Hallan vivienda prehispánica en vecindad del Centro Histórico (Video)
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron los restos de una vivienda prehispánica en una vecindad del Centro Histórico de esta capital.
En el lugar se localizó un patio hundido, dos antesalas y un pequeño salón donde se realizaban actividades ceremoniales, además de siete entierros y materiales orgánicos.
El hallazgo cobra relevancia debido a que gran parte de las estructuras eran centros ceremoniales, más que espacios habitables.
De acuerdo con la arqueóloga María de la Luz Escobedo Gómez, se trata de una vivienda noble por las habitaciones de piedra, que no tenían los macehuali o gente de la clase más baja o numerosa de la sociedad.
El espacio, ubicado en el antiguo barrio de Colhuacatonco, mide 3.16 metros de largo por 4.30 metros de ancho y preserva un piso bruñido cuya superficie es similar a la del Templo Mayor de Tenochtitlán.
Según Escobedo Gómez podría tratarse de un “espacio íntimo”, porque en el centro del piso se localizó un círculo con rayos elaborado en pintura negra, posiblemente el símbolo de un escudo, mientras en la esquina noroeste del adoratorio se encontró la huella de un fogón o un brasero para iluminar el lugar.
“A este pequeño recinto lo precedían dos espacios: una antesala del doble de sus dimensiones y un patio hundido, los cuales se hallaban en un nivel más bajo.”
En ambas construcciones se observan muros que conservan parte de su recubrimiento estucado, muros de piedra y adobe rematados con chaflán y un baquetón de tezontle rojo.
También se hallaron los restos de siete individuos (tres adultos y cuatro infantes cuyas edades oscilan de uno a ocho años), cuyos entierros fueron realizados a la usanza de sus antepasados, es decir, mediante inhumaciones en las esquinas y en los accesos.
“Lo interesante es que finalmente quienes hacían estos trabajos de remodelación, aunque fuera por encargo de los conquistadores españoles, eran los herederos de los mexicas. Así es que es muy probable que a escondidas los descendientes tenochcas de primera o segunda generación llevaran a cabo los entierros”, destacó la arqueóloga.
Al parecer los entierros se hicieron de manera posterior a la Conquista, y todos fueron dispuestos con sencillas ofrendas: la figurilla de un coyote, un cajete trípode Azteca III (tipo de cerámica que data de 1325-1521), una pulsera de conchas, un par de navajillas de obsidiana, y una olla miniatura.
Además de molcajetes, platos aztecas y figurillas prehispánicas, se hallaron otros objetos que revelan el mestizaje, como pequeños silbatos en forma de aves hechos con la incipiente técnica del vidriado, y personajes de rasgos occidentales y con sombrero, junto con representaciones de monjas, así como candeleros y jarras con adornos que mezclan detalles fitomorfos y zoomorfos.
También se encontraron materiales orgánicos, considerado por el INAH como rara avis en la arqueología, pues se trata de tres ejemplares de huaraches de cuero e ixtle, puntas de maguey y trompos de madera que se recuperaron de un pozo de saqueo del siglo XIX. La evidencia arqueológica demuestra que Colhuacatonco mantuvo una resistencia “pasiva” tras la caída de México-Tenochtitlan.
Concluidas las excavaciones, los vestigios quedarán protegidos dentro del proyecto de vivienda social que se tiene planeado para el predio.