Margarita Isabel, actriz de teatro
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El domingo pasado, a los 75 años, falleció Margarita Isabel, actriz de teatro, cine y televisión, aunque su mayor pasión, afirmaba, era el teatro. Trabajó en más de 70 puestas en escena y los últimos 10 años estuvo retirada en su casa de Cuernavaca, aunque participó en algunos montajes como productora y actriz.
Margarita Isabel era una mujer alegre, activa, comprometida políticamente y abierta en expresar sus opiniones y sus luchas. Su trabajo en el teatro brillaba por su naturalidad y su vitalidad. Junto con su entrega en los escenarios, su trabajo se fue inclinando hacia la televisión, participando en telenovelas como Cuna de lobos, La madrastra y Mirada de mujer, y en cine en Danzón, Como agua para chocolate y Mujeres insumisas. Fue protagonista en el recordado programa de radio que hizo con Manuel Bauche en Radio Educación de La Familia Burrón, además de otros programas.
El camino en el teatro lo inició en la Academia de Seki Sano, donde conoció a su primer esposo, con el que tuvo a los actores Mario Iván Martínez y Eugenio Martínez. En una entrevista realizada por Myrrha Yglesias (La Jornada), dijo que lo primero que hizo al separarse de él fue entrar a la escuela de teatro del INBA, ya que no la dejaba hacer teatro. “Tuve el valor de rebelarme contra mi mamá, contra mi marido y contra el mundo para hacer lo que me dio la gana. Me casé con quien me dio la gana… y me divorcié cuando me dio la gana”. Su camino profesional fue definido por sus pasiones y también por sus necesidades como madre independiente, que vive con sus propios medios.
Sus maestros de actuación fueron el recién fallecido José Solé, Soledad Ruiz, Héctor Mendoza y Seki Sano. Su primer trabajo, donde interpretó el personaje de Titania en Sueño de una noche de verano, lo dirigió el maestro Solé. Y de ahí en adelante trabajó en diversas obras, como El centro delantero murió al amanecer (1970) en el Teatro Orientación, La jaula de las locas (1992) y Cada quien su vida de Luis G. Basurto, versión de Víctor Hugo Rascón que se presentó con mucho éxito en el Salón México, dirigida por Enrique Pineda en 1994.
De sus últimos montajes (y que se mantuvo dos años en cartelera) fue La mujer de todas en el Foro Coyoacanense, basado en el monólogo Una mujer sola de Darío Fo y Franca Rame. Para ella esta obra tuvo gran significado porque “yo sé lo que es ser mujer en una sociedad machista”, decía, y porque se enriqueció al interpretar a una mujer que de todos los horrores que vive cada día con su marido sacaba un chiste. Así como ella que el humor lo tenía a flor de piel y que fomentó ante cualquier contratiempo.
Como activista, participó en el movimiento del 68 junto con mujeres de teatro, como Ana Ofelia Murguía, Félida Medina y María Alicia Martínez Medrano, y su testimonio fue documentado en el libro La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. No se sintió amedrentada con el boicot que se les hizo a los actores que fundaron y se mantuvieron por más de siete años en el Sindicato de Actores Independientes (SAI), enfrentados al charrismo de la ANDA.
Participó en ese tiempo en la obra Salón Calavera, dirigida por Alejandro Aura en la sede del SAI, el Teatro Coyoacán.
Margarita Isabel fue una mujer de teatro, actriz emprendedora que, aunque estuvo retirada los 10 últimos años de su vida, su trabajo en los escenarios se quedó presente en los corazones de sus espectadores y en la historia del teatro.
Este texto se publicó en la edición 2111 de la revista Proceso del 16 de abril de 2017.