Otorgan al sudafricano William Kentridge el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017

jueves, 4 de mayo de 2017 · 14:09
MADRID (apro).— El creador William Kentridge (Johannesburgo, 1955), reconocido por sus pinturas, grabados, collages, esculturas y fotografía, así como su paso por la música, el teatro y la ópera, fue distinguido este jueves en Oviedo con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017. La candidatura del artista sudafricano comprometido social y políticamente, se impuso entre las 43 propuestas procedentes de 19 países que optaban al galardón, que es el primero de los ocho que anualmente anuncia la Fundación Princesa de Asturias. Algunos de los aspirantes a este galardón eran el músico norteamericano Bruce Springsteen, los pintores David Hockney y Bridget Riley, la pianista Martha Argerich o el diseñador de moda Elio Berhanyer. El jurado destacó también que Kentridge ha expresado en su obra emociones y metáforas relacionadas con la historia y la realidad de su país, que trascienden estas últimas, y plantean “cuestiones esenciales de la condición humana, combinando temas en que predomina la investigación puramente poética y estética con los de contenido sociopolítico”. El acta también le califica de “creador meticuloso y profundo” que ha sabido utilizar el dibujo, siguiendo la mejor tradición, “como principal instrumento de expresión artística, a través no solo de las obras sobre papel, el collage, el granado y la escultura, sino también el videoarte, las películas animadas, las instalaciones y la escenografía, tanto en teatro como en ópera”. La candidatura de Kentridge contaba desde el principio con el respaldo de la editora y comisaria de arte contemporánea Elena Ochoa, una veterana del jurado de este premio que, según reconocía al inicio de las deliberaciones, ha trabajado “en muchas ocasiones” con este creador sudafricano con quien está preparando para octubre una exposición en el museo Reina Sofía de Madrid. Nacido en Johannesburgo el 28 de abril de 1955, en 1981 se trasladó a París para cursar estudios de teatro y mimo. Un año después regresó a Sudáfrica donde continuó su trabajo en teatro y en cine, pero fueron las artes plásticas las que a principio de los 90 le posicionan internacionalmente, obteniendo gran reconocimiento tras su participación en la primera Bienal de Johannesburgo. Su producción está arraigada en su Sudáfrica, un país marcado por la división racial y las leyes del apartheid. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en Gran Bretaña, Noruega, Francia, Alemania, Italia, Portugal y Australia y ha estado presente en las bienales de Sidney, Estambul, La Habana y Johannesburgo.

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