Defensa del patrimonio en el nombramiento de Prieto al frente del INAH
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Luego de haber ocupado durante cinco meses la dirección interina del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tras la salida sin explicación de María Teresa Franco en agosto de 2015, el antropólogo Diego Prieto Hernández fue designado finalmente, por la secretaria de Cultura María Cristina García Cepeda, como el titular del instituto fundado en 1939.
En su toma de posesión, el investigador, egresado de la licenciatura en Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con grado de maestría en ciencias antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y estudios también de maestría en Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, se comprometió a velar “por la protección, resguardo, difusión y promoción del patrimonio de México en todas sus vertientes para garantizar que presentes y futuras generaciones lo disfruten”, según un comunicado del propio INAH.
Autor, entre otras obras, de Yà hnini ya ja’itho Maxei. Los pueblos indios de Querétaro, y coordinador junto con Alejandro Vázquez Estrada del volumen Indios en la Ciudad. Vida cotidiana e inclusión de la población indígena en la metrópoli queretana, Prieto expresó a la secretaria de Cultura su disposición para colaborar en los planes y programas culturales del gobierno federal:
“Trabajando en el desarrollo de una cultura que contribuya a fortalecer la identidad, el reconocimiento de la diversidad y de la riqueza cultural de nuestro país.”
Así lo destacó en la ceremonia realizada en las instalaciones del INAH, en la cual estuvieron el subsecretario de Desarrollo Cultural, Saúl Juárez, y el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH. Hay que recordar que en noviembre pasado el especialista en el México antiguo dirigió, junto con otros académicos, una carta al desaparecido secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, para impulsar la candidatura de Prieto a la dirección general del INAH.
Además de Matos, entre los suscriptores, Antonio García de León, Esther Acevedo, Ángel García Cook, Emma Pérez Rocha, Jesús Jáuregui y Elmer Thomas Stanford consideraron que el exsecretario técnico del INAH era el indicado para el cargo porque “ha dedicado la mayor parte de su vida académica” a la protección del patrimonio cultural.
García de León denunció al diario La Jornada, en diciembre pasado, la existencia de una “especie de feudalización, porque los gobernadores, además de estar haciendo todas sus trapacerías, a veces se meten con el patrimonio cultural de manera inconveniente. Ya hemos visto casos aberrantes”.
Por eso, agregó, tendría que nombrarse como titular a quien cumpla con los requisitos marcados por la legislación del instituto.
¿Qué piensa sobre esas expectativas Prieto Hernández? Ha pasado apenas una semana y quizá se tome un poco más de tiempo para dar a conocer su plan de acción.
Pero se puede encontrar que hacia el 2006 suscribió con Eduardo Cruz Vázquez, Liliana López Borbón y Ana Virgina Pérez Mora, un documento coordinado por Eduardo Nivón Bolán, titulado “Líneas estratégicaspara las políticas culturales en México. Horizonte 2006-2020” en el cual se establece que la preservación, difusión e investigación del patrimonio es el primer tema de las políticas culturales, una suerte de “barco insignia”.
Se señala que algunos de los conflictos que “innumerables procesos económicos y sociales” presentan frente a la gestión del patrimonio, derivan no de la “inadecuada aplicación o la violación de las normas”, sino de “vacíos notables” en la legislación. Hay conflictos, dice el documento como un ejemplo, debidos al desarrollo de asentamientos humanos.
Y sugiere, entre otras acciones:
“Dinamizar el patrimonio cultural. El país debe ser capaz de valorar su patrimonio como la mejor manera de afirmar y dar a conocer su singularidad y sus valores universales en un contexto cada vez más global.”
Asimismo, “Vertebrar al país a través de la interculturalidad. México, más allá de su organización administrativa, se define como una sociedad pluricultural; el diálogo entre culturas debe ser el eje de la estructuración cultural del país”. Y “proyectar más al país internacionalmente. El mundo es cada vez más una red de cooperación y competencia, donde la cultura representa un elemento privilegiado que aporta visibilidad a una nación” en el mundo globalizado.
Son sólo algunas ideas de cómo este grupo, en el cual se encontraba Prieto, vislumbraba a México hacia el 2020.