Teatro: "El suplente" y la búsqueda de la felicidad
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Las anécdotas, los obstáculos y sobre todo el amor al teatro son contados en la puesta El suplente –una tragicomedia de Julio Gini–, metáfora que lleva la reflexión y a la búsqueda de la felicidad laboral.
En la obra actúa Jorge Cáceres –quien a su vez la dirige– en el papel de don Nacho, un actor de larga experiencia como suplente; mientras que Rogelio Faugier da vida a un joven intérprete.
Los 70 minutos inician con el encuentro en camerinos de ambos actores suplentes; ahí el joven le confiesa que dejará la carrera para regresar a la provincia pues ya no tiene trabajo. Ese es el detonante de una historia llena de anécdotas vivaces donde don Nacho le demuestra el cariño que le tiene al teatro y le confiesa la línea más significativa de la puesta:
“Muchacho, no te vayas, gástate un par de zapatos en el teatro porque se dice que quien se gasta un par de zapatos jamás se va de él.”
Acorde a Cáceres, naturalizado mexicano de origen argentino, la representación es significativa en su carrera actoral pues es la cuarta vez que participa en ella: la primera fue hace treinta años en Argentina, cuando compartió escenario con Gini; en 1995 la realizó junto a Rogelio Guerra; en el año 2000 en Puebla, y ahora, por vez primera encarna al actor viejo. Dice a Proceso:
“Esta obra es como mi hijo, Julio Gini una vez dijo en Argentina que la había escrito él pero que sentía que era más mía por el amor que le tenía. Y en efecto, le tengo mucho amor, pero el crédito siempre será suyo, yo simplemente me siento afortunado de poder hacerla de nuevo y ahora representando el otro lado. Soy un convencido de que si la gente no va al teatro entonces hay que llevarle el teatro, y por eso la obra está aquí de nuevo.”
Cáceres, con una trayectoria artística de 44 años (ha hecho telenovela y series en las televisoras de Chapultepec y el Ajusco), fue entrevistado minutos antes de la función mientras era maquillado:
“Los personajes son complejos en sí, son personajes entrañables, son la antítesis el uno del otro, el que inicia y el que termina, juegan mucho en escena y pasan de un estado de ánimo al otro, es algo que creo que el público agradece.
“El viejo cuenta su historia de cómo inició y lo maravilloso del teatro, y va tratando de convencer al joven de que vale mucho la pena estar en los escenarios, y en ciertas partes de la obra entran entre la realidad y la ficción.”
Y es que en ese juego de actuación dentro de la actuación dan vida a un par de escenas: la del duelo entre el Vizconde de Valvert y Cyrano de Bergerac, así como en los papeles de Pastore y Stéfano de Stéfano, de Armando Discépolo.
Señala Cáceres al respectó:
“Esas escenas creo que es el punto donde ambos demuestran que son buenos actores y aman su trabajo. Por eso los zapatos son muy simbólicos y la línea en dónde le dice que se gaste un par de zapatos antes de dejar el escenario.”
–¿Qué le puede dejar al público esta obra?
–Es una metáfora que habla del amor a tu trabajo. Si uno le pone pasión a lo que hace el resultado es hermoso, la mayoría de la gente no hace lo que le gusta, hace lo que puede por muchas razones, en ocasiones porque no se ha podido realizar con lo que estudió, pero es preferible a veces ganar menos y hacer lo que te gusta porque ahí radica parte de tu felicidad. Y ese es uno de los mensajes, haz lo que quieras pero hazlo y no dejes de ser tú.
“Hay quien dice que el teatro es ingrato y yo creo que no. Esta carrera es maravillosa, tiene vaivenes, pero no conozco un oficio o profesión que no los tenga, la propia vida es un vaivén, y eso está en El suplente.”
Por su parte Faugnier, quien con 33 años tiene poco más de 20 de carrera artística, comenta que la experiencia lo ha enriquecido y que una parte interesante de la puesta es mostrar la otra cara del teatro, más allá de los protagonistas, la historia de dos suplentes, aquellos que siempre tienen que estar y no pueden faltar, de los que luchan por tener en algún momento un papel principal y que anhelan salir al escenario en cualquier momento.
“Habla de la pasión por lo que hacemos como actores, pero también de dos generaciones muy distintas, la de un hombre que sin darse cuenta trata de brindar sus conocimientos y experiencias a otro que recién inicia. Disfruto hacer esta obra cada lunes porque creo que el mensaje le llega al público, mi vida es el teatro, y a diferencia del personaje que interpreto, no tengo dudas y me encanta lo que hago.”
Faugier proviene de una familia de actores –su padre y su hermano lo son–, y además de actuación estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, lo que según comentó le ha ayudado en su trabajo como actor. También desde hace 10 años fundó la compañía independiente Faugier T.I., además de haber creado también y dirigir la escuela de actuación Smile, donde brinda talleres.
El suplente se escenifica cada lunes a las 20:30 horas. El Teatro Arlequín, construido en 1953, está situado en Villalongín 22 (a unos pasos del cruce entre Reforma e Insurgentes Centro), y será demolido para dar paso a un centro cultural, de acuerdo a Antonio Calvo, dueño del recinto desde 2007 y productor de obras teatrales –entre ellas La Dama de negro–, según anunció desde el año pasado.