AGUASCALIENTES, Ags. (proceso.com.mx).- Dos exposiciones temporales, una de fotografía y otra de arte digital, conforman la oferta que nutre al Museo Nacional de la Muerte (MUMU), el único recinto en todo el país en donde se expone el culto popular, festivo, iconográfico y artístico mexicano en torno a la muerte. Como oferta local y alterna para los visitantes a la Feria Nacional de San Marcos 2018 en su 190 edición, que culmina hoy, está el recinto de la Universidad Autónoma de Aguascalientes ubicado en tres edificios, uno de ellos parte del antiguo convento de la orden Franciscana, que expone hasta fines de julio: Contempladores del cosmos, de Mariana Palova, ubicada en la Sala Polivalente del recinto, compuesta por 20 piezas de técnicas donde convergen el óleo y el arte digital recreando personajes, criaturas y elementos del universo material e imaginario. Sobre ella se lee en la exposición: “La referencia general es sumamente sugestiva: seres que deambulan entre los sueños y la realidad, sea tergiversada o natural. De cualquier modo, difícilmente es posible acceder en estos mundos sin un estímulo, sin una sustancia que provoque un proceso alquímico en nuestro ser y exalte nuestra capacidad de entrar y salir de espacios interdimensionales al puro estilo de Aldous”. La segunda muestra es La muerte: herencia, tradición y devoción de Joel Torres, conformada por 37 piezas fotográficas colocadas en un panel corrido en la Galería Exterior del museo, misma que recoge manifestaciones en torno a la muerte a partir de la vida cotidiana nacional. El MUMU El Museo Nacional de la Muerte que se abrió en 2007, expone poco más de 2 mil piezas, la mayor parte del coleccionista y grabador Octavio Bajonero Gil, a la que se le unió en 2014 y tras una ampliación al discurso iconográfico, otra parte de la colección personal de Daniel Mercurio López Casillas. El Museo está distribuido en tres recintos del patrimonio universitario de Aguascalientes: el Edificio “19 de Junio”, Edificio “C.P. Humberto Martínez León” y Edificio “J. Jesús Gómez Portugal”. Se recorre en tres partes; el primer edificio alberga los apartados: Inframundo, Visión prehispánica, Mundo novohispano, México independiente y Época contemporánea, en los cuales se incluyen fotografías, esculturas, así como grabados, dibujos y litografías de artistas como Leopoldo Méndez, Alberto Beltrán, José Guadalupe Posadas y Saturnino Herrán, y por supuesto de artesanos “Anónimos” de diversas localidades del país. Por fuera alberga la Galería Exterior, y entre esta galería y el patio se encuentra la Sala Polivalente, recinto para exposiciones temporales, que se cambian cada tres meses aproximadamente. Y el tercer edificio y más antiguo, parte del convento franciscano, corresponde a la muerte como concepción de la tradición popular de la segunda mitad del siglo XX a la fecha: calacas, calaveras, diablos, santos, catrines y catrinas hechos de papel maché, barro, madera y cartón a usanza de distintas tradiciones del país, en especial del estado de Michoacán, de donde es originario Bajonero Gil, y se divide en la sala de arte popular neo-prehispánica, de Arte Popular de Calaveras y de Arte Popular funerario y ritual.