González Iñárritu: 'Todos los que hacemos cine estamos un poco locos”

miércoles, 25 de septiembre de 2019 · 21:41
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El director mexicano de cine Alejandro González Iñárritu, ganador de cuatro premios Oscar, rememoró sus retos, obstáculos y éxitos cinematográficos en una cátedra en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), debido a que la Máxima Casa de Estudios le otorgará mañana el título de Doctor Honoris Causa. El realizador, ante preguntas de la crítica de cine Fernanda Solórzano y estudiantes, recorrió su vida profesional, de locutor de radio a director comerciales, hasta saltar al cine. “Me encanta platicar con gente joven”, señaló y enseguida destacó que nunca estudió cine. “Fui autodidacta, tuve muy buenos mentores”, agregó. Subrayó que la música fue la influencia más importante, más que las propias películas: “La música es hoy para mí el arte predilecto, el arte más sublime. Es un arte espiritual. Siempre he dicho que los músicos se elevan, mientras que los cineastas nos arrastramos como cucarachas. En cambio, el cine inicia como una idea, de una nota musical, una platica de alguien, son imágenes disociadas en un principio, sensaciones, emociones, después viene la tarea tremenda, terrible, y casi imposible de traducirlas en palabras en una pagina, de bajar eso que vive en ti. La música se trasmite en una partitura y puede ser ejecutada e interpretada de una forma muy fiel”. Reveló que cuando realiza un filme, piensa en el público hasta el final. Además, aclara: “Decir que no te interesa el público, es una mentira. Yo no haría cine para mí , para verlo solo. Creo que creamos cine para los demás.” Recordó que desde la publicidad, el público no era el fin primario, “por eso me corrían siempre”. Relató que “técnicamente el cine no es un arte complicado, pero si no llegas a un set más preparado con todos, con una estrategia para bajar el conocimiento que traes y lo ejecutas bien, no sirve. El cine técnicamente es fácil y es extraordinariamente difícil. La batalla está dentro de uno mismo y eso no te lo pueden enseñar, quizá un mentor te lo señala o te lo saca, o te da la confianza para verlo”. González Iñárritu fue el primero que efectuó una serie filmada en cine de televisión, titulada Detrás del dinero, la realizó para Televisa: “Había una naturaleza en mí de iconoclasta, de atreverme a hacer lo que no sabia hacer”, platicó. Y reconoció que su maestro Ludwik Margules le creó la conciencia para ser director, “tuve una escuela”, enfatizó. Al preguntarle un estudiante ¿cómo se compromete su cine con este mundo?, explicó: “Al planeta no le va a pasar nada, lleva millones de años. Es la especie humana la que posiblemente sufrirá mucho. El cine está hecho de la vida, lo que sucede, nos preocupa, aterra, de lo que tenemos aversión u atracción. Llevo mucho trabajando un proyecto sobre este tema, bueno, es más bien observar el comportamiento humano que genera lo que esta generando. Es como interpreto yo el comportamiento humano que lleva a esta extinción. Estamos evadiendo el tema todos los días. Greta Thunberg me parece fascinante y sus palabras son las más sensatas, sencillas y claras. Como compromiso, cada quien lo puede hacer de manera personal, en mi caso es un tópico que me apasiona”. Compartió que cuando creo Amores Perros (2000), dejó el poder el Partido Revolucionario Institucional (PRI): “Entró el Partido Acción Nacional. Hubo como una especie de renovación o había una esperanza de que finalmente se habían roto los años del PRI. Eso fue interesante. Entró Vicente Fox. Tristemente teníamos muchas esperanzas en él, que no se cumplieron, pero había una renovación de esperanza. El internet estaba empezando de una forma un poco más poderosa. Lo que quiero decir es que la globalización empezaba a ser una realidad. “Después de haber hecho Amorres perros tenía dos alternativas: Poseía una casa productora muy exitosa y una casa en el bosque, la cual se encontraba cerca de mi trabajo. Pero no quería la vida de empresario y ya quería dedicarme al cine al 100%. Por otro lado siempre he sido una persona que está incomoda con lo cómodo. Cuando siento que ya abracé las cosas y ya de alguna forma las entendí, ya no me excitan tanto. Me pasó con la radio, ya no quise ser locutor. Lo mismo me pasó con la publicidad cuando estaba ahí creativo y ganando dinero. Me estaba llenando los bolsillos, pero me estaba vaciando el alma. Estaba muy deprimido y dejé de elaborar publicidad. Aunque también en la casa productora realizábamos cortos”. Amorres perros, dijo, tuvo una resonancia mediática importante “y de pronto me convertí en una figura pública y había una sensación de moverme a otro lado y retarme a mi mismo, no me quise quedar cómodo en mi propio territorio”. Fue un reto creativo filmar en Estados Unidos 21 gramos: “Decidí trabajar en Estados Unidos con el mismo equipo. Es importante señalar que el aspecto de la seguridad en México estaba bastante complicada en ese momento y yo era un target perfecto. Me reusé a vivir con guaruras. No podría vivir ni crear así. Fueron varios factores que me impulsaron a probar en otro país”. Del papel de Adriana Barraza en Babel, quien es una mexicana que cuida a unos niños, expresó: “Gracias a estas mujeres mexicanas que han dejado su pueblo, sus hijos, existe la liberación femenina en Estados Unidos. Es decir, la liberación femenina no se puede dar si no hubiese nanas latinoamericanas. El trato hacia ellas no ha cambiado, siendo una pieza fundamental dentro de la estructura social estadounidense, no se les ha reconocido a estas mujeres. Y la historia del personaje de Barraza retrata esta realidad imposible de una persona que posee esa responsabilidad social de cuidar a unos pequeños a cuidar como si fuera un familiar y finalmente no goza de ningún derecho como ciudadano, de nada. En Babel ante los ojos de unos niños los prejuicios de estadounidense desparecen”. Ante las responsabilidades y el compromiso de rodar, acentuó: “Si creo que efectuar una película es un trabajo un poco de medio dementes.  Si creo que hay un poco de locura y lo digo enserio. Todos los que hacemos cine estamos un poco locos. Implica una cantidad de riesgo en tomas y lo demás”.

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