Colección 'Pequeños Grandes Ensayos”, de la UNAM

miércoles, 12 de diciembre de 2018 · 18:30
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Creada desde hace 15 años en la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, por el profesor universitario, traductor y narrador Hernán Lara Zavala, la Colección “Pequeños Grandes Ensayos” publica su catálogo de 78 volúmenes, con biografía de autores y presentación a los libros en formato de 10 por 15 centímetros. Entre las plumas de los presentadores aparecen las de: Gonzalo Celorio, Colin White, Vicente Quirarte, Rafael Vargas, Sara Poot Herrera, Adolfo Castañón, Bolívar Echeverría, Eduardo Matos Moctezuma, Antonio Saborit, Juan Villoro, Juan Ramón de la Fuente, Silvia Molina, Laura Emilia Pacheco, Christopher Domínguez Michael, y Nydia Lara Zavala. Dicha colección es fruto de la reflexión, el análisis o la crítica de célebres autores de diferentes épocas, lugares y orígenes. Algunos accesibles sólo en costosas antologías o traducidos por primera vez. El consejo editorial de “Pequeños Grandes Ensayos” lo conforman Arturo Camilo Ayala Ochoa, Elsa Botello López, José Emilio Pacheco (+), Antonio Saborit, Juan Villoro y el propio Hernán Lara Zavala. Ofrecemos a nuestros lectores dos presentaciones: la primera en torno al catálogo para estos grandes libritos, a cargo de Álvaro Uribe, El arte de ensayar, y la segunda redactada por Ernesto de la Torre Villar para el primer volumen de esta colección: Apuntes para mis hijos, de Benito Juárez (Guelatao, Oaxaca, 18056-1872), El Benemérito de las Américas. El arte de ensayar Fundada en 2003, la colección Pequeños Grandes Ensayos, de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, tiene el propósito de ofrecer, a los universitarios y al público lector en general, breves muestras clásicas del que el polígrafo mexicano Alfonso Reyes definió como “el centauro de los géneros”, porque puede albergar en sus páginas, además de la prosa reflexiva y en ocasiones filosófica que suele caracterizarlo, desde pasajes de prosa narrativa hasta incursiones en la prosa poética, sin excluir el uso del verbo o del diálogo teatral si así conviene a la irrestricta libertad creativa de cada autor. La colección publica obras escritas lo mismo en español que en las lenguas más difundidas de la literatura occidental, llevadas a la muestra en excelentes traducciones. Comprende hasta la fecha 78 título, impresos en formato pequeño para facilitar su transporte y manejo, y agrupados algunos de ellos en cajas de 12 libros cada una para organizar y embellecer su presentación. Entre los ensayos clásicos que acoge la colección incluyen: De lo real maravilloso americano, del cubano Alejo Carpentier; El existencialismo es un humanismo, del francés Jean Paul Sartre; Estar enfermo, de la inglesa Virginia Wolf, y La corrupción del alma, del italiano Italo Svevo. Una de las líneas editoriales propias de la colección Pequeños Grandes Ensayos consiste en recoger, en un mismo volumen, textos que dialogan o polemizan entre sí. A este grupo pertenecen, por ejemplo, El arte de caminar, de William Hazlitt y Robert Louis Stevenson; Polémica sobre la rebelión y la historia, de Jean Paul Sartre y Albert Camus; Las dos culturas, de C. P. Snow y F. R. Lewis, y El arte de la ficción, de Walter Besant, Henry James y Robert Louis Stevenson. Otra particularidad de la colección es que reúne ensayos de un mismo autor que no se habían reunido de esa manera, para crear volúmenes inéditos hasta ahora en español. De esta estirpe forman parte Crítica literaria, de Charles Baudelaire; Textos críticos, de Joaquim María Machado de Assis; Paisaje interior. Del Diario y la correspondencia, de Gararld Manley Hopkins; La Revolución francesa y Napoleón Bonaparte, ambos de Charles Augustin Sainte-Beuve; Los cien aforismos y otros textos sobre estética, de Franz Marc; De la escritura, que incluye el canónico ensayo “La filosofía de la composición”, de Edgar Allan Poe, y dos joyas de la ensayística escrita en México: Crónica trunca de días excepcionales, de Octavio Paz, y La biblioteca del fabulador, de Augusto Monterroso. Una última directriz de la colección estriba, desde sus orígenes, en incorporar crónicas o textos de índole autobiográfica que contribuyan al estudio de la historia mexicana. Así, el primer volumen de Pequeños Grandes Ensayos fue Apuntes para mis hijos, de Benito Juárez, y a éste se han sumado, entre otros, La gran Tenochtitlan, de Hernán Cortés; La guerra contra los Estados Unidos, de Guillermo Prieto; Memorias escritas desde Liorna, de Agustín de Iturbide, y Entrelineado a Cabeza de Vaca, de Haniel Long. Más allá de la gran diversidad de los autores representados en la colección Pequeños Grandes Ensayos –la variedad de los temas que abordan, las técnicas que emplean, los idiomas en que escriben, las épocas y lugares en que vivieron—los unifica una característica esencial: su duradero valor en tanto que modelos, ya sea nacionales o universales, del arte de ensayar. (Álvaro Uribe) “Apuntes para mis hijos” Apuntes para mis hijos es un testimonio de excepción porque permite conocer al otro Juárez, entrar en su intimidad familiar, sentir sus angustias y aspiraciones en las horas aciagas o esperanzadas de las campañas militares y las decisiones del Estado. Estas memorias permiten internarse en la comunicación sostenida con su esposa, con sus hijos y demás familiares; da cuenta de la lealtad o las traiciones de sus colaboradores, de los riesgos que enfrentaba, del dolor de las pérdidas, de la satisfacción de los logros. Es un epistolario revelador de su cariño y de sus preocupaciones, de la necesidad de cercanía e intercambio con su familia, aun en los más críticos momentos de la historia patria y personal. (Ernesto de la Torre Villar)

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