Inviable una demanda contra el pintor del polémico Zapata: Carlos Lara

miércoles, 11 de diciembre de 2019 · 18:32
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para el especialista en derechos culturales, Carlos Lara, no se puede afirmar que la pintura La Revolución, de Fabián Cháirez, denigra a Emiliano Zapata “por dibujarlo como homosexual”, puesto que “la insinuante homosexualidad de la obra no representa un estado de degradación de la persona.” Por tal razón, el también cofundador de la asociación civil Artículo 27 considera que la demanda anunciada por los descendientes de Zapata contra el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el autor de la pieza --incluida en la muestra ‘Emiliano. Zapata después de Zapata’-- es inviable. [caption id="attachment_610085" align="aligncenter" width="1047"]Cartel de la exposición de Emiliano Zapata publicado en la cuenta de Twitter de la Secretaría de Cultura. Cartel de la exposición de Emiliano Zapata publicado en la cuenta de Twitter de la Secretaría de Cultura.[/caption] Advierte que una denuncia “no puede fincarse con los pies puestos en la homofobia y la discriminación”. Litigante en materia cultural, Lara apela al artículo 4º constitucional, en el que han quedado establecidos los derechos culturales para establecer que el Estado está obligado a “promover los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones, con pleno respeto a la libertad creativa”. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, añade, ha reconocido, al igual que diversos organismos internacionales, que el derecho a la cultura tiene tres vertientes: el acceso a los bienes y servicios culturales, el uso y disfrute, y en tercer lugar protege la producción artística, que es un “derecho universal, indivisible e interdependiente”. Y en tanto que la obra ha dividido opiniones entre grupos de ciudadanos que pueden demandar sus derechos culturales, se le pregunta cómo median entre dos sectores de la sociedad que antagonizan ante esa pintura. Lara responde que Bellas Artes está cumpliendo con su deber de dar a la gente el acceso a bienes y servicios culturales y, por su parte, el artista ejerce su derecho a la libertad creativa y a la protección de su producción intelectual. En ambos casos como lo establecen la Constitución, la Corte y los organismos internacionales. Notas relacionadas: [embed]https://www.proceso.com.mx/610453/emiliano-zapata-la-construccion-de-un-mito[/embed] [embed]https://www.proceso.com.mx/610414/amlo-agresiones-bellas-artes[/embed] Agrega que quienes podrían argumentar “en términos de la definición jurídica de daño moral” serían los verdaderos y legítimos parientes de Zapata, pero el argumento “se desvanece a la primera, porque la homosexualidad no es un estado de degradación de la persona, por tanto, dudo que haya un juez que dé cabida a esta demanda, porque están por encima los derechos fundamentales de la diversidad cultural, que también están establecidos en el 4º constitucional”. En segundo lugar, es complicado acreditar el daño moral porque se tendría que demostrar que, a partir de ese cuadro, la gente cambió la percepción que tenía del héroe nacional, y en un país de 120 millones de personas eso se antoja complicado. “Estamos en un problema estético, político y jurídico”, remata.

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