La poesía en lenguas indígenas, presente en homenaje a León-Portilla

jueves, 3 de octubre de 2019 · 21:52
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Poesía en náhuatl, mixe, mixteco, totonaca y zapoteco estuvo presente durante el homenaje al historiador, investigador emérito y gran Tlamatini (sabio) Miguel León-Portilla, durante el acto de cuerpo presente que se le rindió este día en el Palacio de Bellas Artes. Desde muy temprano, apenas entrando al recinto cultural más importante del país se recibía a los usuarios con dos programas, uno con la reproducción del poema en náhuatl y español “Por todas partes serpiente”, rescatado por el también traductor en las Obras de Miguel León-Portilla. Tomo X. Volumen I. Obra literaria y ensayos varios; y en un segundo una lectura de poesía. Con eso ya se advertía que la poesía en lenguas indígenas, más allá de la presencia de diversos funcionarios y personajes del gremio cultural, tendría una actividad preponderante en el acto… y así fue. A decir de Víctor Cata quien leyó “Lamento” en zapoteco y español, y seleccionado a raíz de una investigación que ha emprendido sobre la muerte en esa cultura, comentó para Apro: “No tuve el gusto de conocer personalmente a León-Portilla, sólo a través de sus escritos y su amor por las culturas indígenas, pero sí de algo todos estamos seguros es que fue él quien inició esta reivindicación después de 400 siglos, fue él quien le dio voz a los vencidos en un tiempo que no daba espacio al pensamiento indígena”. Por su parte Natalio Hernández, visiblemente afectado por el deceso del historiador, recordó: “Durante el primer Encuentro de Poesía de los Pueblos Indígenas, don Miguel dijo –entre otras ideas-- aquí mismo en Bellas Artes, ‘La poesía es la palabra de la esperanza’, los antiguos mexicanos dijeron ‘lo único verdadero en la tierra es la flor y el canto, la poesía’. Yo creo que más allá de los bienes materiales está la poesía, flor y canto, porque son los que nos acompañan durante el último trayecto de nuestras vidas, en el trayecto hacia la muerte. El Mictlán, ciudad mítica y real que denominaron nuestros antiguos mexicanos y que conocemos como cementerio, ‘la ciudad de los muertos’, le dicen los escritores en lengua española”. Hernández leyó un fragmento de La huida de Quetzalcóatl, obra de teatro escrita en náhuatl por León-Portilla en 1952, que dice: Melahuac san miquistli hueli tech quixtia ipan cahuitl. Tech quixtia ihuan tech macahua campa amo tlen oncah… Queman timiquih, Timocuepa quehuac se tlatzayantli Campa motlalohac hueyi cahuitl. Se pamitl tlen sanimah motemitia Ica yancuic tlachihualismeh, san tlachiah, san moyolitiah. En realidad, solo la muerte puede sacarnos del tiempo. Nos saca y nos hunde en la nada… Al morir, nos volvemos una rasgadura en el torrente del tiempo. Un surco que muy pronto vuelve a llenarse con vidas nuevas, indiferentes, que nacen. Por su parte el poeta Juan Gregorio Regino, director del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), quien leyó el poema “No es eterna la muerte” en mazateco también dio unas palabras sobre el homenaje y un pendiente que tras el deceso del autor La visión de los vencidos se ven obligados a trabajar como instituto: “Era casi obligado que se le rindiera homenaje mediante la poesía, las letras indígenas también fueron parte de su pasión, escribió muchas antologías y trabajos de poesía antigua, pero también dedicó tiempo a la poesía indígena contemporánea, sabía de este movimiento y en distintas lenguas, no sólo del náhuatl en el que era experto, acumuló mucha información del maya y le dedicó tiempo al mixteco, zapoteco, tlapaneco, un buen número de lenguas y de hecho buscaba que se hiciera un registro literario de las 68 lenguas, una tarea titánica que dejó pendiente con nosotros así que nos quedamos con ese deber de la continuidad que a su vez será nuestro mejor homenaje”. También el joven poeta Iván León Javier, quien estuvo moderando parte de la lectura de poesía comentó: “Para los pueblos originarios León-Portilla fue un maestro entre maestros en el pensamiento de la cultura y filosofía náhuatl junto a lo que implica su diversidad cultural y lingüística, de ahí que muchos de los pueblos originarios --si no es que todos--, estamos agradecidos al respecto, de sus aportes en el ámbito literario e histórico, en mi caso, mi primer acercamiento fue con Visión de los vencidos que tuvo un gran impacto en mí. Por eso le regalamos a él palabras floridas en lenguas indígenas”. De hecho, de los tres poemas que leyó, Iván León Javier dio a conocer uno inédito “El atabal de tu energía”, escrito especialmente para León-Portilla, mismo que dice: Otitechixpetlanalteh;/ aman moyolo omokwep/ se weyi xochitepetl./ Amo titechkahtewa toselti;/ anawaktlakameh tikmastokeh/ ika mohmostla kwaltsin yoliwis/ kostik moixxochitepeyoh,/ kapotstik moixxochitepeyoh,/ chichiltik moixxochitepeyoh,/ tehxoktik moixxochitepeyoh./ Motlapowa on weyi xochiohtli./ Ne Miktlan tahwatsin/ timoyekyolxochiyowas. * Le diste luz a nuestros rostros;/ ahora tu corazón se ha vuelto/ cerro de flores portentoso./ Sabemos que no nos dejas solos;/ los pueblos del Anahuac concebimos/ que sol con sol nacerá muy bello/ de amarillo tu rostro cerro-flor,/ o de negro tu rostro cerro-flor,/ o de rojo tu rostro cerro-flor,/ de azul-verde tu rostro cerro-flor./ Se abre el ancho camino de flores/ para que allá donde yace Mictlan/ florezca hermoso el atabal de tu energía. Sobre el tema el también poeta Vicente Quirarte refirió sobre el despliegue de versos en el homenaje: “Me parece maravilloso, le debemos mucho a León-Portilla como poeta, no solamente él escribió poemas, ahí está “Cuando muere una lengua”, y mucha gente piensa que de lo mejor de su obra fue ‘el invento’ --porque lo dicen así-- de los Trece poetas del mundo azteca ¡Caramba! si así fue, entonces fue un gran poeta, y creo que en nuestro idioma destacar a otros en distintas lenguas, ya sólo eso lo convierte en un intérprete de primera y un poeta de primera categoría”. Entre las mujeres poetas que dieron lectura se encontró también Nadia López García y la propia subdirectora de Diversidad Cultural, Natalia Toledo, ésta última quien dedicó a Marisa León-Portilla, hija del historiador, unas palabras en zapoteco: Xinga guengaduti Guengaduti nga guyadxiu’ Ti dani xu’ba’ lu nisa Ne qué gu’yu bixho’zo. Qué es la muerte La muerte es mirar una silla Y no ver a tu padre.

Comentarios