Para no olvidar: Ayotzinapa, el paso de la tortuga

sábado, 24 de marzo de 2018 · 09:17
Ayotzinapa, el paso de la tortuga obtuvo dos reconocimientos en el reciente Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El documental, coproducido por el recién galardonado Guillermo del Toro y dirigido por Enrique García Meza, reconstruye los hechos violentos del 26 y 27 de septiembre de 2014 que culminaron con la desaparición de decenas de normalistas de Guerrero. Según los testimonios que sobrevivientes y familiares de algunas víctimas relatan en el filme, la impunidad y la injusticia de las autoridades son una constante en este caso. “Es muy duro saber que los que deben cuidarte hagan lo contrario”, dice a Proceso el director de la cinta. GUADALAJARA, Jal. (Proceso).- El documental sobre el caso Ayotzinapa, producido por el recién laureado cineasta Guillermo del Toro, tiene una finalidad: “¡No olvidar!” El filme Ayotzinapa, el paso de la tortuga, dirigido por Enrique García Meza y también producido por Bertha Navarro, Alejandro Springall, Guadalupe Meza, Mónica Lozano y TV UNAM, narra los sucesos violentos de la noche del 26 y de la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. En la cinta de 80 minutos, padres y compañeros de los normalistas desaparecidos y de los sobrevivientes de ese suceso denuncian “la injusticia e impunidad del actual gobierno sobre el caso”. Se expone que “el ataque fue una operación de varios funcionarios públicos y que el 27 Batallón de Infantería tomó el control de Iguala”. El trabajo también destaca la “fabricación” de culpables mediante “torturas infames” y expone por qué el cuerpo de Julio César Mondragón apareció sin rostro. El documental de Del Toro y compañía, que se estrenó en la 33 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), ganó el Premio del Público y el galardón Guerrero de la Prensa. En su primera exhibición asistió el creador tapatío, ganador de dos premios Oscar el domingo 4 por su cinta La forma del agua. García Meza –quien ha trabajado por más de 25 años en la producción de cine, comerciales, televisión y radio, y quien desde hace 12 años organiza talleres en comunidades rurales– considera que el filme será visto por el respaldo de Del Toro, Navarro y de los demás productores. “Al tercer día de lo de Iguala tomé la decisión personal de filmar. Del Toro y Navarro estaban muy dolidos por lo ocurrido y decidieron entrarle. Sí va a ayudar al largometraje el que Del Toro sea parte del proyecto, porque lo quieren, respetan y cuenta con una fuerte credibilidad; lo mismo Navarro, los demás y yo”, dice. Para Del Toro es importante denunciar la desaparición de los 43 normalistas de Guerrero. Él contó que, al día siguiente de los hechos violentos, Navarro le dijo que necesitaba cámaras y recoger testimonios. “Yo se las envié, porque urgía antes de que se ocultara todo”, respondió. (Proceso 2139). “¡Esto no ha parado!” A la segunda función en el FICG asistieron Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa, y Joaquina García Velázquez, madre de Martín Getsemany Sánchez García. Legideño se mostró muy desalentada: “Desgraciadamente, a nosotros nos han arrebatado a nuestros hijos y continúan las desapariciones en el país. ¡Esto no ha parado!, tenemos que levantar la voz. Debemos ponerle un ya basta a este gobierno. Que no siga pisoteando nuestros derechos. Nosotros, como padres, llevamos caminando 41 meses sin ninguna respuesta. “Sólo hemos recibido mentiras. Quieren de nuevo darnos la gran mentira histórica, fabricada por el gobierno de México, pero contamos con evidencias científicas, tanto de los peritos argentinos como del grupo de expertos, que nos indican que no ocurrió tal incendio en el basurero de Cocula. Lo que queremos y pedimos es que se siga difundiendo que nuestros hijos están desaparecidos. Estos documentales nos han ayudado para que el caso no sea cerrado.” Con un gran retrato en sus manos, la señora también aseguró que no aceptarán que se cierre el caso “mientras no sepamos dónde están nuestros hijos. Ése es el objetivo del gobierno, pero no lo va a lograr. Queremos la verdad, no aceptamos más mentiras; queremos justicia y verdad”. García Velázquez también portaba una imagen de su hijo y expresó que “sabemos muy bien que fueron las autoridades quienes se llevaron a los nuestros. Por eso seguimos en pie de lucha, para saber dónde están”. A su vez, Eduardo Maganda, uno de los sobrevivientes de Iguala y quien asistió a la proyección, destacó la importancia del esfuerzo para