MONTERREY, NL (apro).- A través de la poética de Pixar, ‘Soul’ (Soul, 2020) confronta al ser humano con las cuestiones que parece desconocer y que son las que genuinamente le endulzan el alma: cómo es alimentado el espíritu y cómo el individuo debe enfocarse en lo que importa de esta vida.

Mediante una compleja trama, que milagrosamente consigue aterrizar para la completa comprensión, el genio director y guionista Pete Docter explora los mecanismos que hay pecho adentro, el soplo divino que anima la creatividad y la sensibilidad, que hacen que florezca la espiritualidad en los seres humanos.

Lo que hizo con ‘Intensa-Mente’ (Inside Out, 2015), en la que interpretó el fundamento de las emociones, Docter ahora lo repite, con la misma fórmula, pero concentrado en el alma. De acuerdo con esta lógica, esquematizada con seres amistosos de la preexistencia, cada persona recibe antes de nacer las cualidades con las que llega a esta tierra, en particular la que se refiere a la chispa, el disfrute de la vida misma.

Aunque el planteamiento suena complicado, no lo es. Pixar hace lo que parece imposible: se supera. La cinta animada y de corte familiar sigue a Joe (voz de Jamie Foxx), un músico de color que ha perdido la pasión por lo que es su verdadera vocación. Para reencontrarla tiene que emprender un viaje al más allá, en varias idas y vueltas, y en diversas representaciones corpóreas.

En ese lugar, al que va espiritualmente, mientras su cuerpo permanece en la tierra, Joe comienza a adentrarse en el verdadero significado del ser. Lo suyo es la música del jazz, en la que encuentra el verdadero sabor de la vida. Sin embargo, la cotidianidad lo ha alejado de ese gran gusto, para convertirlo en un burócrata de la música, que termina por enseñar sin entusiasmo.

Hasta que se aleja un poco de sí mismo, puede saber que, más allá de la sensorialidad, cada instante está lleno de pequeños detalles que deben ser apreciados y disfrutados. La rapidez de los acontecimientos hace que se extravíe el enfoque de lo realmente trascendente y que el sujeto se concentre en cumplir con sus rutinas diarias, dejando pasar lo que le da un sentido emocional a la existencia.

Todo aquí es un triunfo de la imaginación, que consigue presentar, mediante una exposición didáctica, cómo son los intersticios de lo que las personas llaman el alma.

Las imágenes son exquisitas, firma de la casa. Y la original música de Trent Reznor y Atticus Ross, le dan al film una firma singularísima y maravillosa, con espléndidos acordes de jazz.

La trama, si bien es accesible, es también abstracta, y difícilmente podrá ser comprendida por menores de 12 años.

‘Soul’ es una aventura del corazón, que elogia la creatividad y propone que el arte es un trabajo como cualquier otro, que deben ejercer quienes sienten su llamado, aunque sea miserablemente retribuido.

Es un placentero viaje al interior del alma.