'Un beso en la frente”

lunes, 25 de noviembre de 2019 · 14:05
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Al interior de la familia se ejerce la violencia de género hacia las mujeres y queda silenciado por la normalización y el miedo a hacerlo visible. Cuántas familias no han experimentado cómo el padre golpea sin reparo a su mujer y no hay quién le ponga un alto. La violencia que se vive desde la infancia reproduce al interior y al exterior de la familia este comportamiento, del que es urgente cobrar conciencia para frenar, castigar y evitar que siga sucediendo. La obra Un beso en la frente, que se está presentando de manera itinerante en foros y más de 20 planteles de bachillerato y nivel superior de la Universidad Nacional Autónoma de México, aborda el tema y encuentra formas de solucionarlo, no sin antes mostrarnos su gravedad. En Un beso en la frente Ana decide intempestivamente casarse con un hombre que la golpeará durante siete años y del cual logrará separarse, pero que en un cumpleaños de su hija, él la dejará en estado de coma por más de siete años y su hija ignorará lo que ocurrió. La salida del hombre de la cárcel y el hecho de que Ana recobre la conciencia, es lo que desatará el conflicto en esta obra, presentando distintas maneras de abordarlo y dar alternativas. La obra de teatro utiliza recursos que rompen con la ficción y crean un distanciamiento hacia el drama, lo cual ayuda a observar y analizar con mayor claridad. Esto no implica que los espectadores no se involucren, ya que a lo largo de la función nos vemos notoriamente afectados por lo que se vive en el escenario. El libro de la española Esther B. del Brío, Un beso en la frente, es adaptado por Jimena Eme Vázquez y dirigida por Isabel Toledo, dentro del programa Universo de Letras de la UNAM para mostrar una obra de teatro contundente y de gran calidad artística. Es reflexiva y creativa, es narrativa y dramática, es un universo complejo que mueve el corazón y obliga a no pasar de largo por cada violencia que se ejerce contra las mujeres. No es normal, nos repetimos una y otra vez cuando estamos viendo las consecuencias del ejercicio del poder del hombre en el matrimonio, y la incapacidad de las mujeres de enfrentarse a ese poder. No se le habla al público directamente, pero sí hay un rompimiento de la cuarta pared. La narración y el diálogo se entremezclan y podemos escuchar la voz de Ana que se encuentra en coma y con acciones repetitivas relacionar a los personajes. Frente a la tragedia, la directora y la autora, en colaboración integral, encuentran formas para mostrarnos el drama. Las estupendas actuaciones de Tae Solana y Assira Abbate representan indistintamente a tres generaciones: la madre, la hija y la abuela, y con gestos o con convenciones escénicas nos van guiando en este juego. El espacio escénico, diseñado por Natalia Sedano, contiene en sus extremos dos mesas con aditamentos, ya sea para crear sonidos por medio de un looper o carteles para contarnos el hecho crucial de la historia. Un beso en la frente, en la que Teatro UNAM participa –y sería importante se siguiera presentando en el ámbito universitario–, es una propuesta escénica que, a través del manejo sensible de la problemática, instruye, hace reflexionar, cuestionar y cobrar conciencia para transformar. Frente a la violencia de género que vivimos, es impostergable atender las demandas universitarias actuales con acciones contundentes, y responder a la lucha feminista que exigen justicia y prevención. Este texto se publicó el 25 de noviembre de 2019 en la edición 2247 de la revista Proceso

Comentarios