CIUDAD DE MÉXICO (apro).- ¿Qué más drama podemos encontrar que la vida misma? Lo que nos pasa todos los días, a todos, es suficiente para crear cualquier texto dramático. El dramaturgo ruso Antón Chejov lo entendió bien en el siglo XIX. Muchos dicen que en sus obras parece no suceder nada. Pero la verdad es que pasa todo. Y del otro lado del mundo y con más de un siglo en el medio, el joven director mexicano Diego del Río lo entiende. Ambos se aliaron --desafiando las leyes de tiempo y espacio-- para este montaje, e hicieron una mancuerna valiosa. Las tres hermanas es una puesta imperdible. Masha, Irina, Olga, y su hermano menor, André, crecieron en Moscú, y ahora viven en un pequeño pueblo de Rusia. Sus padres han muerto y ahora no tienen razón para seguir ahí, pero sí razones para irse --en especial su educación exquisita, que no les sirve para nada entre cien mil habitantes--. O el frío, que es aún peor que en la capital rusa. Sin embargo, no se van. Todas las aparentemente pequeñas --pero en realidad enormes-- tragedias de la vida suceden ahí, y volver al origen implica para ellos regresar en el tiempo, a aquel tiempo en que fueron felices. “Creo que Chéjov escribió ‘el gran teatro’ para la interpretación. Está lleno de matices y nos invita --a mí y a los actores-- a trabajar quitando capas, nunca poniendo”, reflexiona el director en el programa de mano. Es el equipo de esta producción el que arma todo porque, efectivamente, al texto de Chéjov no le hace falta nada. Ni siquiera vestuario o escenografía --los actores portan sus propias ropas y la única escenografía son las sesenta y tantas sillas--. Todo el peso lo carga el texto, la dirección y estos actorazos. Y es que ¡vaya elenco! Sin duda la oportunidad de toparnos a esta bola de alucinantes intérpretes juntos en el escenario es única: Maya Zapata, Arcelia Ramírez y Emma Dib son las tres hermanas. Y se completa con Anahí Allué, Antón Araiza, Enrique Arreola, Mauricio García Lozano, Concepción Márquez, Alejandro Morales y Evan Regueira. Lo que hace entrañable esta puesta de dos horas --no fácil de digerir en otras circunstancias-- es que nadie trata de imitar. En pleno siglo XXI lo están entendiendo, sintiendo, viviendo. Y eso se nota. No hay lenguaje rebuscado ni acciones acartonadas. Los personajes invitan a ser parte de su vida, de su cabrona vida. Las tres hermanas pasa como un huracán a estremecer la escena teatral por un mes, con funciones todos los días (excepto 24 de diciembre y 1º. de enero), hasta el 10 de enero. De lunes a sábados a las 20:45 horas y los domingos a las 18:00 horas. En el Teatro Milán (Calle Lucerna 64, Col. Juárez)