Natalia Toledo regresa a la poesía con 'El dorso del cangrejo”

sábado, 17 de septiembre de 2016 · 12:19
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La escritora Natalia Toledo no publicaba poesía suya desde Olivo negro, libro que obtuvo el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas 2004. Sólo había creado cuento. Ahora la editorial Almadía publica, en zapoteco y español, El dorso del cangrejo, de 117 páginas, con ilustraciones de su medio hermano el Dr. Lakra. En entrevista, relata que no paró nunca. Ha participado en muchas antologías y ha divulgado cuentos para niños con ilustraciones de su papá, el pintor Francisco Toledo. Y enseguida se refiere a El dorso del cangrejo: “Está dividido en dos capítulos. El primero es El matriarcado según San Vicente, que es una mirada femenina. Es la versión de una juchiteca que sale de su pueblo cuando tiene ocho años de edad y con todo lo que aprendió en esos años tan importantes. Ahora sí estoy hablando en tercera persona de mí misma. No por despreciar lo otro que vino al salir de Juchitán, porque gracias a eso puedo ser bilingüe, puedo aspirar a que me lean en zapoteco y en español también. “Los demás años que vinieron fueron para reconstruir esa memoria de esa niña. Todo eso que adquirí en mi infancia me hizo, digamos, una persona informada y formada en zapoteco". Natalia Toledo nació en Juchitán, Oaxaca, en 1967. Estudió en la Escuela General de Escritores Mexicanos y desde 2008 es miembro del Sistema Nacional de Creadores. --¿Sigue todavía en esa búsqueda de su identidad?, aún con todo su pasado y su presente. --Yo creo que ese hachazo, ese cambiar de geografía e idioma, todo lo que se cambia cuando te cambias de un lugar tan especifico, tan contundente como es Juchitán, y te vienes a la Ciudad de México, tan grande, tan diferente, tan encerrado todo, eso cambió algunas cosas de mi percepción. Creo que es una nostalgia que no se cura, esa es la desgracia, pero la maravilla es que puedo contarla a través de esos poemas. Yo sólo en los poemas soy triste, porque en la vida real soy bien alegre, como todas las juchitecas. --En este libro, hay poemas que no son tristes, como "La oración y Olga", ¿verdad? --Olga es como la poesía para mí. Es mi mamá. Es la respiración misma. Es la que me enseñó, junto con mi abuela, todo lo que sé. Ellas son muy importantes en mi vida y les debo muchísimo, igual a los ancianos y ancianas de mi pueblo. Se nota mucho que yo no hubiera querido salir de Juchitán, entonces, quién sabe si mi destino era ser poeta, estaría ahí añorando otra cosa. Dos lenguas --¿Qué tan difícil es escribir poesía en dos lenguas? --Cuando yo comencé a escribir en zapoteco, obviamente es una lengua tonal y tiene algunas cosas que no hay en el español, por ejemplo, usamos apóstrofos, usamos las dobles vocales, las vocales quebradas, como les llamamos. Hay muchas cosas que no hay en español, la manera en que componemos o la manera en que hablamos, porque siempre privilegiamos primero la acción, el verbo, después viene el sujeto, luego viene el predicado. Formamos diferente. Como decimos literalmente en zapoteco, acostamos las palabras diferente. --¿Escribe primero en zapoteco o en español? o ¿al revés? --Yo puedo ir caminando entre los dos idiomas porque los aprendí desde muy niña, y entonces voy y vengo, pero muchas veces las cosas salen en un idioma o en el otro, o muchas veces muevo algo en zapoteco y tengo que regresar al español porque no queda en zapoteco. --Cuando traduce, ya sea al zapoteco o al español, esa sonoridad, esa entonación, ¿se pierde? --Sí, sí se pierde, casi por completo porque el español no tiene los tonos que tiene el zapoteco, entonces uno los busca, la poesía los busca, la poesía también es música, pero a la hora de que nosotros hablamos se nota mucho la diferencia de lo cantado a lo escrito. Así