Evocación de Rubén Ortiz y su famosa 'Zamba del Che”

martes, 21 de julio de 2020 · 20:59
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con cariño y tristeza, pero al mismo tiempo resaltando su personalidad alegre y gran humor, el músico Héctor Sánchez Campero evoca --desde Barcelona-- a su colega y compañero en el grupo Los Folkloristas, Rubén Ortiz Fernández, quien falleció el lunes 20. La noticia fue dada a conocer por la compositora Gabriela Ortiz, Premio Nacional de Artes y Literatura 2016, hija del músico nacido en el barrio de Mixcoac, en la Ciudad de México, en 1933, y autor de la famosa canción Zamba del Che, “pieza icónica de los años sesenta y setenta del siglo XX, y que formó parte del repertorio del cantante chileno Víctor Jara, quien la llevó a la fama a nivel mundial”. https://youtu.be/gALdDksnxm8 Así lo informó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de un comunicado, en el que recordó que Ortiz realizó estudios de Arquitectura en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y luego obtuvo una beca de especialización en el Instituto de Urbanismo de París, Francia. Fue al volver a México cuando creó el grupo que tiene ya más de 50 años de existencia. A través del chat en WhatsApp de una comunidad de amigos músicos, Fernando Morán, vocero del grupo Tribu, relata desde California, Estados Unidos, parte de la historia de la Zamba del Che, de la que dice “es la canción más conocida a nivel internacional” de la nueva canción mexicana: “Posterior a la muerte de Ernesto Che Guevara en Bolivia, en 1967, el músico Rubén Ortiz, integrante en ese entonces del grupo Los Folkloristas, compone esta canción en un ritmo de zamba argentina”. El sello discográfico “Le Chant du Monde” editó un disco con música folklórica latinoamericana donde incluyó la canción. Sigue Morán y cuenta que en 1969 la Discoteca del Cantar Popular editó su tercer título “Pongo en tus manos abiertas”, en el que Jara incluyó ‘Juan sin tierra’, de Jorge Saldaña, y ‘Zamba del Che’. En 1971, Disco Rebelde editó en Cuba “Hasta la victoria Siempre”, que es “casi una copia exacta del anterior” e incluye también la canción de Ortiz. El disco se volvió conocido porque en su portada tiene la famosa fotografía del Che, de Alberto Korda. “A partir de la publicación del disco ‘Pongo en tus manos abiertas’, Rubén Ortiz y Víctor Jara mantienen una relación epistolar y es Rubén Ortiz quien viaja a Chile, en 1971, en donde conoce personalmente a Víctor Jara, quien devolverá la visita ese mismo año para realizar una serie de presentaciones en México…”. Durante su época en el IPN un amigo común presentó a Rubén Ortiz con Héctor Sánchez Campero , quien estaba en la misma escuela, pero no por los intereses comunes en arquitectura, sino en la música: “Yo tenía muchos años dedicándome al folclor y empezaban Los Folkloristas”. Así se incorporó al grupo y “cada uno aportaba lo que sabía hacer, dábamos conciertos, viajábamos, y seguimos en este apostolado que es la música”. Con pesar por su muerte lo evoca, no sin antes preguntar tras un suspiro: “¿Qué le digo? Son cincuenta años de convivir con la música y son muchísimas cosas las que nos unieron, nos tratamos, jugamos, cantamos, viajamos. ¡Cuántas cosas no hicimos juntos con el grupo! La verdad es mucha la tristeza porque siempre fuimos muy cercanos. Él fue una persona muy entusiasta, una persona instruida, con un gusto musical profundo, y con gracia, siempre haciendo chistes inteligentes, nos mantenía muy a gusto. “…Se nos acabó con su partida. Me quedo con su sonrisa, su alegría, su fuerza y su chiste inteligente”. En el comunicado del INBA, el compositor de ‘Tierra Mestiza’, Gerardo Támez, integrante y fundador de Los Folkloristas, en 1966, junto con Ortiz, René Villanueva, Alejandro Ávila, Salvador El Negro Ojeda y María Elena Torres, contó que conoció a Rubén a los 18 años, quien se interesaba por las obras clásicas: “Él fue de los promotores para que yo entrara a Los Folkloristas, y aunque no fue mi maestro formal me enseñó muchas cosas”. En marzo de 2008, entrevistado por Mario Casasús, para El Clarín de Chile, Rubén Ortiz respondió a la pregunta de cómo un arquitecto se involucró en la creación de un grupo folklórico: “Siempre quise ser músico y en la casa me decían que era mejor estudiar arquitectura, ingeniería o leyes, porque los músicos son muy borrachos; entré al Instituto Politécnico Nacional sin saber a ciencia cierta qué quería estudiar, afortunadamente elegí arquitectura, porque es una disciplina vinculada con las artes”.

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