Teotihuacán, cien años de investigación… y controversias

miércoles, 21 de marzo de 2018 · 09:08
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Formado por especialistas como Eduard Seler y Frans Boas --quienes concebían que la antropología era una ciencia integral en la cual se conjuntaban arqueología, lingüística, etnología y antropología física--, Manuel Gamio (1883-1960) aplicó ese pensamiento en la investigación que en 1917 inició en Teotihuacán y dio lugar a su reconocido libro La población del Valle de Teotihuacan, publicado en 1922. En otro también famoso trabajo, Forjando Patria, publicado por Editorial Porrúa en 1916, expone sus ideas: “La arqueología es parte integrante del conjunto de conocimientos que más interesa a la humanidad y que se denomina antropología, o sea el tratado o ciencia del hombre. La antropología suministra el conocimiento de los hombres, y de los pueblos, de tres maneras: 1) por el tipo físico, 2) por el idioma y 3) por su cultura o civilización.” Todo ello lo explica el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en su ensayo “La antropología en México”, en el cual hace un recuento de los estudios en la zona, ubicada en el Estado de México, y también de cómo la propuesta integral de Gamio vino a menos y se fueron individualizando o separando las diversas disciplinas. (http://revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/51_3/antropologia.mexico.pdf) Ahora, con el propósito de “saber si el sueño de Gamio se mantuvo” y generar “una conciencia compartida entre la institución y la gente de los municipios de San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides”, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) retoma el Proyecto Evocando Teotihuacán: 100 años de memoria, iniciado en 2015, que busca “hacer una antropología de la arqueología”, según informa a través de un comunicado. La propuesta no sólo hará un recuento de un siglo de estudios en la Zona Arqueológica de Teotihuacán, conmemorará el centenario de las dos obras insignes de Gamio. Responsable del proyecto, el doctor Hilario Topete Lara explica en el comunicado que se trata de retomar los lineamientos del considerado precursor de la antropología mexicana moderna, tomando en cuenta tanto a la población aledaña como al territorio, la fisiografía, la educación y otros aspectos, y proponer proyectos para el mejoramiento de las condiciones de la población del valle. Se ha iniciado con el registro, por parte de estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, de testimonios orales y fotográficos con los cuales se integrará el llamado Archivo Teotihuacan, 100 años de memoria. Se recogen entrevistas, remembranzas, opiniones y conocimientos de artesanos, como Reyes Arenas, maestro de lapidaria, la pintora Marina Trujillo Noriega, vecinos de la zona, los investigadores Elvira Pruneda y Jesús Torres Peralta, y la periodista Ángeles González Gamio, nieta del antropólogo. La subdirectora técnica de la zona, Verónica Ortega, destaca que las comunidades aledañas a Teotihuacán viven esencialmente del turismo, tuvo más de cuatro millones de visitas en el año anterior, y no hay actividad industrial, agrícola o ganadera. De ahí que se desarrollen talleres de capacitación y programas de divulgación para formar niños y jóvenes como guardianes del patrimonio. Participarán en el proyecto las coordinaciones nacionales de Arqueología y de Antropología, la Dirección de Sitios, la propia Zona Arqueológica de Teotihuacán y el Centro INAH Estado de México. Asimismo, provenientes de las facultades de Arquitectura y de Filosofía y Letras de la UNAM, a través de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Intercultural, los alumnos colaboran para la rehabilitación del Teatro al Aire Libre inaugurado en 1924 como una de las acciones de Gamio. Hay que decir que, si realmente se quiere hacer una memoria completa sobre los últimos cien años en Teotihuacán, tendrán que incluirse momentos verdaderamente controvertidos en su historia, que incluso llegaron a provocar el enfrentamiento entre la población y las autoridades del INAH. Y también de las autoridades con los propios investigadores y la opinión pública. Por ejemplo, cuando durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se pretendió construir la llamada Plaza Jaguares a la entrada del sitio. El hecho fue documentado ampliamente por el reportero Roberto Ponce en el semanario Proceso y luego en el libro México: Su apuesta por la cultura, coeditado por la revista, la UNAM y Grijalbo. En 2004, en el gobierno de Vicente Fox, otro caso que polarizó opiniones fue la construcción de una tienda de la cadena Walmart en San Juan Teotihuacán. En 2013 el New York Times dio a conocer que la transnacional había sobornado a distintas instancias mexicanas con 52 mil dólares para lograr las autorizaciones y permisos correspondientes. El dos veces director del Instituto (en ambos momentos), Sergio Raúl Arroyo, nunca aclaró la información. Siendo gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, irrumpió otro espinoso tema: la perforación de las pirámides para instalar la infraestructura para el show Resplandor Teotihuacano, que logró suspenderse. Aunque años más tarde, ya en el gobierno de Eruviel Ávila, y con Peña como presidente, se retomó el proyecto de un show que hasta la fecha se presenta por las noches en la zona arqueológica con el nombre de “Experiencia Nocturna en Teotihuacan”, cuyo costo de ingreso es de 471 pesos por persona. Sin duda hay muchos testimonios por recoger sobre estos temas.

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