'Free Solo”: adrenalina al máximo

viernes, 1 de marzo de 2019 · 15:40
MONTERREY,  N.L. (apro).- En la tradición de los documentales deportivos, Free Solo (Free Solo, 2018) es una película extremadamente intensa, con la adrenalina al máximo. Aunque es, por definición de género, una narración tomada de la realidad, más bien parece una película de acción, exhaustiva, tensa y vibrante. La producción de National Geopraphic, ganadora del Oscar de este año, relata la historia de Alex Honnold, un estadounidense que ha hecho fama como escalador. A lo largo de los años ha obtenido notoriedad por sus ascensos en solitario y sin medidas de protección, un estilo que le da título a la producción. Sin embargo, la hazaña que se apresta a realizar no se le parece a ninguna otra: subirá por la pared El Capitán, en California, una recta de 900 metros de altura, sin algún sistema de seguridad. Ninguna persona lo ha conseguido y Alex está dispuesto a jugarse la vida en el intento. Cualquier falla, un ligero resbalón en esta ladera sin asideros, le garantiza la muerte. Los directores Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin consiguen armar un gran drama sobre la tenacidad del espíritu y los límites de la fortaleza humana, mezclados con periodismo especializado, en el que muestran, además de los tensos momentos de ese y otras escaladas previas, cómo es en realidad un deportista con este altísimo nivel de preparación. En especial, se empeñan en presentar un retrato del joven, cuáles son su carácter y sus motivaciones para retar al peligro con una temeridad suicida, durante el ascenso escenificado en el 2017. La cámara encimosa, que se mete a la vida íntima del muchacho, lo presenta como un hombre taciturno, introspectivo y tímido. Es raro. Las personas que lo conocen saben que vive exclusivamente para ascender laderas inaccesibles. Si deja de moverse, languidece. El súper atleta ríe muy poco. Lo que lo hace feliz y lo conduce al buen humor, es preparar cada proyecto y ejecutarlo con maestría. Sin embargo, este moverá sus emociones hasta el extremo. La historia se va adentrando en el universo de Alex, mostrándolo como el tipo de apariencia ordinaria que es, aunque acostumbrado a los reflectores y la atención. Sin embargo, la posibilidad del resbalón fatal está siempre presente. Se recuerdan los casos dramáticos de camaradas de la montaña que forzaron los límites, hasta que la desgracia los alcanzó. Los integrantes del equipo que lo acompaña en esta aventura saben que su amigo se encuentra en el mismo camino, pero no se puede renunciar a un propósito tan intensamente anhelado y largamente planeado. El desenlace es trepidante. Los últimos 20 minutos son de una tensión insoportable. El escalador enfrenta a un enemigo descomunal, sigiloso y quieto. La losa por la que tiene que trepar parece una trampa letal. Pero no solo debe superar la barrera natural, sino su propia inseguridad, y la presión inesperada de ser minuciosamente observado por un equipo de grabación, que puede robarle la concentración en un movimiento crucial. El desenlace es feliz. Alex acudió a la ceremonia de los Óscares y estuvo en el estrado con el crew que recibió el premio. Free Solo recuerda otros magníficos documentales deportivos como El hombre que descendió esquiando del Everest (The man who skied down Everest, 1975), Senna (Senna, 2010) e Icarus (Icarus, 2017).

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