea que se ha dedicado a rastrear nombres de judíos ashkenazí que se establecieron en el lado norte del Centro Histórico durante las décadas de los veinte y treinta del siglo XX. También las casas que ahí habitaron, negocios de abarrotes, carnicerías, panaderías y sastrerías que montaron y el par de sinagogas que construyeron. Con esta investigación, ella arma un detallado recorrido a pie por aquella zona para reconstruir la historia de asentamiento de aquellos judíos en la Ciudad de México y la enmarca dentro del Festival del Centro Histórico 2016 (FCH). Los judíos ashkenazí son originarios de Europa Central y del Este, específicamente de los países de Alemania, Polonia, Hungría, Lituania y Rusia, quienes se caracterizaban por hablar el idioma idish. Mónica narra, por ejemplo, que esa comunidad construyó la sinagoga Monte Sinaí en el año 1923, primer templo judío en el país, como necesidad primaria para los inmigrantes en echar raíces en el nuevo territorio. Este lugar de rezos es el punto geográfico donde empieza la visita guiada que Mónica conduce, y se ubica frente al jardín Plaza Loreto de la calle Justo Sierra. Conserva el salón principal para rezar, en el que se encuentra el Torá (pergamino sagrado que contiene las reproducciones de los primeros cinco libros de la Biblia atribuidos históricamente a Moisés) y su fachada original. El aspecto económico del recorrido se compone de información relativa a diversos negocios y sus dueños que proliferaron sobre las calles Jesús María, Soledad y Academia, cercanas a la sinagoga Monte Sinaí. Por ejemplo, en el número 23 de Jesús María el “Sr. Goldberg” montó la panadería La perla, que ofrecía panes de grano de centeno y cebolla; en Soledad 20, el “Sr. Leib Filler” estableció una carnicería kosher y la fábrica de matzá (pan sin levadura para la Pascua), y en Academia 23 el “Sr. Kapulsky” colocó una pastelería. Entre relatos que cuenta Mónica surge el abstracto de la singular forma de organización de la comunidad judía, definida por concentrar en una sola zona el abastecimiento de alimentos, escuelas, empleos y sinagogas para evitar la disgregación del grupo. Conseguían ese agrupamiento generando entre ellos sólidos lazos afectivos basados en el ofrecimiento de trabajo como aboneros (pieza del sistema económico que vendía productos en abonos) y la reunión social en las prácticas religiosas. El punto final del recorrido es la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71, que actualmente funciona como centro de difusión de la cultura judía y espacio religioso para la ceremonia del matrimonio. A pie, Mónica y los asistentes, como judíos ashkenazí errantes, van trazando el mapa del territorio que aquellos migrantes de principios del siglo XX habitaron en el Centro Histórico de esta ciudad. Mónica realiza particularmente un trabajo etnohistórico de la visita al describir formas de identidad de los judíos fundacionales. Ha rastreado documentos de archivo como fotografías y publicaciones de periódicos para reconstruir sus aspectos económicos, religiosos, lingüísticos y sociales, y ha realizado también entrevistas a sus descendientes. La acompaña la actriz Abigail Jottar, quien al caracterizarse como una mujer judía de los años treinta, originaria de Lituania, transmite la forma de vestir e interactuar. El próximo recorrido será el domingo 27 de Marzo a las 10:00 horas dentro del programa del FCH.

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