James Turrell: Tecnología, misticismo, espectáculo

jueves, 16 de enero de 2020 · 10:27
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con una experiencia museística diseñada –y amablemente dirigida por el personal del museo– para que el público sobrevalore la importancia de la exposición, el Museo Jumex, en la Ciudad de México, presenta una muestra del artista estadunidense James Turrell que enfatiza la identidad de su obra como un sofisticado y atractivo espectáculo tecnológico. Perteneciente a la generación de artistas que a finales de los sesenta del siglo XX impulsaron el movimiento Light and Space (Arte lumínico y espacial) en el Sur de California, James Turrell (Pasadena, California, 1943), a diferencia de otros pioneros lumínicos como Douglas Wheeler, Larry Bell e inclusive Robert Irwin, ha destacado notoriamente en el escenario museístico y comercial de circulación internacional no sólo con exhibiciones sino, también, con encargos para realizar instalaciones de presencia permanente o efímera. Derivado del pensamiento minimalista, el movimiento Light and Space se desarrolló en el contexto de la escena artística de la Ciudad de Los Ángeles con prácticas que fusionaron y expandieron la bidimensión con la tridimensión, a partir de materiales sintéticos y procesos tecnológicos que, a través de la expresividad del color, enfatizaron las posibilidades visuales, psicológicas y simbólicas que tiene la luz cuando se trabaja como sujeto, objeto y tema de una representación. Exitosamente seductoras por la fusión de luz, transparencia, materia, color y espacialidad, las propuestas del movimiento Light and Space configuraron objetos y experiencias lumínicas que retaban y alteraban el estereotipo de la realidad visible. Intangible al tacto y sin embargo extrañamente tangible a la mirada, la luz se convirtió en un protagonista contundente y objetual que no sólo evidenció el delgado límite que existe entre la construcción de la realidad y su percepción, sino que también otorgó a las obras significados vinculados con referencias espirituales, místicas y rituales. Diseñada por el equipo curatorial del Museo Jumex –Kit Hammonds y Adriana Kuri–, la exposición James Turrell. Pasajes de luz, presenta una selección de distintas disciplinas que ha trabajado el artista desde la década de los sesenta hasta 2019: instalaciones lumínicas, obra gráfica, hologramas, maquetas escultóricas, y una ambientación inmersiva que, perteneciente a la serie de Ganzfelds –percepción visual de ausencia de límites espaciales–, se promueve mercadológicamente como la pieza más sobresaliente de la exposición con un precio especial de 100 pesos y una entrada restringida a sólo cinco personas en periodos de seis minutos. Organizada en procesos tecnológicos de efectos lumínicos que reinterpreta el artista permanentemente –Projection pieces, Shallow space constructions, Wedgeworks, Tall Glass/Wide glass series, Ganzfelds, los proyectos Roden Crater, Prints y Holograms, entre otros–, su obra se extiende desde los sesenta hasta la actualidad manteniendo estructuras visuales que sólo cambian en su título y diseño cromático. Aun cuando faltan interpretaciones de sus atractivas series Veils (velos), Skylights (Luces del cielo) y Skyspaces (Espacios celestiales), la exposición del Museo Jumex permite conocer la propuesta de una artista de fama global que ha logrado convertir la luz en un ente de percepción material. Apoyada en el color o en efectos lumínicos que aparentan ser imágenes con una estructura específica, la luz en la obra de Turrell provoca sensaciones que oscilan entre la curiosidad, la contemplación y el aburrimiento. Sugerentes por la posibilidad de percibir la relación tiempo-espacio a través de la lentitud de los cambios cromáticos, y cuestionables por la referencia conceptual a obras de artistas como Dough Wheeler, entre las piezas exhibidas destacan las excelentes gráficas que, sin tanto espectáculo, logran atrapar el misterio de la luz y la oscuridad. Este texto se publicó el 12 de enero de 2020 en la edición 2254 de la revista Proceso

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