Cuarenta años del Tianguis del Chopo

domingo, 4 de octubre de 2020 · 21:01
No surgió por generación espontánea, sino por una labor tenaz del promotor Jorge Pantoja para abrirle cancha al rock mexicano, vetado desde el Festival de Avándaro en 1971. Gracias a su proyecto con escaso apoyo humano y económico, el mundialmente famoso Tianguis Cultural del Chopo nació hace cuatro décadas, un sábado 4 de octubre de 1980, en el recién remodelado Museo Universitario del Chopo (UNAM), como rememora su creador en este artículo escrito para Proceso.  El 4 de octubre se cumplen 40 años del Tianguis del Chopo y la pregunta que se me hace es reiterada: ¿por qué crees que ha durado tanto tiempo? La respuesta es sencilla: porque no era un evento aislado; formaba parte de un proyecto que se inició la primera semana de 1980, y la intención fue darle vida a un galerón casi vacío que la UNAM tenía bajo su custodia desde 1975 (y que en décadas anteriores albergó al Museo Nacional de Historia Natural, con todo un esqueleto de un dinosaurio Diplodocus). A finales de 1979 se nombró a la escritora poblana Ángeles Mastretta directora del Museo Universitario del Chopo, de notoria participación en el movimiento feminista. Gracias a una entrevista que le hice para la Gaceta UNAM, donde yo reporteaba, ella me invitó a su proyecto con interés de atender al público infantil y artistas independientes. Bajo el lema “El dinosaurio ya no está en el Chopo, ahora el Chopo es un museo vivo”, empezamos a trabajar en la primera semana de 1980 con un programa de difusión del rock mexicano. Nuestro equipo eran dos técnicos de museografía y otros dos de audio; el resto del personal: pocos vigilantes y de intendencia. El primer jueves de febrero de aquel año inicié el ciclo de conciertos Rock desde Acá, con el grupo Naftalina, de Federico Arana. En mayo se convocó al Primer Concurso de Composición “El Rock del Chopo”, con participación de 54 conjuntos, resultando ganador el grupo de Guillermo Briseño. El certamen contó con un jurado integrado por Juan Villoro, Víctor Roura y Óscar Sarquiz (también Julio Estrada, quien sólo asistió a una eliminatoria y calificó a todos los participantes con puros ceros). El novelista y cronista de la onda José Agustín escribió el texto para la exposición de Portadas de Discos. De manera paralela a los conciertos y exposiciones, tuvieron lugar los Talleres Libres, resaltando uno que impartía la cantante y crítica de rock Delia Martínez. Los sábados, Bertha Hiriart reunía a más de 50 feministas con su taller Cuerpo y Política. Los Hermanos Rincón, Chinchilete, Perico el Payaso Loco, Qué Payasos y otros retacaban el graderío con un entusiasta público infantil. En aquel caldo de cultivo, mi hermano anticuario Antonio me propuso abrir un espacio donde los coleccionistas de acetatos LP intercambiaran materiales: la Primera Feria de Publicaciones y Discos, inscribiéndose sellos independientes como Discos Fotón (del entonces PSUM), Nueva Cultura Latinoamericana (de Julio Solórzano Foppa), Nueva Voz Latinoamericana (donde grababa Ángela Martínez, del grupo TNT) y Discos Pueblo; además de las ediciones de libros y discos de la UNAM, IPN e INAH, así como rockeros de coraza, en especial el fallecido editor y melómano Jesús Muñoz Muni. El objetivo fue motivar el trueque; tal intercambio convirtió a esa Feria de Libros y Discos en el popular y autogestivo Tianguis del Chopo. A pocas semanas se dio una selección darwiniana, ya que los géneros que no tuvieron mucha demanda se fueron retirando, dejando como amo y señor al rock dentro del recinto. Carlos Monsiváis, en su libro El Ritual del Caos, afirmó erróneamente que el Tianguis nació en la banqueta del Museo del Chopo. Un caso más grave de desinformación fue el de Enrique Arteaga, jefe del departamento de difusión del Museo del Chopo, quien en una entrevista en el programa de TV Leyenda Urbana dijo que el museo tiene un perfil contemporáneo y alternativo “gracias a que las autoridades del Museo del Chopo en 1980 dejaron entrar en sus instalaciones al Tianguis de Rock”. La estafeta fue retomada por el muralista Arnold Belkin (Calgary, 1930-Ciudad de México, 1992), al frente del museo de 1983 a 1985, popularizando en el Foro del Dinosaurio el Movimiento de Rock Rupestre liderado por Rockdrigo González, y abriendo la librería Marginalia. Durante esos primeros tiempos, para coordinar y cuidar al tianguis me ayudaron mis hermanos Antonio, Eduardo y Jesús. En torno al proyecto se comenzó a formar una comunidad de intercambios integrada por músicos, periodistas, críticos, productores, promotores de rock, fans, diseñadores, pintores, reseñistas y un sinfín de personajes que han seguido al tianguis religiosamente cada sábado en su eventual trashumancia; primero, afuerita de la antigua calle del Chopo (Enrique González Martínez #10), cuando a finales de 1982 los trabajadores del STUNAM en el museo me demandaron con un acta administrativa por tanto ajetreo que les causaba el tianguis dentro del edificio. En agosto de 1985, la delegación Cuauhtémoc nos echó de sus rejas. Desde luego, ha sido fundamental el papel del comité, mismo que ha defendido ante las autoridades locales tan memorable espacio de parafernalia rocanrolera, ubicado ahora en Buenavista. ¡Larga vida al Tianguis del Chopo! Este texto forma parte del número 2291 de la edición impresa de Proceso, publicado el 27 de septiembre de 2020 y cuya versión digitalizada puedes adquirir aquí

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