CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Nunca hay que dejar entrar extraños a casa, no sabes luego cómo vas a poder sacarlos.
Solsticio de invierno es la obra más reciente del dramaturgo alemán Roland Schimmelpfennig (Dragón Dorado, El reino de los animales). En ella, una pareja que tiene una pequeña hija invita a la madre de la mujer a pasar la noche de Navidad. Sin embargo, ésta invita a un extraño que conoce en el tren de camino.
Conforme avanza la noche, la presencia de los invitados, y en especial la del hombre --un tanto encantador, un tanto tenebroso-- desatará una serie de conflictos entre los miembros de la familia.
El misterioso hombre se va construyendo, y deja ver con el paso de las horas una serie de ideas retrógradas y comentarios sutiles, pero a final de cuentas racistas y clasistas: “Es una metáfora política del mundo con estos partidos de derecha que están llegando al poder, llegan seduciendo, llegan diciendo ofrezco trabajo y halagándote y seduciendo poco a poco hasta que de pronto dan el zarpazo”, cuenta Ana Graham --quien dirige la obra al lado de Antonio Vega-- en una entrevista (Radio Fórmula).
La principal forma en la que se manifiesta el solsticio de invierno es con el alargamiento de las noches y al acortamiento de los días. Y en esta obra la noche se vuelve eterna.
Los seis personajes están a cargo de los también directores. A pesar de que su agilidad en escena es admirable, hay un punto en que el manejo de tantas voces se les sale de control y se vuelve un recurso confuso para los espectadores. Además, la participación de la niña se hace por medio de una voz grabada, por lo que la convención se pierde.
Los dos intérpretes, aparte de los diálogos, se encargan de mencionar tanto las acciones como las intenciones. Y aunque habría que saber si se trata de un recurso de dirección o de una sugerencia en el texto, termina por ser demasiada información, la cual cuesta trabajo acomodar.
La historia es muy interesante y mantiene la curiosidad a tope. Se desatan poco a poco más hilos que provocan tensión.
La escenografía se compone por una gran maqueta con una infinidad de posibilidades. Es, por un lado, el espacio en el que habitan los personajes de carne y hueso. Pero luego, al darle una vuelta, es una representación a escala del edificio visto desde fuera, donde los actores se ayudan de muñecos explicar la distribución.
Los cambios de lugar son rápidos, y las escenas se intercalan con mucha rapidez, como un ping-pong, para así mostrar su simultaneidad.
A pesar de la lejanía geográfica en la que se desarrolla la historia, es otro el puente que nos une a ella. El tema de la derecha tomando el poder es, evidentemente, vigente y relevante hoy en nuestro país.
La obra se presenta jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas (excepto el 5 de mayo) en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y Campo Marte, Colonia Chapultepec Polanco).