'El arte de la alfarería en Oaxaca” en el Museo Amparo

martes, 7 de mayo de 2019 · 21:03
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El Museo Amparo en la Ciudad de Puebla presenta un programa de exposiciones de primer nivel desde hace ya muchos años. Actualmente se exhibe la excelente propuesta Barro y Fuego. El arte de la alfarería en Oaxaca. Las piezas seleccionadas revelan la excelencia y la necesidad de difundir de manera óptima el trabajo de 70 pueblos alfareros de Oaxaca, Puebla y Guerrero. La curaduría estuvo a cargo de Kythzia Barrera Suárez, Diego Mier y Terán y Eric Mindling. La investigación que respalda este proyecto ha sido presentada de manera óptima. Tanto la museografía como el guion curatorial ofrecen al visitante un acercamiento no solamente estético, sino cultural, histórico, social y ambiental, así como datos concisos sobre la alfarería utilitaria y la verdadera necesidad de conservar y continuar su legado. Valorar la sofisticación que encierra y la carga de sentido. Esta práctica, que desde hace cuatro milenios sigue vigente en los pueblos del sur de Mesoamérica, se confirma como una práctica viva que ha sido heredada y que es necesario valorar y contribuir para que continúe aportando su propia sabiduría. Dividida en cuatro partes, el recorrido que propone la visita de todo el universo que envuelve esta práctica: Cocina es la primera, donde destaca sus funciones especiales, la sabiduría del diseño, su utilidad, así como su adaptación a la materia prima, la técnica y sus funciones. Se explica cómo a la alfarería indígena se le considera como “suave” --que contrario a un defecto es lo contrario--, ya que su suavidad es ante todo el resultado de la consideración por una cocción baja, contaminación y bajo combustible, que permite que las piezas tengan una flexibilidad molecular que sea colocada al fuego sin que se quiebre. Se está hablando de un conocimiento y una sofisticación; el conocimiento del material ofrece equilibrio y fortaleza a las comunidades. En el segundo apartado se abordan los diferentes estilos de los pueblos distribuidos a lo largo del sur de México. En una comunidad podemos encontrar desde media docena hasta miles de alfareros, cada uno con su propio estilo, reconocible por cada región. El papel de la mujer es realmente fundamental en la producción de la alfarería, aunque también sea un oficio de hombres. La estabilidad que permite este oficio, desde la perspectiva económica, es que su venta se realiza en las diferentes comunidades cercanas, así como un trabajo local. La pluralidad de los diferentes alfareros ha permitido que las múltiples técnicas de cada pueblo y los diferentes diseños se hayan ido flexibilizando y adaptando. La tercera parte de la muestra corresponde a los procesos de producción, de 30 días de trabajo aproximadamente. La cuarta es una reflexión sobre la huella ligera y la genialidad de la cerámica suave --que además permite observar un balance entre su uso, su vida útil y el impacto ambiental de su creación y su eliminación--, formada por materiales locales y biodegradables. Por último, podemos conocer la austera tecnología, las herramientas, la materia prima y su reutilización (las cenizas como fertilizante, así como la posibilidad de que su erosión se vuelve a convertir en arena y barro, cerrando un ciclo que vuelve a empezar). Esto y más, sin duda, ofrece una visita garantizada para conocer uno de los tantos tesoros que nuestro país posee y que gracias a la voluntad de estos curadores ahora podemos disfrutar. Se presenta también un video complementario. En él se registra la investigación, las diferentes voces de los productores y la voluntad que impulsa a la comunicación y cooperación. El Museo Amparo está en la calle 2 Sur 708, Centro Histórico de la ciudad de Puebla, y la muestra permanecerá abierta al público hasta el 24 de junio.

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