Familia de Juan José Arreola lo deslinda de acusaciones de abuso de Poniatowska y Tita Valencia

lunes, 9 de diciembre de 2019 · 10:31
CIUDAD DE MÉXICO (apro). - La familia de Juan José Arreola salió en la defensa del escritor mexicano luego de las declaraciones de la escritora y Premio Cervantes (2013), Elena Poniatowska, y la pianista Tita Valencia quienes acusaron agresiones sexuales o psicológicas del autor de Confabulario (1952). En días pasados, Poniatowska acusó a Arreola de abusar sexualmente de ella en los años 50, por lo que resultó embarazada de su hijo Emmanuel Haro.          En tanto, la pianista mexicana acusó un comportamiento “cruel” por parte del autor que la llevó a la “locura” y a quebrar su carrera artística. En una carta de 11 páginas -una de ellas texto, y el resto facsímiles de cartas y postales de Poniatowska y Valencia fechadas indistintamente entre 1955 y 1966-, la familia de Arreola deslindó el nombre del escritor de los comentarios recientes por parte de las escritoras. “Por respeto a ellas y a él –ausente para defenderse--, habíamos decidido mantenernos en silencio. Sin embargo, la verdad de los hechos de aquellos años se ha transformado hoy en una injusta narrativa de falsedades que no podemos soslayar. “En abono a la verdad, sin enconos personales y entendiendo la discusión actual en torno a los derechos de la mujer, adjuntamos un grupo de cartas y mensajes (sin edición alguna), de dichas autoras, cuyo contenido hace evidente una versión histórica distinta a la difundida, y que conocimos directamente”, se lee. En el caso de Poniatowska se adjuntan tres documentos: una breve postal que data de 1953 en la cual la autora de La noche de Tlatelolco se refiere a Arreola como “niño de chaleco color otoño y de muchas angustias, vas a ser feliz, feliz, feliz… te quiere Hélene”. Una amplia carta de cinco hojas, escrita a máquina, fechada en 1955, donde le narra su sentir durante el embarazo que pasa en Europa al tiempo que se despide de Arreola, en donde se lee: “Ahora respecto a lo que dices que quieres estar conmigo en el momento necesario, aunque yo no lo quiero, ¡por favor no lo hagas! Te lo suplico Juan José ¡Te lo pido más yo creo que por una especie de pudor que cualquier otra cosa! ¡No quiero esa intimidad contigo porque me parece que ni tú ni yo tenemos derecho a nada por el estilo! Yo estoy bien de salud ¡y todo pasará en las mejores condiciones posibles! “…Por lo que se refiere a ese viaje del que me hablas; por ningún motivo debes hacerlo ¡No tiene sentido Juan José ahorita los que importan son tus hijos grandes y no el bebe!... Los señores nunca sirven, ni hacen nada en los nacimientos, nomás están ahí como mordiéndose las uñas y como perdidos ¡Importan tus libros y tu éxito de editor… ¡Te lo juro delante de Dios, que yo estoy bien y estaré bien…!”. Así como un mensaje en un papel fechado en 1957 que dice “¡Tápame Juan Josecito (La amapola es de parte de nuestro niño)! Es de destacar que Poniatowska reveló la paternidad de su hijo a raíz de la salida de su más reciente volumen al que calificó de “el más personal” durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara: El amante polaco (Seix Barral). Valencia Mientras que en el caso de Tita Valencia, en respuesta a una entrevista sostenida con el diario El País el pasado 2 de diciembre, en un artículo que se tituló “Un Me Too de los años sesenta en México”, en donde la pianista española hizo referencia a un maltrato verbal y psicológico que la llevaron a un hospital mental, experiencia que quedó publicada en Minotauromaquia (1976) –cuya reedición también se presentó en la FIL Guadalajara-- y hasta ahora dio a conocer al hombre al que se refiere en esa historia como Juan José Arreola, la familia del autor se respaldó en dos cartas enviadas por Valencia en 1966. En la defensa, las misivas en papel en tono azul y escritas a máquina se lee a una Valencia entregada, dice un fragmento de la primera: “Sabes, me doy cuenta que no hay correspondencia posible entre nosotros, que mientras tú la pasas tan mal, angustiado con mil problemas reales, inmediatos, graves, yo te escribo idioteces de pájaros y música ¿Pero qué puedo hacer por ti, no sé nada de tu viaje, no tengo idea de cuánto va a durar, de cuál va a ser el recorrido, de qué vas a hablar en tus conferencias, y qué problemas anexos te agobian en México…” Y en el otro documento: “¡Perdóname amor! Te escribí una carta ayer tan horrible, tan resentida, Perdóname deveras, después de que todavía eres tan bueno de escribirme en medio de tantos problemas y ocupaciones ¡Y te quiero de tal manera, y me duele tanto de tener esos arranques de desesperanza! ¡Perdóname…”

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