'Regresa a mí”: una madre cegada por el amor

viernes, 22 de marzo de 2019 · 18:22
MONTERREY, NL. (apro).- Una madre está dispuesta a hacer lo que sea por su hijo. El amor la hace ignorar, como si no existieran, los errores más evidentes del retoño. Julia Roberts y Lucas Hedges conforman una dupla magnífica en Regresa a mí (Ben is back, 2018) un drama sobre el infierno de la dependencia a las drogas, y cómo el problema de las adicciones afecta a toda la familia, no sólo al enfermo. Dirigiendo a su prodigioso hijo, el guionista Peter Hedges consigue echar un vistazo fresco y estremecedor sobre un problema social que ha sido revisado hasta el infinito y en, prácticamente, todas sus variables. En esta ocasión, la mirada se concentra en la madre. Responsable, estoica y ejemplar que, sin embargo, tiene una terrible debilidad por el muchacho, adulto juvenil, convertido prácticamente en un despojo, por su propensión a consumir enervantes y su ineptitud para reformarse. Roberts recuerda sus mejores interpretaciones como la señora que, en su segundo matrimonio, tiene una vida resuelta, pero que debe lidiar con el problema constante de su muchacho que no sabe vivir sin ingerir sustancias restringidas. Un día, el chico que estaba recluido en un centro de rehabilitación, toca la puerta de la casa y explica que ya está limpio, que se ha regenerado, que el supervisor le ha permitido volver a casa. Un solo día le bastará al joven para poner de cabeza la vida de todos. Su permanencia en el hogar genera una constante tensión pues no ha podido obtener plenamente la confianza de sus padres. Lucas Hedges demuestra una inusual madurez histriónica, al interpretar a un toxicómano que dice hablar con verdades, aunque su mirada y su lenguaje corporal indiquen lo contrario. La mamá puede hacer muy poco para resistir el encanto de su muchacho atribulado. Ella es inteligente y sensible, pero prefiere engañarse y suponer que el muchacho ya se ha redireccionado, pese a que el corazón y todas las señales indican que aún esconde secretos, que no ha sido del todo veraz y que sus patrañas pueden provocar daño irreversible en el seno familiar. Aunque es un drama lento y de pocas acciones, el director consigue manejar a los actores de manera que generen una crispación permanente. Las emociones fluyen fuertes y sigilosas, como en torrentes subterráneos que explotan en el tercer acto, cuando el muchacho decide dar un salto al vacío, sin saber que su madre abnegada está a dispuesta a acompañarlo en su heroico, pero, al mismo tiempo, tonto intento de redención. La narrativa de Regresa a mí contiene temática familiar, pero sus alcances son para un público adolescente y adulto. Aunque ocurre en el día de la Navidad está muy lejos de ser una pieza fílmica con calidez. Es, en el sentido opuesto, fría, y presenta algunas situaciones que abren el debate sobre las obligaciones de una familia hacia un drogadicto, que no puede encontrar soluciones por sus propios medios. Es una película incómoda, interesante y muy emocional.

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