'Fusor de tinta. Un siglo de poesía combatiente”
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A cargo de los periodistas Roberto López Moreno y Alejandro Zenteno Chávez, Fusor de Tinta. Un siglo de poesía combatiente (Vosabizal. 255 páginas, con dibujos por apartado) es una compilación de poesía a contracorriente, un acto de soberanía intelectual; un vaso de acero donde hierve la tinta; metal y sangre en el espíritu de los combatientes.
Este conjunto de voces se inscribe en la conmemoración del medio siglo del movimiento estudiantil del 68; del 90 aniversario del natalicio de Ernesto Che Guevara y de Enrique González Rojo; del centenario de Nelson Mandela, y de los nacimientos número 200 de Carlos Marx e Ignacio Ramírez El Nigromante. De igual forma, rinde homenaje a 50 años de la muerte de los poetas León Felipe y Pablo de la Rokha, muertos en septiembre de 1968.
La antología Fusor de tinta incluye capítulos con versos de poetas de Estados Unidos y Canadá; México; Centroamérica; Sudamérica; El Caribe; España; Europa; África; Asia; Homenajes a León Felipe y a Pablo de Rocha.
Al final, aparecen los triunfadores de “Voces nuevas, flamas nuevas”, concurso abierto para jóvenes poetas que enviaron sus poemas en castellano de 12 países de Hispanoamérica. El límite de edad fue de 32 años, los que cumpliría Miguel Hernández el 31 de octubre de 1942, de no ser por su temprana muerte el 28 de marzo de ese mismo año. Aquí ofrecemos los tres poemas ganadores: Narda Paola (Polet Andrade García), poeta y artista independiente; Mauricio Sergio Lavalle Moscoso (blog Gaceta Iluminada http://blog.puep.edu,pe/blog/gacetailuminada); y José Daniel Arias Torres, estudiante de la Universidad Iberoamericana de Puebla.
“El mejor amigo del hambre”
Narda Paola (Morelia, Michoacán, México, abril 20 de 1994)
He visto a perros cabalgando sobre lobos
Los he visto pasearse sobre los tejados
aullando a su luna de pieles
escondida bajo la almohada
seguros que la noche les pertenece
por llevar espuelas filosas y correas más largas
--Siempre más largas—
Que las de sus sometidos
Ellos ladran
muerden fuerte
donde duele
La vida en pleno celo
Germinando en una aurora de cigarros
Dicen
El pasto siempre es mejor al otro lado
Minutos antes de arrebatar
los recién nacidos de sus cunas
como yerbas con los brotes cancelados
Esto segundos serán la eternidad
para nosotros
y todos los que nos atrevimos
a seguir viviendo
Digo eterno
porque nos he visto
desangrar hasta morir
He visto nuestras calaveras
atadas a sus cinturones
Una por cada hubiera
Holocaustos instantáneos
Pirotecnia servida en tazones llenos
para rebajarnos este nudo en la garganta
Nos mataron a todos
Vino la muerte
y fue nuestra madre
Ahora sólo quedamos sus errores
La suerte echada
esperando a que le rompan la quijada.
“Un pueblo, un poeta”
Mauricio Lavalle (Arequipa, Perú, julio 13 de 1995)
--Para Nathalie, libertad del poeta—
Nadie debía mirarlo
porque hasta las miradas le dolían.
A él lo atraparon con sangre,
con disparos de trigo y de manos,
con la herida abierta,
con la triste intimidad de su pecado.
Su crimen fue el de pronunciar versos,
esos que jamás se decían
ya sea por estar prohibidos,
ya sea por estar de día.
Cuando le pidieron salvarse
al precio de nombres, de dos o tres hermanos
su respuesta fue siempre negarse;
él ya había muerto en su campo.
Y así fue,
se murió sosteniendo un libro,
sus últimas palabras marchitas.
Si la memoria tiene precio
hizo bien en olvidarla,
la historia es de quien escribe
palabras que no pasan.
“Fuego libertad”
Daniel Arias (Puebla, México, marzo 10 de 1997)
Y seremos como el fuego
Como llamas infernales que nunca se consumen
Como una serpiente ardiente que nunca se extingue
Que repta y hace arder al sentido del tacto.
Y seremos como el fuego
Un fuego salvaje que galopa y se expande
Que no hay jinete que lo monte ni látigo que lo domine
Que ardan, que ardan el campo y las ciudades
Que ardan, que ardan el cuerpo y el corazón
Y que todo se consuma en esa hoguera a la esclavitud.
Y seremos como el fuego
Indomables serpientes llameantes,
libres águilas de humo
Eternizados al rojo vivo de la carne de la historia
Fusionados en una magnánima llama infinita.
¡Y seremos como el fuego, maldición, como el fuego!
Una enorme flama que todo lo rodea
Que atraviesa mares e incendia las nubes
Una ola incandescente que prende ciudades
y consume reyes.
Y seremos como el fuego, sí, fuego
Y arderemos juntos y clavaremos nuestras garras
en la historia
Danzaremos ondulantes sin cadenas
Como liebres ardientes saltaremos en los prados secos
Como lobos aullaremos juntos en una melodía
dedicada al fuego
como artistas de pincel ardiente
pintaremos extasiados de llamas los valles.
Y seremos fuego… fuego… fuego
Hasta que el sol vuelva a salir.