Enrique Cisneros y el teatro contestatario

viernes, 15 de marzo de 2019 · 14:47
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Enrique Cisneros murió el pasado sábado 2 de marzo a la edad de 70 años. El llanero solitito, su nombre de batalla, emprendió una lucha, a través del teatro, para denunciar la represión y las injusticias que sufren los menos favorecidos del régimen. Cisneros estuvo presente en los movimientos políticos y sociales de México desde finales de los sesenta, y recorrió la República presentándose en la calle y en foros alternativos. En Sonora se le conoció desde principios de los setenta, apoyando los movimientos estudiantiles y populares, y las tomas de tierra, como lo señala Leonardo Richel. En 1973, estudiantes de teatro del INBA y de la Facultad de Literatura y Teatro de la UNAM tomaron el Foro Isabelino, en Sullivan 43 de la Ciudad de México, que era parte de las instalaciones de teatro de la UNAM. En ese tiempo, Héctor Azar era director en ambas instituciones y le llamaban “el zar del teatro”. La acción se debió a la prohibición de la obra Fantoche de Peter Weiss, que ahí se estaba presentando, y al autoritarismo del Centro Universitario de Teatro. A raíz de eso, se conformó el movimiento del Centro Libre de Experimentación Teatral Artística (CLETA), en el que participó Enrique Cisneros, el grupo Mascarones, Examen Tlatelolco con Claudio Obregón y Luisa Huertas, Los Nakos y grupos de colonias populares. Conformaron brigadas populares para recorrer la República mexicana y contactar a organizaciones de teatro contestatarias, y Enrique Cisneros invitó al Primer Encuentro Nacional de Teatro (convocado por CLETA) al grupo Zopilote, con el que participó en varios de sus trabajos en 1974, y a otros grupos más. El movimiento de CLETA participaba con “esqueches” en huelgas, manifestaciones, mítines y expresiones de oposición al régimen. El teatro era utilizado para concientizar, mostrando la realidad de una sociedad capitalista y explotadora. En esa misma época, El llanero solitito forma en Tepito el grupo Poca Madre, barrio en el que trabajó durante mucho tiempo, y coordinó las presentaciones de CLETA y grupos invitados para hacer teatro en los patios de las vecindades. Su activismo continuó, y en 1987 CLETA ocupa el Foro Abierto de la Casa del Lago hasta 1996, cuando fue demolido. El llanero solitito presentaba ahí sus espectáculos­ de denuncia y tenía gran afluencia de público. El problema era que ese espacio quedó bloqueado, por casi 10 años, para el desarrollo de otras manifestaciones artísticas de la población teatral. Enrique Cisneros dejó plasmado su trabajo en obras de teatro que él escribió y presentó: Pinches estudiantes, La represión infantil, Buscando al pueblo y ¡Ay calacas!. También fue fundador de periódicos, como El Chido y El Machete. Sus maestros fueron Sergio García, de La Candelaria; Enrique Buenaventura, del Teatro Experimental de Cali; Augusto Boal, del Teatro del Oprimido; y Luis Valdez, del teatro chicano. Su visión social y propagandística del teatro tomó elementos de sus maestros e hizo su propia versión. Con sentido del humor y valentía realizaba sus espectáculos, aunque la calidad no era la óptima, ya que consideraba que el objetivo era denunciar. Prevaleció la función política sobre la artística y su alcance fue grande. Enrique Cisneros estuvo 45 años recorriendo el país y algunos lugares de Latinoamérica, en cientos de funciones en espacios abiertos, siempre al lado de las luchas populares, en contra de la injusticia y la represión. En la historia del teatro en México y su vinculación con las batallas sociales siempre estará El llanero solitito, brincando en la memoria de estudiantes, campesinos, obreros, luchadores y transeúntes que alguna vez lo vieron actuar.  Este texto se publicó el 10 de marzo de 2019 en la edición 2210 de la revista Proceso.

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