Mujeres escultoras: Naomi Siegmann

lunes, 12 de marzo de 2018 · 11:35
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Ya sea por desconocimiento o por pérdida de memoria, el silencio mediático que ha tenido la muerte de la escultora Naomi Siegmann es revelador. Perteneciente al sobresaliente gremio de mujeres que han reinventado la escultura contemporánea en México, Naomi Siegmann destacó desde la pasada década de los años setenta por el dominio de un lenguaje mimético que reproducía en madera, mármol o metal circunstancias de la vida doméstica, registradas a través del protagonismo de los objetos. Catalogada como surrealista, pop e hiperrealista, la escultora nacida en Nueva York en 1933 y radicada en México desde los años sesenta lograba, con una gran seducción visual, alterar el significado de episodios domésticos que parecían estar centrados en los objetos, cuando en realidad registraban una vivencia cotidiana: Magistral en el juego de engañar la mirada –poéticas de trampa de ojo–, Siegmann tallaba con texturas muy tersas maderas que se convertían en una mesa de desayuno con huevos tibios y un trozo de pan, camisas colgadas, cortinas anudadas, cojines mullidos encimados uno sobre otro, y conjuntos de objetos que manifestaban presencias humanas como una bolsa de mano junto a un paraguas y un chal. Después de incursionar en el hiperrealismo en metales con espléndidas viñetas escultóricas de libros, la artista, a partir del siglo XXI, transportó sus poéticas a temáticas vinculadas con la concientización sobre la importancia, belleza y protección de la naturaleza. Interesada particularmente en los bosques y su vegetación –árboles, ramas, hojas, semillas de jacaranda–, la artista expandió su práctica tridimensional construyendo instalaciones en pequeño y gran formato con materiales diversos, entre los que destacó el caucho y la propia naturaleza. Alegre y en constante transformación, la escultora continuó reinventándose a pesar de la severa artritis de sus manos. Dedicada a tallar raíces naturales hasta convertirlas en inquietantes estructuras esculturales, Siegmann tenía pensado asistir el próximo 23 de marzo al Museo Federico Silva de San Luis Potosí para inaugurar la muestra Archipiélago, 4 escultoras mexicanas, en la que exhibiría algunas raíces junto a la obra de Águeda Lozano, Paloma Torres y Josefina Temín. Animada a pesar de haber sufrido una caída con fractura de fémur, Naomí Siegmann murió por una neumonía inesperada el pasado 28 de febrero en la Ciudad de México. El desinterés de los medios por una figura como Naomí Siegmann evidencia el pésimo desempeño que tiene el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en la difusión de las artes visuales. Concentrado en apoyar los intereses del mercado artístico, el INBA ha olvidado que su obligación de servir a la sociedad incluye promover la diversidad creativa de la comunidad artística. Y en lo que se refiere a las prácticas escultóricas, las mujeres han hecho aportaciones que merecen una atención especial. Este texto se publicó el 11 de marzo de 2018 en la edición 2158 de la revista Proceso.

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