crear el filme. “Cuando salimos de Iguala, ese día estábamos en shock. Muchos no queríamos hablar. Nos cerrábamos y, en ese sentido, le agradezco a Enrique García que nos haya tenido paciencia, porque no fue fácil para nosotros narrar y tampoco para él fue grato lidiar con todo este mundo de desgracia. “Con esta película se logra mantener la voz. Lo mismo con las marchas y en Facebook, porque (las autoridades) siguen manteniendo la tesis de Cocula. ¡Esa es una mentira! ¡Ellos quisieran olvidarnos!, pero ¡ni perdón ni olvido!, esa es la consigna”, dijo. Acto de conciencia García Meza, hijo del fallecido cineasta Sergio García, cuenta que su mamá fue educadora y su mundo estuvo cercano a las escuelas normales. Además, recordó que muchos de sus compañeros de primaria acabaron siendo profesores normalistas rurales. “Por eso me dolió mucho la situación”, asegura. Entre los testimonios del documental se encuentran los de la abogada colombiana Ángela Buitrago, quien integró el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que investigó durante un año la desaparición de los normalistas. Navarro expone que realizar Ayotzinapa, el paso de la tortuga “fue un acto de conciencia y una necesidad de parte de esta sociedad civil de la cual somos también los cineastas”. Recuerda que García Meza llegó a Ayotzinapa en octubre de 2014. “Él estuvo mucho tiempo acompañando a los estudiantes y a los familiares para que confiaran en nosotros. Este filme es para no olvidar”. –¿Cómo fue el proceso de selección para aparecer en pantalla? – se le pregunta a García Meza. –Fueron las circunstancias. Empecé a buscar a Omar García y a varios más, pero estaban muy ocupados. Entonces, era meterme como prensa por momentos. Eso igual me dio miedo. “Comencé a platicar con los chavos que no se veían, que casualmente luego acabaron siendo secretarios de Ayotzinapa. Fui platicando con ellos de uno en uno. “El caso de Gasparín fue muy bonito. Luego de lo de Iguala él se había ido de la escuela durante dos meses. Cuando volvió, me vio grabando y se nos pegó. Le pregunté si podía entrevistarlo. Me respondió que en ocho días. Cuando le pregunté por qué en ocho días, siendo que todos me decían que al día siguiente o que mañana, él me respondió: ‘Te doy mi palabra’, y la cumplió. “Me estuvo siguiendo seis, siete días. Él escuchaba las entrevistas o las pláticas y el día que lo vi, a los ocho días, le dije que hoy se vencía el plazo. Él escogió el lugar, todos escogían su lugar, y cuando finalizamos me dijo: ‘Es que yo tenía todo atorado’. “Este joven iba a dejar la escuela, pero se quedó. Me di a la tarea de platicar y platicar con todos y se fue dando la selección. Muchos tenían miedo de hablar, y eso se entiende. En el documental hay dos que salen anónimamente por su miedo”, explicó. –Usted rescata los señalamientos de que intervino el Ejército, ¿qué piensa? –Es muy duro saber que los que deben cuidarte hagan lo contrario. Gran parte de la investigación la realicé, primero, en Iguala. Pregunté a varias personas lo sucedido. Sin embargo, me pedían que dejara el celular o que lo apagara. Y me señalaban el lugar dónde vernos, a una o dos calles, lejos de mi carro, y me narraban. Se escondían de sicarios. Sabían dónde se hallaban y pues sí los veías. Esa información la comparaba con la gente de Ayotzinapa y los estudiantes. Al principio, el caso no se hablaba porque todos pensamos y creíamos que estaban acuartelados. Son tres lugares donde el Ejército estuvo. –¿Cómo cree que ayude el documental al caso? –La gente sí puede generar un movimiento de cambio. Nosotros les contamos una versión, pero para mí lo importante es provocar el “date cuenta, conócelos y escúchalos”. Lo que deseo es que provoque una reflexión y que volteemos a ver al otro. Que todos tenemos los mismos derechos. Somos iguales. Creo que eso es lo que yo buscaba en el documental. “No quiero incitar a que cambien su voto, pero sí hay que pensar”, dice. García Meza grabó cuatro mil horas de material. Debió pulir y pulir. “Dejamos fuera cosas importantes, pero todos tomamos el camino del respeto por el sentimiento. Fue un trabajo de equipo, y sí fue muy complicado”. Agregó: “Es importante el momento político del país. Me encantaría que se distribuya más por todos lados”. Ayotzinapa, el paso de la tortuga, con imágenes de Procesofoto, se espera que sea proyectado por TV UNAM. Este reportaje se publicó el 18 de marzo de 2018 en la edición 2159 de la revista Proceso.

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