"Huellas de la memoria", para nombrar a los desaparecidos

jueves, 26 de mayo de 2016 · 11:06
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El zapato que tiene la función de “proteger” los pies puede llegar a ser incómodo no sólo para quien lo usa. El artista plástico Alfredo López Casanova ha propuesto hacer de los zapatos de los familiares de los miles de desaparecidos de México un objeto incómodo para las autoridades del país, pero también para la sociedad que debe tener ya un límite y decir basta. Luego de su experiencia al participar en la iniciativa de varios colectivos, Bordados de paz, memoria y justicia, en la cual un grupo de personas zurció en pañuelos blancos los nombres de los desparecidos y asesinados de la guerra contra el narco de Felipe Calderón, López Casanova comenzó a pedir a los familiares los zapatos con los cuales han buscado a sus seres queridos. Comenzó a grabar en las suelas no sólo los datos elementales, sino los mensajes que los dueños de los zapatos le enviaban, como el de un niño de escasos siete años de edad en cuyas botitas se lee: “…busco a mi papá, porque es mi papá y lo queremos…” El proyecto, al cual se han sumado varios voluntarios, ha dado como resultado la exposición Huellas de la memoria, que desde el lunes 9 se presenta en el Museo de la Memoria Indómita (que resguarda los testimonios de la lucha del Comité Eureka, encabezado por Rosario Ibarra), en la calle de Regina 66, Centro Histórico, en donde permanecerá abierta hasta el 26 de junio. El crítico e historiador de arte, Alberto Híjar, la describe así: “Huellas de la memoria es un conjunto de grabados en sentido amplio para precisar constancia de los secuestros y acompañarla de un mensaje amoroso. Sobre las suelas o el soporte suave pegado, las palabras grabadas con el trazo tosco y firme aluden a los cuerpos dolidos y clamantes de quienes tienen nombre, rostro, historia y merecen ser y regresar. El llamado a la atención pública de los familiares organizados es concretado por los caminantes que entregan calzados no sólo de México, sino de Argentina y Guatemala y desde Tijuana a Chiapas y de Veracruz a Oaxaca para cubrir así los cuatro puntos cardinales. De estos vínculos y articulaciones crece la organización contestataria por la justicia. La elocuencia de estas huellas remite no sólo al dolor de las victimas sino da sentido a los insultos y campañas de mentiras oficiales y exculpadores del Estado al confirmar la impunidad de funcionarios de arriba, abajo y de todos lados. Fue el Estado es la consigna que ha activado el internacionalismo porque el clamor doloroso y furioso corresponde a la globalización del crimen organizado con todo y gobiernos sicarios incluidos y con los grandes negocios que significan las armas, las drogas, las insultantes ‘campañas sociales’, los acarreos de pobres a discursos presidenciales y de gobernadores. Publicistas y traficantes de prestigios y desprestigios contra los justos, hacen fortunas, cuidan imágenes de los criminales y les componen escenarios para sus farsas. De aquí el recurso desde abajo y a la izquierda de dar a entender el dolor de las víctimas con el soporte de su don principal en acción por la vida: su cuerpo, los pies donde se apoya, las suelas de sus zapatos transformadas en huellas para la memoria. Letras toscas y claras informan de nombres, fechas, lugares y un mensaje amoroso aporta el dolor y la digna rabia. Grabadores compañeros descubren los recursos técnicos para escribir en las duras suelas con mototool eléctrico o pegan linóleo en las gastadas superficies con la tierra de calles y plazas, fosas clandestinas y basureros, arroyos, caminos pedregosos, restos de campamentos improvisados y hasta de los finos tapetes de las oficinas de los sicarios del Estado. De los pequeños tenis a las botitas vaqueras, a los huaraches de doble cinta y los gastados botines de trabajo, camina una historia de penosa y esforzada búsqueda que no cesa, que se hereda de padres y madres a hijos que siempre queda grabada como memoria del ausente urgida de la actualización de su rostro, de su andar, de su voz y de confiar en que un buen día aparezca.”

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