Teatro

“Ponche con piquete para reír”

La propuesta de Minerva Valenzuela con Ponche con piquete (o cómo convertir tu posada en orgía) coloca en medio del escenario al mismísimo Dios convertido en director de teatro, en un director que realiza audiciones para hacer una pastorela.
martes, 28 de diciembre de 2021 · 10:16

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En época de brindis y pastorelas, el teatro también está presente, y ahora, por fortuna, de una manera crítica, donde la tradicional pastorela es apenas el punto de partida para reír a gusto. La propuesta de Minerva Valenzuela con Ponche con piquete (o cómo convertir tu posada en orgía) coloca en medio del escenario al mismísimo Dios convertido en director de teatro, en un director que realiza audiciones para hacer una pastorela.

Invita a Blanca Loaria y a Andrés Carreño, acompañados de la música en vivo de Fores Basura, para burlarse del sistema jerárquico y del poder del director, de las formas abusivas de trabajo y de la posibilidad de un hasta aquí. A través de la improvisación y la risa, donde parece que no es tan grave y sólo queda reír, realizan una crítica aguda.

A las pastorelas y los festejos navideños los han acompañado con esta visión rebelde a través del cabaret. Jesusa Rodríguez en su momento, Pachecas a Belén de Perla Loreta Hayworth y Fragancia Tixou, los Antinavideños del Teatro la Capilla y otros más, convierten la tradición en un medio humorístico que no está conforme con el orden establecido.

Ponche con piquete es un espectáculo cabaretero realizado de manera rústica que se arraiga en los personajes que construyen. Minerva Valenzuela es Jesús, que se cree galán y conquistador, respaldado por la posición prominente que le otorga la religión y el ser quien convoca a la audición para seleccionar actores. También es la seductora María Magdalena, de la que sólo aparece, tras una puerta, una bota roja de charol y un guante negro con anillo. Blanca Loaria es un hada que quiere ser la estrella de Belén y utiliza los polvos mágicos de su varita para sus intereses. Tiene un carácter belicoso con el que se inconforma y protesta. Andrés Carreño caracteriza a un joven inocente que confunde la audición con un lugar donde le darán sus utensilios de trabajo y se ve intimidado, apantallado y acosado por el director. La situación evoluciona y los personajes se rebelan para que las cosas cambien. Andrés Carreño sobresale con su presencia escénica e inventiva, en particular en su canción alburera del tamal en la que juega con el doble sentido, provocando las carcajadas del público. Fores Basura interviene en la musicalización con instrumentos, reciclando materiales, y su interpretación es irregular y un tanto débil.

El público se integra fácilmente al espectáculo y participa activamente, sobre todo en el intermedio, en el que ofrecen a los espectadores ponche con o sin piquete –o sólo piquete–, donde improvisan e intercambian dobles sentidos.

En Ponche con piquete juegan con el público, el cual se alegra de que se burlen de las estructuras verticales y machistas en las prácticas del mundo del teatro, parafraseando los roles de las pastorelas. Los personajes se atraen y se repelen indistintamente, sean hombres, mujeres, trans, reivindicando la libertad sexual.

Minerva Valenzuela, la-del-cabaret, estructura una propuesta original y divertida, con buen ritmo e ingeniosas ideas. Ella concluye así su residencia en el Foro Shakespeare donde todos los lunes desde mayo hasta el último de diciembre, ha presentando distintos espectáculos. Es cortita la vida, ¡Lotería! quién se la va a sacar y Los caballeros las prefieren presas, son algunos de ellos.

Ponche con piquete es una propuesta de cabaret divertida y crítica; refrescante y vital, en estas fechas en las que todos nos preguntamos qué de bueno tuvo el año.

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