Farsa teatral de Natalí Llacsa en Radio UNAM

lunes, 12 de febrero de 2018 · 10:34
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Hija de trompetista cubano y cantante quechua, la dramaturga y actriz Natalí Llacsa (Moscú, 11 de mayo de 1967), quien además se graduó como contadora en la Universidad de San Petersburgo, Rusia, presenta los lunes del mes de febrero El test de Ponte Bella en la sala Julián Carrillo de Radio UNAM, un monólogo feminista y filosófico que dirige y actúa como fundadora de Camina y Dale Compañía. Con música de su hermano Sandor Torres Monteagudo, la farsa es personificada por Natalí en el papel de Yunisleidy Estatuniña y Del Toboso, quien deseosa de mejorar su silueta sigue los pasos de una amiga de la infancia, Carmita, al consultorio del cirujano Ponte Bella, especialista en retocar y moldear cuerpos de féminas conforme a los cánones vigentes de la moda, vestirse mejor y parecer sexualmente atractiva. Supone que son los modos de lograr una vida exitosa en la sociedad del poder machista. “Tras entrevistarse con el doctor Ponte Bella y entre peripecias, recuerdos o anhelos, la protagonista Yunisleidy se reencuentra consigo misma y sus raíces ancestrales para la historia cobrar un vuelco inesperado”, afirma: “Cuando hablamos de sociedades democráticas, es fundamental que haya igualdad de trato tanto para el hombre como hacia la mujer. Debemos exigir respeto y que se reconozca a las mujeres por lo que somos, de igual a igual en términos de capacidades e inteligencia. Sólo así podremos construir la sociedad ideal del futuro con la justicia que todos soñamos. El mensaje es entonces: para ser feliz, primero acéptate mujer por lo que eres, no por lo que piensan otros que debieras ser o compórtarte. Y eso vale para todo género”. (https://www.youtube.com/watch?v=GX1y2dTe9i4) El retorno de Lilith La primera obra que escribió fue a los 13 años, en Cuba. Viajera incansable, Natalí Llasca ha vivido en Rusia, Perú, España, Etiopía, de nuevo Cuba, Italia, y ahora México. Durante la década que pasó en Belluno, región del Véneto donde cuatro firmas ópticas atesoran las licencias de las 50 marcas más lujosas de anteojos, fue víctima de discriminación. “Mi experiencia laboral ha sido fundamentalmente en países latinos, España, Italia y México, porque en Rusia lo que hice fue estudiar y era otro contexto. En Italia sí hay un poderío bastante machista, pero se da por la parte masculina y de las mujeres; porque cuando digo poder no es sólo de los hombres quienes lo ejercen, sino también una postura muy vinculada a la manera de ser del humano de hoy en día.” Hablando de cirugías plásticas, México de halla por debajo únicamente de Estados Unidos y Brasil, países en los que se realizan más de un millón de procedimientos quirúrgicos al año. Eso representa 5% de las operaciones en el mundo (Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética). Ante la ola de feminicidios en México, así como muertes de mujeres por someterse a intervenciones de liposucción, se le pregunta si considera el acoso sexual similar en los países donde ha vivido, y al tiempo que pide arroz integral en un restorán de Coyoacán, Natalí contesta con melodioso acento caribe: “A mí me corrió del trabajo en una multinacional italiana el dueño cuando comuniqué a la empresa que estaba encinta, pese a yo haber introducido sus productos en la ex Unión Soviética y reestructurado la red del mercado hispanohablante. Pero quienes más me hicieron la guerra también fueron las mujeres allá, pues se pronunciaron en contra de mis capacidades profesionales y mi embarazo.” No se quedó con los brazos cruzados, “sino que me enfrenté a los grandes poderes de la Italia de ese momento, porque los dirigentes de esa empresa eran senadores y su abogado trabajaba para el magnate y político Silvio Berlusconi, y ya luego de ocho años llegamos a un acuerdo”. Según Natalí, mulata casada con italiano, los mexicanos en general somos más desfachatados en nuestro machismo “y el italiano cuida más las formas, pero igual son maneras de amordazar a la mujer”. Piensa que en los países colonizados permea todavía el complejo del estereotipo femenino anglosajón y los estándares de belleza impuestos por el blanco estadunidense. “Son patrones que se establecen y los tiene una muy adentro. Nos cuesta mucho en los territorios latinoamericanos que han sido colonias, reivindicar lo que somos como naciones nuevas. Porque mi experiencia fue diferente en Addis Abeba, por ser la capital de Etiopía el centro de una cultura muy arraigada desde que se llamó a ese país Abisinia, la gente negra se siente orgullosa de su raza allá. Las mujeres no se acomplejan ni niegan su pasado. Mi obra busca provocar en el público risa, reflexión y quizás una lágrima.” La cita para El test de Ponte Bella es cada lunes de febrero en Adolfo Prieto 133, esquina con Eje 4 Sur Xola, en la colonia del Valle de la Ciudad de México, a las 20:00 horas. Entrada libre. Este texto se publicó el 4 de febrero de 2018 en la edición 2153 de la revista Proceso.

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