La obra de Bottom

viernes, 8 de abril de 2016 · 19:27
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Un grupo de artesanos, un sastre, un carpintero y un herrero, preparan una obra de teatro para presentarla en el cumpleaños de la reina del bosque y ganar el premio. Tres personajes cómicos que nos hacen reír un sábado a mediodía con La obra de Botton o cómo Shakespeare escribió la comedia de la trágica historia de Píramo y Tisbe en una noche de verano. El humor blanco de esta obra dirigida por Iona Weisberg y Aline de la Cruz es una lluvia refrescante, con el excelente manejo de los recursos de clown, el baile, la pantomima y los gags verbales y de movimiento para hacernos reír de lo simple que puede ser la vida y la riqueza humana que contiene. La obra de Botton retoma Sueño de una noche de verano con la dramaturgia de Iona Weisberg, seleccionando la parte de la historia donde tres personajes hacen teatro dentro del teatro. Artús Chávez, Fernando Córdova (alternando con Rodrigo Murray) y Jerónimo Best interpretan a estos bobos artesanos, donde su ingenuidad provoca ternura y una estupenda comicidad. La obra parte de una situación básica: tres hombres, que poco o nada conocen del teatro, planean una obra para ganar un concurso y obtener la recompensa económica. La grandeza de la propuesta consiste en la forma detallada de cómo cada actor construyó su personaje y cómo, sin ningún temor, las directoras y la dramaturgia apuestan por lo simple, por las situaciones y las ocurrencias en apariencia intrascendentes y por el juego con la época shakesperiana y actual. Parecen intrascendentes, pero la gravedad y la importancia con la que cada personaje afronta los problemas con los que se enfrentan para escoger, ensayar y presentan la obra, crean momentos hilarantes y muy divertidos. Artús Chávez interpreta a un carpintero que pretende ser el más inteligente del grupo, pero no lo es; los guía, los organiza y trata de coordinar lo incoordinable, con una técnica actoral precisa y eficaz. Fernando Córdova como el sastre, es el que quiere tomarse las cosas más en serio y con un tono de español y dificultades de ir a la par que sus colegas en los bailes o las rutinas que realizan se vuelve muy entrañable y simpático. Jerónimo Best como el herrero, intenta ser el que tiene más cualidades artísticas del grupo y, al representar los personajes femeninos, en el juego trasvesti encuentra el humor. La obra de Botton… se desarrolla en un espacio casi vacío, con el vestuario diseñado por Emilio Rebollar y la iluminación de Vladimir Zecua. Con elementos de la profesión de los personajes, algunos vestuarios y utensilios, juegan y crean situaciones chispeantes. Tal es el caso del papel largo-largo donde leen la convocatoria para el concurso, lo rompen y lo vuelven a armar con muchas dificultades. También insertan coreografías donde cantan y bailan pero nunca les sale bien, o gags actuales que contrapuntean la época en donde sucede la historia. Los elementos de pantomima son eficaces sobre todo aquella pared que construyen con movimientos y que respetan la convención, para después romperla, tanto de su ubicación como del lugar donde hacen un hueco para poder comunicarse de un lado a otro. La obra de Bottom…, que se presenta en el Foro Shakespeare, conjunta los esfuerzos de La Piara y de Brujas Producciones, para dar como resultado una puesta en escena profesional con una sobresaliente técnica en la comicidad y en la dirección de actores, con la que podemos pasar momentos divertidos y sensibles, y nunca aburrirnos.

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