que hay cosas que se ganan o se pierden, como siempre en cualquier traducción. --¿Cuánto tiempo le llevó escribir todos estos textos poéticos del libro? ¿dejó fueran algunos más? --Dejé fuera algunos, y este volumen abarcó varios años. Como que fui guardando en alguna parte todos los poemas que me iban surgiendo, ¡sin ninguna prisa! La poesía no tiene prisa, no debe tener prisa, para crearla, para hacerla uno se sienta en algún momento y escribe. “El segundo poema, que es muy largo y da el nombre al libro, El dorso del cangrejo, me senté y lo escribí en un día y una noche, surgió de un jalón, ahí estuve hasta que lo terminé. Es muy raro porque yo nunca escribo largo. Yo como que hago fotografías, muy rápidamente, y ese poema salió de un tirón, como si alguien me hubiera dictado desde quién sabe dónde. Como todos los zapotecas nacemos con un ser dual, un nahual que le llamamos, entonces a lo mejor fue mi nahual quien trabajó por mí. --¿Por qué El dorso del cangrejo? porque contiene mucho también de los otros poemas de alguna manera, aunque no repite, como si fuera la continuación de los demás... --Muy buena interpretación. Esto que salió de corrido, después hubo ya un detenimiento, una mirada más concreta, y nacieron los otros poemas, a raíz de este grande. “Cuando comíamos cangrejo, mi abuela siempre decía que mirara la espalda del cangrejo, ahí hay una juchiteca bailando y tiene tomada su enagua de punta a punta: está bailando un son, me decía. Entonces me gusta la imagen y me gusta que sea el dorso porque es como la versión femenina del ser mujer en el Istmo. El Dr. Lakra --¿Cómo surge que su hermano, el pintor Jerónimo López Ramírez, conocido como el Dr. Lakra, creara las ilustraciones? --Yo siempre había querido hacer algo con el Dr. Lakra, que para mí es Jerónimo, y no tenía quién me ilustrara y se dio la oportunidad. Las colaboraciones que he tenido con mi papá, Francisco Toledo, se han logrado porque me las ha propuesto, pero si yo le propongo, quién sabe si acepte, por el tiempo, y justo laboraba en su exposición de Duelo, que hizo más de cien vasijas y cerámica para el Museo de Arte Moderno, estaba metidísimo en el tema y era algo que le absorbía mucho tiempo y yo no quería molestarlo, y pensé: 'Voy a ver si de pura chiripa mi hermano sí quiere'. Así que le mandé sólo el poema 'El dorso del cangrejo', y a partir de eso él dibujó. Se da la colaboración. “No fue fácil porque estoy acostumbrada a ver a los Toledo, pero Jerónimo también es Toledo, aunque él no firma como Toledo, entonces a mí me da mucho gusto. Para mí es una alegría enorme que él esté en este libro en forma de imagen. Es quien es porque ha trabajado muy duro para salir adelante y tiene mucho reconocimiento ahora, todo mundo conoce el trabajo del Dr. Lakra, y a mucha gente le encanta la portada. --¿Qué le deja haber creado este libro? --Creo que todo lo que tenía pendiente con mi cultura, conmigo misma, ya puede quedar ahí, pienso yo. Vendrán otras cosas y siempre aparece lo zapoteca, desde cómo empiezo a escribir y al hablar. Estoy preparando un libro sobre la muerte en los zapotecas. Estoy en ese tema porque este año murió mi mamá y viví los rituales, donde el fallecido es el importante, pero el que está vivo, su deudo más directo, es el que tiene que hacer todos los rituales alrededor de su muerto. “Las mujeres de mi casa, las más grandes, las más sabias, me decían qué hacer. Yo no sabía nada, tengo idea, pero no es lo mismo verlo de a fuera porque he participado en rituales de otras muertes, pero no en una tan importante, entonces me senté, me dijeron que ponerme, cómo ponerme, todo, por eso quiero escribir algo, porque sí es una versión distinta de la muerte en el resto del país. “También sé que estoy hablando desde una lengua que está en peligro, bueno todas las lenguas indígenas están en peligro.”

Comentarios