'A los 13”, el musical
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cumplir 13 años representa un proceso transicional entre la niñez y la adolescencia que marca la vida futura. El bullying, la necesidad de aceptación y la de formar parte de una colectividad, son factores que complejizan este proceso ante el cual se está poco preparado, y que los usos y costumbres lo cargan con la violencia y la injusticia entre los adolescentes.
A los 13 es un musical escrito por Dan Elish y Robert Horn estrenado recientemente en el Teatro Libanés, bajo la dirección de Marco Antonio y Beto Torres. Muestra con humor, canto y baile, la historia de Evan, un niño, que a causa del divorcio de sus padres, se muda de Nueva York a un lugar pequeño en Indiana.
La dificultad de adaptarse y de hacer nuevos amigos se recrudece al intentar organizar una fiesta de cumpleaños “perfecta”; exigencia inculcada por la sociedad y la religión que en muchos niños provoca un alto grado de estrés. En la religión judía son los 13 los que se festejan realizando el ritual del Bar-Mitzvah y se equipara a la fiesta de 15 años, con la que se hace la presentación en sociedad del adolescente. Para lograr su objetivo acepta someterse a Brad, el chico popular y líder del grupo y cumplir sus deseos a costa de lo que sea, hasta de darles la espalda a sus nuevos amigos.
En el musical A los 13 –estrenado en Broadway en el 2008 con música y letra de Jason Robert Brown– el bullying también se ejerce en contra de un pequeño grupo de “frikis”, y tiene consecuencias graves –que pueden pasar desapercibidas– en la relación entre amigas: Kendra y Lucy rompen su amistad por querer ser novia de Brad, el buleador y más cotizado de la escuela, y Lucy es capaz de engañar y traicionar nuevamente a su amiga con tal de reconquistarlo. Al final hay una luz y todos cantan y bailan festivamente “Un nuevo tú”.
Es emocionante ver en el escenario a niños/adolescentes cuya edad gira alrededor de los 13 años. Su vitalidad se contagia, su energía dancística llena el espacio, y el humor provoca las risas constantes de los espectadores. Ellos son Dan Klip, interpretando a Evan, Jesusa Ochoa a Kendra, María Inés Villarreal a Patricia, Diego Enríquez a Archie, y Regina Alcalá a Lucy, junto con 11 cantantes y bailarines más.
La escenografía de Emilio Zurita resuelve los espacios que requiere la obra, y en un abrir y cerrar de puertas de lockers podemos ver los baños o una habitación, así como un cine o una cafetería. Coloca en un lugar elevado a la banda en vivo con la dirección musical de David Suzawa. La dinámica coreografía es responsabilidad de Gabriela Aldaz, y la producción corre a cargo de TF Producciones, Eugenia Leñero, Jesús Ochoa, Fernando Martínez y Yosi Bernstein.
A los 13 es un musical para todas las edades y llena un hueco entre el público adolescente que disfrutará compartir temas con los que se identifica.
Vivir los 13 es difícil, pero también son de gran aprendizaje. Y para que esto suceda realmente, es necesario resaltar que debe haber un cambio de comportamiento en los adolescentes que ejercen su poder sobre otros, como lo hacen Brad y su grupo; aquellos que los hacen sentir menos, que los obligan a traicionar a sus amigos y amigas, a pelear entre ellos y a rendirle pleitesía a los “populares”, que son apenas unos cuantos. A los 13 nos invita a completar la historia. Señala los obstáculos a los que se enfrenta la amistad, y con ánimo esperanzador reivindica la alegría de estar vivos.
Esta reseña se publicó el 9 de junio de 2019 en la edición 2223 de la revista Proceso