Teatro: "El cuerpo de Mercutio"

miércoles, 25 de mayo de 2016 · 09:17
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En la obra El cuerpo de Mercutio, Juan Cabello, autor y director de la misma, rescata personajes secundarios de la original de Shakespeare, Romeo y Julieta. Decide tomar como protagonistas a Romeo y su íntimo amigo, Mercutio, que es asesinado en una riña callejera entre las dos familias en pugna: los Montesco y los Capuleto. La obra se ubica en el tránsito de la muerte de Mercutio y la huida de Romeo, el cual, en este planteamiento, quiere rescatar a su amigo de la muerte. La atracción por los personajes de Shakespeare proporciona siempre una gran riqueza a desarrollar. Juan Cabello prioriza la amistad de estos amigos y la convierte en el centro de la historia. A Julieta ni se le menciona, y el amor entre amigos es lo que prevalece. Los acompañan un enterrador, que rememora a Hamlet, la nana de Romeo y su hija y las tres brujas, que se vinculan con las brujas de Macbeth, las cuales ayudan a ambos protagonistas a lograr su objetivo. La trama de El cuerpo de Mercutio está basada en el intento de Romeo por traer nuevamente a la vida a su amigo y lo que las brujas hacen y piden para que se vuelva a encontrar con él. Las peripecias de la obra son pocas y es mucha la reflexión y evocación en la que los personajes se sumergen. La historia se debilita al presenciar personajes insistentemente reflexivos que se preguntan y responden sin tocar profundidades, quedándose en lo conocido. Hablan de la muerte, la amistad y el sufrimiento de la pérdida y se lanzan a realidades alternas para poder reunirse. Romeo recurre a tres brujas para conseguir este encuentro y ellas le piden a cambio diferentes cosas, siendo la más importante el desenterrar el cuerpo de su amigo para ellas quedárselo. Gracias a los conjuros de ellas, Romeo accede al mundo de los muertos y convive con diversos personajes. Un enterrador que sufre frente a la tumba la muerte de su perro que lo acompañó gran parte de su camino y la hija de su nana, con la cual Romeo tiene una de las escenas más logradas. Con el enterrador se habla de la muerte, pero dramáticamente en nada aporta al desarrollo de la obra. La presencia del perro es muy buena, manipulado por una mujer que luego desaparece y comprendemos que está ahí, sólo porque es la capacitada para hacer que el perro se mueva. La escena de la niña, que no sabe si está viva o muerta y pretende que Romeo se quede con ella, es dinámica y envuelve al protagonista en una serie de contradicciones. El chantaje de la niña hacia Romeo es el motor de la situación: ella le pide que se acerque eróticamente a ella y amenaza de si no lo hace gritará que está abusando de ella. El conflicto que genera en el protagonista se contagia hacia el espectador, llevándonos a un callejón sin salida. Es atrayente también el momento en que dos realidades están a punto de empalmar: la del cuerpo de Mercutio muerto y su presencia evocada por las brujas. El espacio escénico, diseñado por el director y la actriz Geralldy Nájera, nos ubica en un bosque –sugerido por tablones de madera– de donde salen y entran los personajes. Las actuaciones son verosímiles y logran la naturalidad necesaria, aunque las brujas estén un tanto caricaturizadas. Entre los actores se encuentran Aldo Escalante, Antonio Alcántara, Xóchitl López y Teresa Ibarra. El cuerpo de Mercutio, que tuvo su primera temporada en el Teatro Sergio Magaña, se presenta actualmente los miércoles en el Foro Shakespeare.

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