"El insulto", de Doueiri, al corazón del Medio Oriente

viernes, 31 de agosto de 2018 · 10:18
A través de un conflicto de plomería entre vecinos –un cristiano libanés y un palestino refugiado– en Beirut, la película de Ziad Doueiri, El insulto, despliega un universo de contradicciones y odios. No es el bien contra el mal, dice a Proceso el cineasta libanés, sino dos personas similares “colgadas de sus viejas creencias”. El filme, nominado para un Oscar y que se estrenará aquí este viernes 31, ha levantado gran polémica. https://youtu.be/O-HVIv-tBQg CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La guerra, el racismo, la injusticia, el odio, el pasado, la venganza, el reclamo, la dignidad, la violencia, las religiones, la política, la ideología, las leyes, las creencias, el sufrimiento, los medios informativos y la situación de la mujer, son los múltiples fondos que se conjugan en un controvertido largometraje: El insulto (The insult), del conocido realizador libanés Ziad Doueiri. Se trata de una historia que incluso fue prohibida por el movimiento mundial antiisraelí Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), y nominada este año al Oscar por Mejor Película Extranjera, a estrenarse este 31 de agosto en México. Frente a los pros y los contras, Doueiri resalta en entrevista con Proceso: “Es una película con muchas esperanzas. Es un drama, pero no una tragedia…” Aclara que “la historia no se trata de una guerra: “El Medio Oriente es sólo la arena. Es decir, el fondo de la trama. Esta ficción pudo haber sido situada en Argentina, España, Irlanda, Yugoslavia o México, etcétera, etcétera.” Enseguida enfatiza tajante el realizador, nacido en 1963, pero que salió de Líbano cuando inició la guerra civil, en la primavera de 1975, y concluida a finales de 1990: “El insulto es sobre dos personas que luchan por recuperar su dignidad.” Coproducido por Francia, Líbano, Estados Unidos, Bélgica y Chipre, el filme es distribuido en el país por Alameda Films con alrededor de 50 copias. Dos personajes intensos Doueiri, quien creó el guión de El insulto junto con Joelle Touma, subraya entusiasmado: “Decidimos crear El insulto porque sentimos que poseíamos una buena historia. Es casi autobiográfico. Comenzó con un incidente real que me sucedió hace unos años cuando vivía en Beirut. Un suceso muy similar al que se ve en la película. “Touma ha sido mi compañera de escritura durante mucho tiempo. Estamos escribiendo nuestro próximo proyecto juntos. Ambos conocemos la forma de pensar del lugar de donde somos. Crecimos en el mismo país, vivimos eventos muy similares en el Líbano, pero en lados opuestos. Ella creció dentro de una familia cristiana de derecha y yo en una familia musulmana de izquierda, y ambos tuvimos alianzas opuestas durante la guerra. Venimos de diferentes campos. Esa diferencia es lo que usamos en nuestras cintas. Conocemos nuestra historia y la dinámica involucrada.” El largometraje, de 112 minutos, comienza en Beirut. Ahí Toni (Adel Karam), un libanés cristiano, se encuentra en el balcón de su departamento del que sobresale un tubo de agua y moja a Yasser (Kamel El Basha), un refugiado palestino encargado de arreglar las calles y fachadas de los edificios. Éste arregla el tubo y Toni lo rompe.  Por tal motivo inician una discusión. Yasser insulta a Toni. Este último quiere una disculpa a como dé lugar. Yasser lo intenta, pero Toni lo hiere al decirle que “ojalá Ariel Sharón (militar y político israelí) los hubiera aniquilado a todos”, y sin más Yasser lo golpea. Toni decide interponer una queja legal. Llegan a un juicio que incita a palestinos y cristianos a enfrentarse en las calles. El problema lo retoman los medios de comunicación. Y el presidente de Líbano interviene porque se convierte en una crisis nacional. –La cinta no trata del bueno contra el malo o viceversa. Ni muestra quién tiene la culpa. ¿Eso se lo planteó desde un inicio? –Exacto… No muestra el bien contra el mal. Es bueno versus bueno. Dos personas que son similares en muchos aspectos, pero que están colgadas de sus viejas creencias. Se aprecia que cada uno de los protagonistas fue afectado por una peripecia histórica traumática en su juventud: Toni sufrió la masacre de Damour y Yasser pasó por el llamado Septiembre Negro en Jordania. –Por momentos se odia a Toni. ¿Cómo define a este personaje? –Toni no es un nacionalista. Él solo se aferra a su pasado. Pertenece al Partido