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“Madres Paralelas”: laberinto de emociones

Apegado a sus viejas costumbres, Almodóvar escribe esta pieza cargada de solemnidad, con humor ausente e inmersa en un contexto sensible para la sociedad española, como es la búsqueda permanente de desaparecidos durante el oscuro período de la Guerra Civil.
viernes, 17 de diciembre de 2021 · 09:43

MONTERREY, N. L., (apro).- Pedro Almodóvar vuelve a sus manías de gran fabulador con Madres Paralelas (Madres Paralelas, 2021), una historia truculenta en la que prevalecen sus constantes de mujeres protagónicas, escenografía teatralizada, un misterio, el sexo como motivador y el toque mágico de la dirección impecable.

Apegado a sus viejas costumbres, el manchego escribe esta pieza cargada de solemnidad, con humor ausente e inmersa en un contexto sensible para la sociedad española, como es la búsqueda permanente de desaparecidos durante el oscuro período de la Guerra Civil. Aunque la referencia es sobre los muertos durante el franquismo, el tema de las ejecuciones extrajudiciales es universal y permea a los públicos de cualquier latitud.

Janis (Penélope Cruz) y Ana (Milena Smit) se encuentran por accidente en la habitación de un hospital, a punto de dar a luz. Las dos han tenido embarazos involuntarios, de padres ausentes, pero se reconfortan para lo que sigue. Ese breve intercambio les trastocará la vida para siempre, al ocurrir una inesperada situación que las lleva a un estado de adversidad y confusión emocional.

Como siempre, la escena está dominada por mujeres en conflicto. Patricia Highsmith le ha dado un pequeño empujón a la creatividad de Almodóvar, que presenta una trama que es, al mismo tiempo, genial y tremebunda. Janis ha encauzado su vida para los cuidados de su pequeña hija. Se da tiempo para desempeñarse como fotógrafa comercial de profesión y para buscar a su abuelo, desaparecido décadas atrás, luego de un trágico episodio, y a quien la familia ha buscado durante años en las fosas comunes que se han ido descubriendo en territorio ibérico.

Asediada por ese compromiso con la genealogía, siente que algo no va bien con su vida personal. El instinto maternal le envía señales que no puede ignorar, hasta que una indagatoria propia hace que su vida de un giro impensado y desolador, que se relaciona directamente con Ana, que ha tenido una pérdida reciente, que la tiene sumida en una severa depresión.

Penélope está en su punto mejor de madurez como intérprete. Almodóvar le sienta muy bien y la hace que extraiga lo mejor de su talento. Cercana a los 50, ya dejó de ser la chica sexy y, aunque aún mantiene su belleza mediterránea, conserva, sobre todo, los rasgos histriónicos de las mejores enseñanzas de su mentor. Janis queda atrapada en un dilema angustioso, pues de ella depende mantener su integridad como persona o traicionarse con una omisión, para mantener intacta la estructura de su hogar.

La cámara, con tomas cerradas y close ups, desnuda las almas. Las caras de las mujeres llenan la pantalla y están obligadas a decir la verdad, como en un confesionario, aún a costa de su dolor. Janis tienen una transformación repentina cuando queda completamente expuesta y debe expresar la información que ha conservado. La dama que está en control y ha podido ocultar su histeria, se derrumba al ver su mundo colapsado. Siente que ha hecho merecedora de un castigo severo, por guardar silencio. Con un toque sádico, la toma la sigue en los momentos de la más amarga desventura para hacerla que expíe la falta con lágrimas.

El epílogo es largo. Almodóvar deja de lado el conflicto inicial y se ocupa en hacer un pronunciamiento político, como si armara un cortometraje de homenaje a los ausentes. Al involucrar a un organismo internacional en la trama y presentar el saldo de la búsqueda en la fosa clandestina, deja su rubrica sobre el compromiso que tiene el mundo con la causa de las desapariciones forzadas. Pero también llama al Gobierno a ajustar cuentas con centenares de familias que aún sufren por una herida que no ha cicatrizado.

Aunque su público es adulto, se dirige también a las nuevas generaciones para que se involucren en el rescate de la memoria histórica y dejen de lado la indiferencia.

El realizador, con su pluma virtuosa se da la habilidad para enlazar las dos historias, al hacer que sus personajes encuentren la paz, a través del enfrentamiento con la verdad, por dolorosa que sea. Al final, la honestidad debe recibir un premio.

Madres Paralelas es otra obra maestra de Pedro Almodóvar.

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