MONTERREY, N.L. (apro).- El Culpable (Den Skyldige, 2018) es un extraño drama concentrado en un personaje que se mueve en una sola locación. Y, pese a ello, fluye muy bien al crear una larga situación de suspenso, únicamente a través de diálogos y situaciones sugeridas.
La producción danesa recurre a elementos sencillos para crear una situación rutinaria que inesperadamente se convierte en una tensa búsqueda y una carrera contra el tiempo, en la que están en juego vidas humanas.
El policía Asger (Jakob Cedergren) es confinado al departamento de llamadas de auxilio de la corporación. Algo malo hizo que lo tiene degradado en ese lugar, donde su función es contestar llamadas telefónicas de gente que pide todo tipo de ayuda. Cuando está a punto de terminar su turno, se pone al habla una mujer desesperada que dice que está siendo secuestrada.
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Como --al parecer-- es él la única esperanza de la víctima, se interesa a un nivel personal en el intento por localizarla y rescatarla. Enfrentándose a la burocracia del sistema al que pertenece, utiliza sus propios métodos y contactos para emprender la búsqueda, que lo llevará a experimentar cambios vertiginosos de emociones y revelaciones. Su deseo de ayudar lo moverá a ir más allá del deber y la legalidad.
Gustav Möller escribe y dirige un inteligente thriller de secuestro que crece, se anuda y se resuelve en una anónima central de radio. Durante los 125 minutos de duración, la cámara nunca deja el recinto de dos oficinas comunicadas por un cristal transparente, donde los telefonistas canalizan las peticiones de apoyo.
Aunque el policía interactúa con vecinos de escritorio, la imagen nunca lo deja. Hay escasas tomas abiertas. Casi no hay de cuerpo entero, y la mayoría de los encuadres son shots medianos y close ups a su cabeza. En un recinto donde se reciben llamadas de gente en pánico, ellos deben hablar con serenidad para controlar con su voz la situación. La frialdad del trato y la crispación del momento se remarcan con la ausencia casi total de música incidental.
Asger se enfrenta con terribles dilemas y debe guiar a personas a través del teléfono para que encuentren la salvación, mientras sus compañeros, a su lado, tranquilamente desempeñan su función apaciblemente. Cuando quiere gritar de desesperación, se contiene- Y, a manera de catarsis, mecánicamente se despoja de la diadema telefónica.
Conforme avanzan los minutos y la situación llega al punto de la ruptura, se van revelando situaciones personales del agente que explican su vehemencia. Trata de enmendar, a través de esa respuesta de auxilio, graves situaciones de su pasado. Con pundonor se empeña en solucionar el conflicto, aunque puede resultar demasiado inocente para encontrar verdades ocultas, en un caso que es mucho más complicado de lo que supone.
El Culpable es una cinta tensa y astuta, con angustia bien manejada, y un giro espectacular en el desenlace.