Festival Iberoamericano de Teatro en Cádiz (II)

viernes, 16 de noviembre de 2018 · 12:32
CÁDIZ, España (Proceso).- El Festival Iberoamericano de Teatro en esta ciudad presentó, en su XXXIII edición, 18 espectáculos escénicos, tanto en teatros cerrados como en espacios alternativos. A la par se realizaron distintos encuentros complementarios, como el XXII Encuentro de Mujeres de Iberoamérica en las artes escénicas, el XII Encuentro de Investigación Teatral, diferentes talleres de creación y, como cada año, el Foro de Creadores.  Éste, realizado por las mañanas, es un espacio de intercambio donde los creadores de cada una de las puestas en escena exponen sus objetivos, procesos de trabajo y proyectos, para después intercambiar perspectivas con el público que asistió a sus espectáculos. Fue interesante la polémica suscitada, por ejemplo, a partir de la puesta en escena de La zanja, de la compañía española Titzinia, sobre Perú. Creadoras e investigadoras latinas cuestionaron, entre otras cosas, la perspectiva colonialista, donde el personaje extranjero, que llega representando a una empresa minera, tiene conflictos internos y complejos, mientras que los campesinos de la región son apenas estereotipos del ignorante, flojo y corrupto. En el Encuentro de Investigación Teatral hubo un par de talleres de actuación impartidos por Marta Carrasco, creadora del espectáculo Perra de nadie, y Marta Pazos, directora de la versión libre de Sueño de una noche de verano que se presentó en el Teatro Falla. México fue representado con el unipersonal La Prietty Guoman, de César Enríquez, que ha estado de gira tanto en el interior como en el exterior del país. Es un espectáculo de cabaret de pequeño formato que cuestiona la discriminación, la misoginia y la homofobia dese el punto de vista de una prostituta trans. El humor y el giro final de este unipersonal hace evidente la violencia y nos deja un sabor agridulce de lo que pudo haber sido y sólo se quedó en esa posibilidad. La obra Jacuzzi de la compañía cubana Trébol Teatro fue una de las obras que se comentaron más extensa y positivamente. En ella, tres jóvenes exponen, a partir de su experiencia, diferentes conflictos y posturas respecto a la relación que tienen con su país, los principios que siguen y los cuestionamientos a los que se enfrentan. Resalta la sinceridad de la reflexión, lejos de los lugares comunes y los estereotipos; al igual que el espacio escénico en el que, en una tina, los personajes entran, salen y transitan a su alrededor. Texto y dirección de Yunior García que, sin metáforas, aborda la realidad actual de Cuba con una propuesta escénica interesante. El festival cerró con el espectáculo Crimen y telón, de la reconocida compañía madrileña Ron Lalá, donde a manera de thriller y mucho humor negro se plantea que El Teatro ha muerto y se busca al asesino. Es un planteamiento ingenioso que a partir de una convención crea un divertido universo futurista: se trafica en el mercado negro con libros y acetatos, y decir cualquier cosa en endecasílabos es ya un crimen a perseguir. Crimen y telón contiene referencias a la historia del teatro y, desde una realidad hipotética, parodia la situación crítica en la que se encuentran el teatro y la cultura actuales. El festival, dirigido por Pepe Bable, se celebra cada año. Este texto se publicó el 11 de noviembre de 2018 en la edición 2193 de la revista Proceso.

Comentarios