Cristiano que participó en la guerra hace mucho tiempo, pero él no pasó la página. Desde un punto de vista dramático, construí un personaje que carga un pasado, un misterio que debe superar. El insulto se estrenó en la 74 edición de la Mostra de Venecia. Ahí Kamel El Basha obtuvo la Copa Volpi por Mejor Actor. Adel Karam es un artista con una amplia experiencia. Doueiri explica: “Elegí a Karam en un casting. Me gustó su enfoque instintivo a la actuación. Él había crecido en el mismo vecindario donde filmamos. Conocía todos los matices de cómo es estar en ese barrio. El papel de Toni es de alguien que mantiene una ira reprimida contra Yasser por lo que representa Yasser. Es una persona extrovertida, grosera, astuta y cree en el sistema de justicia. Contacté por Skype a Kamel El Basha porque no había forma de que yo fuera a Jerusalén. Él poseía una forma diferente de trabajar, ya que proviene del teatro. Perseguía que Yasser, el personaje que recrea, fuera alguien que no hablara mucho. Yasser no cree que tenga sentido hablar. No posee fe en la vida, ni mucho menos en el sistema de justicia. “Me sentí muy feliz cuando Kamel El Basha recibió el premio en Venecia porque era la primera vez que laboraba en un largometraje y además era la primera vez que ganaba un actor palestino.” Todo al límite Doueiri, radicado en París, Francia, critica a los políticos de Líbano, su país natal, porque “lo están destruyendo”. En El insulto se menciona a Bachir Gemayel, comandante de las Fuerzas Libanesas durante los primeros años de la Guerra Civil en ese país y presidente electo. Y a Ariel Sharón, quien fuera ministro de Israel.  –¿Pensó en las críticas negativas al poner en la cinta la frase: “Ojalá Ariel Sharón hubiera terminado con todos los palestinos”? –Sí, sabía que provocaría un debate, y ofendería a algunos, pero ¿y qué ? ¡Esta es una película! Fue la base de toda la trama. Por eso se convierte en un problema legal y moral. “Es su ideología la que define a esos personajes. Yo pretendía llevar a los personajes al límite, para que su arco al final del largometraje fuera más relevante. Siempre me han atraído los intérpretes extremistas.” –¿Era su objetivo mostrar las heridas no cicatrizadas de la Guerra Civil libanesa? –No quería mostrar la herida de la Guerra Civil… Ese no era mi objetivo. “Simplemente es un territorio con el que estaba familiarizado. Este no es un filme histórico o una película con un mensaje. Es únicamente un relato sobre dos personajes que buscan justicia y dignidad. “ El realizador libanés estudió cine en Estados Unidos y fue primer ayudante de cámara de Quentin Tarantino. Escribió el guión de su primer largometraje en 1998 en México, West Beirut, con el cual obtuvo el Prix François Chalais en la Quincena de los Realizadores de Cannes, y su segunda cinta (2004) fue Lila dice (Lila says). Hacia 2012 hizo El atentado (The attack), filme que no le gustó al movimiento BDS que intenta finalizar con el apoyo internacional a Israel en la opresión a los palestinos y presionarlo para que cumpla con la ley internacional.  Además, el Estado libanés, que ya había presentado El insulto como candidata al Oscar, detuvo al director de cine en Beirut por haber rodado parte de El atentado en Israel y trabajar con actores israelíes (Líbano prohíbe a sus ciudadanos pisar ese país, con el que aún se encuentra técnicamente en guerra desde el conflicto entre ambos en 2006).  El realizador compareció ante un tribunal militar y los cargos fueron retirados.  –El insulto igual le generó problemas con el movimiento BDS, a pesar de que usted ha declarado que está de acuerdo con la finalidad de esa organización. –No tuve ningún problema durante el rodaje. Los enfrenté más tarde, cuando el BDS comenzó su campaña contra la película y en mi contra. Lo hicieron antes en mi película El atentado y convencieron a veintiún gobiernos árabes de prohibir la película, solo con el argumento de que fue filmada en Israel. Doueiri se molesta: “El BDS es un grupo fascista que afirma defender los derechos de los palestinos, pero no es cierto. Está difamando la causa palestina al oprimir el pensamiento libre y perseguir a aquellos que no están de acuerdo con sus miembros. Afortunadamente, no operan en América Latina. Me convertí en su delator, para exponerlos, luchar contra ellos y desmantelarlos y eventualmente reemplazarlos con una verdadera resistencia.” Incluso piensa que el BDS atenta contra