Foro Shakespeare: No todo está perdido

miércoles, 21 de septiembre de 2016 · 21:04
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Mientras en otros países, como Italia, el gobierno destina bonos de 500 euros a los jóvenes para gastar en cultura, en México desde hace varios años se le recorta presupuesto a esta área con singular gusto. Ello y otros asuntos han obligado a organizaciones, centros y espacios artísticos a apretar cada vez más sus presupuestos y replantear la forma de seguir funcionando. El Foro Shakespeare --convertido ya en uno de los recintos independientes más importantes de la Ciudad de México--, anunció la semana pasada, ante el pasmo general, el cierre de sus puertas en Zamora 7, en la colonia Condesa. El dueño del inmueble les ha pedido desalojar antes de octubre de 2018, pues ese espacio donde el público sin duda lloró, rió y aplaudió durante 12 años, planea mutar a condominios. “Venimos a ofrecer nuestro corazón”, es el lema de la conferencia de prensa que dieron los actores Bruno Bichir e Itari Marta, miembros del consejo directivo--, a medios y público la tarde del lunes 19. El Foro Shakespeare es una asociación civil que recibe fondos de diferentes medios. El proyecto es integral, y fue el primer foro multimodal con posibilidad de cambiar de formato de una producción a otra, como teatro arena, antiteatro, foro isabelino o proyectado; se abrió el 21 de junio de 1983 con la obra “La nueva arca de Noé”, pieza infantil con Astrid Hadad, Darío T. Pie y Regina Orozco. Actualmente está conformado por el actual foro, una casa de cultura llamada La 77, un teatro itinerante, El Cuentero urbano y, nada menos, por la Compañía de Teatro Penitenciario de Santa Martha Acatitla. Esta última es un ejemplo claro del loable trabajo de la organización. En la sede del Foro Shakespeare se compran los boletos y al público osado se le transporta en peseros (donde inicia el espectáculo) a Santa Martha, en Iztapalapa. Ahí se cruzan retenes y revisiones y se logra, por fin, entrar a un paradójico otro espacio liberado dentro de la prisión, donde los reos hacen teatro. Cada vez hay más visitantes, no sólo por la altísima calidad de las obras, sino por la admirable labor de los convictos, que a su vez tienen la posibilidad de integrarse al equipo de la asociación una vez cumplida su condena. “¿Cómo late este corazón?”, preguntaron a Bichir y a la directora durante la conferencia de prensa para explicar las formas de financiamiento con que se sostienen. La respuesta: Una economía mixta, la cual se alimenta de empresas socialmente responsables, donaciones, instituciones gubernamentales y sociedad civil por medio de la venta de boletos, un restaurante y una editorial. Pero lo importante no es cómo late este corazón, sino que siga latiendo. Por eso la indignación, las ganas de llorar, y no por la tragedia escénica, sino por el desprecio trágico hacia la cultura de parte de las autoridades que deben cuidarla, apoyarla, rescatarla. El futuro del Foro Shakespeare es aún incierto. Y es una pena que recintos y asociaciones culturales se vean en la necesidad de volver a buscar espacios y medios para subsistir, incluso después de tantos años de trabajo, los cuales le han dado lo más difícil de obtener: una buena reputación y un nombre. ¿Qué le espera entonces a los nuevos espacios que están luchando por emerger en medio de este panorama? Cada sitio destinado al arte y la cultura es un espacio sagrado, un templo para el alma, una salida al horror y a la desvergüenza que nos asola en cada esquina. El Foro Shakespeare ha demostrado su entrega al público. Es hora de que éste, con los artistas, una fuerzas para hacer latir el corazón del teatro.

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