Cultura

Abren la exposición Vicente Guerrero, héroe libertador de México

Como parte del homenaje que le rinde el gobierno a Vicente Guerrero, a 190 años de su muerto, el INAH organizó la exposición itinerante "Vicente Guerrero, héroe libertador de México", en el majestuoso exconvento de Cuilápam, en Oaxaca.
domingo, 14 de febrero de 2021 · 23:19

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Este domingo se cumplen 190 años del asesinato del insurgente, militar y político Vicente Guerrero, primer presidente afromestizo de México, nacido el 9 de agosto de 1782 en Tixtla, hoy estado de Guerrero.

Como parte del homenaje que le rinde el gobierno, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) organizó la exposición itinerante Vicente Guerrero, héroe libertador de México, en el majestuoso exconvento dominico de Cuilápam, en Oaxaca, donde fue ejecutado el 14 de febrero de 1831, luego de haber sido aprehendido “con vileza” el 10 de enero de ese año.

Curador de la muestra, el historiador Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia -ubicado en el Castillo de Chapultepec-, explicó vía telefónica que no se incluyen piezas. Se trata de imágenes en alta resolución montadas en grandes paneles, acompañadas de diez breves textos muy didácticos, que dan cuenta de la vida y legado del insurgente, de quien destaca dos aspectos:

Considera primero que, junto con José María Morelos, fue la semilla más fuerte “de un fenómeno político militar que atraviesa todo el siglo XIX hasta la Revolución, y quizá más adelante, que es el caudillismo”.

Y, en segundo término, su tenacidad en la lucha por la libertad “que tuvo en mente el modelo de una república federal”. Indica que fue un antecedente muy claro del modelo que rigió después del siglo XVII y no en balde la revolución de Ayutla --que derrota a Antonio López de Santa Anna hasta llevar al poder a Benito Juárez y los liberales, y permite promulgar las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857--, fue encabezada por Juan Álvarez, quien fue gente de Vicente Guerrero.

Luego de una introducción en la cual de relata desde su origen: “nació en el corazón de la Sierra del Sur, en un ángulo de la enorme intendencia de México: el tranquilo pueblo de Tixtla. Fue bautizado el 10 de agosto de 1782. Se llamó Vicente Ramón Guerrero Saldaña”, los paneles desarrollan diversos temas: Lucha por la libertad y la Independencia, La imagen del caudillo, Caudillo con luz propia, Eclipse, Inteligencia militar, El último tramo del Virreinato, Difícil comienzo, Presidente, Último aliento y Legado.

Las imágenes, además de mapas, litografías de la región donde nació, banderas, incluyen obras en las cuales ha sido retratado.

Se muestra El Abrazo de Acatempam, litografía de 1870 de Santiago Hernández,  el óleo sobre tela de Anacleto Escutia (1850), perteneciente a la colección del Museo Nacional de Historia y su casaca roja con azul marino bordada.

Además, la imagen de un sable dorado con vaina del siglo XIX. Si bien no es la que le perteneció. La atribuida a Guerrero es de un metal grisáceo, manchado por el tiempo que se cuenta tiene la leyenda: “No me saques sin razón, ni me envaines sin honor”.

Su valor, su lema

En los textos se describe cómo fue Guerrero, de quien las representaciones plásticas olvidaron su origen afromestizo y comenzaron a afinar sus rasgos y blanquear el tono de su piel. Y es hasta ahora (luego de años de lucha de las comunidades afrodescendientes por su reconocimiento), que se subraya esa herencia, que se llamó un tiempo “tercera raíz” y que en realidad poseen la inmensa mayoría de mexicanos:

“Sabemos que medía 1.66 metros, de enorme fortaleza física. También, como muchos habitantes de la región, que por sus venas correría sangre indígena y africana. Es muy probable, además, que hablara náhuatl y tal vez tlapaneco; sin duda debió entenderse con los mixtecos del rumbo de Oaxaca y Puebla”.

Guerrero trabajaba en lo que producía la tierra y comerciaba sus productos en dichas ciudades. Así encontró su destino. Lo narra en la cédula Rueda Smithers, con auténtica épica:

“La oportunidad de comercio lo relacionó con los prósperos hacendados Galeana, de la Costa Grande. Valientes, respetados, trabajadores. También estaban atentos a los sucesos políticos. Un día cualquiera de noviembre de 1810, del otro lado del Río Balsas, por el rumbo de la Tierra Caliente de Michoacán, un grupo pequeño de jinetes encabezados por el cura de Carácuaro, José María Morelos, se acercó a los Galeana.

"El cura tenía una encomienda: llevar la guerra contra el mal gobierno al sur y tomar el fuerte de Acapulco. No lo sabían, pero entonces se abrió una puerta de la historia que recorrerá la ruta del combatiente, desde Tierra Caliente, en la costa de Michoacán, hasta la sierra Mixteca, en Oaxaca”.

Las fichas van narrando el desarrollo de la guerra y su participación. No faltan los momentos en los que la historia oficial ha puesto acento. Como cuando tras la muerte de José María Morelos el movimiento insurgente parecía decrecer y era hostilizado por las fuerzas realistas. El gobierno se le acercó a negociar:

“Tal fue el escenario de la acción que le dio mayor fama: era 1817. Por disposición del virrey Apodaca, se le ofreció el perdón con ventajas económicas. Su padre, Pedro Guerrero, quiso convencerlo de aceptar la oferta gubernamental. La decisión fue solemne y semilla de la lealtad futura. Cuenta la crónica que el caudillo dijo: ‘Compañeros ¿Veis a este anciano respetable? Es mi padre, viene a ofrecerme empleos y recompensas a nombre de los españoles. Yo he respetado siempre a mi padre, pero mi Patria es primero”.

El historiador anticipó a Proceso que la exposición será itinerante, luego de estar en Tixtla, se busca haga el recorrido que el propio Guerrero realizó desde Tierra Caliente en Michoacán hasta su muerte en Oaxaca. En tanto puede visitarse virtualmente en la plataforma https://contigoenladistancia.cultura.gob.mx/

Para la ceremonia inaugural y conmemorativa del aniversario luctuoso de Guerrero, se realizó una ceremonia con el presidente Andrés Manuel López Obrador y como invitado el defensor de los derechos de los afrodescendientes Martin Luther King III.

Comentarios