su libertad de expresión. –¿La nominación al Oscar de El insulto le ayudó a resolver algo con el BDS? –La nominación fue grandiosa porque me dio una mejor arma para luchar contra los que intentaron impedir que lanzara la película. La nominación al Oscar les dificultó su intención. –Entonces, ¿lo arrestaron por El atentado? –El arresto de las autoridades libanesas se debió a que el periódico del BDS y Al Akhbar (otro periódico fascista de izquierda financiado por Irán) presentó una denuncia ante el ejército. El ejército sólo siguió el procedimiento. Fui liberado al día siguiente que me apresaron. La campaña contra mí y la película es porque la premisa de El insulto, no les convenía. La verdad, que los palestinos han cometido crímenes de guerra, no se adecuaba a su ideología. –A pesar de todo, ¿cómo fue recibido El insulto en Líbano tras su estreno el 14 de septiembre del 2017? –Fue muy bien recibido. Un periódico escribió: “Fue aclamado por los cristianos, advertido por los musulmanes sunitas y boicoteado por los musulmanes chiítas”. No obstante, la película fue muy atacada  por la izquierda. El cineasta argumenta que le tienen manía, por lo de Israel: “Como defienden la causa palestina, aquello fue alta traición. Lo mismo con la película, porque en ella se dice que los palestinos también cometieron atrocidades durante la Guerra Civil, aunque eso es rigurosamente cierto.” –El pasado es muy importante en la película, ¿la gente debe olvidar el pasado trágico? –La gente a veces olvida su pasado, otros no. Depende de lo que suceda después de que una nación atraviese la agitación. Los libaneses aún no han examinado su pasado. Después de que la guerra terminó en 1990, no hubo rendición de cuentas. A los libaneses se les dijo que pasaran la página y los mismos políticos que dirigieron la guerra volvieron al poder. –Algunos críticos de cine han destacado que usted ha simplificado, “tal vez en exceso”, un problema más complejo como lo es la situación del Medio Oriente. ¿Qué responde? –No simplifiqué el problema en absoluto. Logré que fuera una historia simple con personajes complejos. Doueiri ha declarado en otras entrevistas que siempre pensó que en Líbano los musulmanes eran las víctimas, los buenos, y los cristianos eran los perpetradores, los malos, pero que con el tiempo, al sentarse con sus enemigos, se dio cuenta de que no son traidores, “también lucharon y sufrieron y se sacrificaron en defensa de sus ideales”.  Según él, “esta película intenta demostrar que nadie tiene el monopolio del sufrimiento, y en los últimos cuarenta años los palestinos han tratado de hacerse con él”. Incluso, en Europa el filme ha causado discusión: “Allí se simpatiza mucho con los palestinos, hasta el punto de que se tiende a idealizarlos. Pues bien, resulta evidente que los palestinos también han cometido atrocidades. Tienen crímenes de guerra. Parece que hablar sobre eso es un tabú.” –Usted ha subrayado que la causa palestina ha sido sobreexplotada, ¿eso cree? –Sí, y abusada y agotada. Un nuevo enfoque debe ser inventado. –¿Cree que el conflicto de Medio Oriente se entiende globalmente? –No, nadie entiende el Medio Oriente porque la gente del Medio Oriente no se entiende a sí misma. En México –El insulto se estrenará en México, ¿cuál es su sentir? –Desearía poder estar presente en México durante el lanzamiento. Viví en México en el pasado. Me casé con una mujer mexicana de la Ciudad de México. Escribí mi primera película, West Beirut, en San Miguel de Allende, Guanajuato. No puedo ir a México esta vez porque tengo mucho trabajo por mi próximo proyecto. –¿Qué quiere lograr con su cine? –No pienso en la contribución. Sólo sigo y hago mis películas. Amo mi trabajo… “No tengo ningún objetivo en particular al crear mis largometrajes. Únicamente quiero continuar escribiendo y haciendo mis películas. El mundo es muy muy interesante en este momento.”  Al preguntarle cómo fue trabajar con el realizador de Bastardos sin gloria, sólo menciona: “No suelo hablar de Tarantino a menudo, excepto que es un cineasta brillante.” Al final, ante la interrogante sobre el tema de su siguiente largometraje, relata muy concretamente: “Estoy trabajando con Joelle en un nuevo guión. Se trata del nacionalismo. Se llevará a cabo en Estados Unidos, Siria y México.”    Este texto se publicó el 19 de agosto de 2018 en la edición 2181 de la revista Proceso.

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